domingo, 30 de diciembre de 2018


EL WATAQ
Sabían que el Wataq es el dueño del tiempo?
Es un abuelo abuelísimo que vive con los doce meses en el interior de los cerros donde guarda sus tesoros.
Sus ojos son de fuego, son de agua, son de viento.
Rojos como las brasas son, grises con el color de la lluvia, de la tierra que se levanta en torbellino, que gira en espiral.
En su mano derecha sostiene una vara de chonta con puño de plata labrada.
Hay doce varayoq o alcaldes que tienen doce varas delgadas y doce hondas de flores. Doce alcaldes que salen de los cerros cada año, a medianoche, con cuatro doncellas que son las estaciones.
Ellas visten polleras adornadas con grecas, camisas de cuello alto, casacas de fina castilla y cintas de colores en sus monteras.
Todos bailan. Cada doncella con sus tres alcaldes.
El Wataq amarra en su puño sus hondas de flores.
Cada mes suelta una honda y un alcalde se va con su doncella, hasta dejarlo solo.
Así es el Wataq,  señor del tiempo.

ALCALDES NUEVOS
La historia del Wataq siempre me pareció poética. Ahora con mayor razón en que la corrupción es como una marea que alcanza a medio mundo. Antes, ser autoridad era un honor. Habría que preguntar en qué arruga del espacio se quedaron los valores éticos que distinguían a esos líderes civiles. Lástima que se pierdan. Ojalá vuelvan  hoy, para ser ejemplo.
En algunas comunidades como las de Paucartambo, Qosqo, donde se comienza el año eligiendo un nuevo alcalde. Una flor representa un voto para ese acto cívico que data de los finales del siglo XVI cuando el  Varayoq surge como equilibrador de dos mundos diferentes. No sé si el color y la forma tienen algún significado. Pero el número de flores que van cayendo en una manta representa la voluntad de los votantes que confían en su candidato.

Al filo del Año viejo y del Año Nuevo las comunidades andinas más alejadas se retiran a sus viviendas para elegir al día siguiente a su Varayoq. Ellos llevan una vara de mando como parte de las atribuciones que fueron dadas a sus antepasados por Francisco Toledo.

Imagen relacionadaEste virrey creó el honroso cargo mediante una Ordenanza para manejar el mundo andino. La elección se lleva a cabo en muchas comunidades, según me contó Jorge Núñez del Prado. Los candidatos eligen una flor que los represente –qantu, aranwa, achankaray, etc.-. Cada flor es un voto y los votantes, que la han identificado de antemano, llevan la suya y la colocan discretamente sobre una manta que es como una urna textil. Al ponerse la última se hace el conteo y el que logra una mayor cantidad de flores es el ganador. Si bien resulta bastante singular una elección con flores se debe a la comodidad. Las flores crecen en campos y collados y se descartan después.
Los alcaldes salientes entran después a la iglesia o capilla del lugar y poniendo la rodilla en tierra depositan con respeto en el altar la vara de chonta con empuñadura de plata que honraron por un año. Al salir corren alrededor de la plaza, donde estarán reunidos los pobladores y van arrojando la montera, el ch’ullu, el poncho, la casaca y el chaleco, como señal de honradez.

Imagen relacionadaEl Varayoq demuestra así que hizo un buen “gobierno,” que fue trabajador, que no favoreció a nadie, que no hizo abuso de su cargo, que no se aprovechó de su situación para obtener prebendas y que siempre fue honesto. Algo que no podrían hacer muchas autoridades de las ciudades y en particular del gobierno central.
La elección del nuevo Varayoq reúne a los abuelos que han revisado con celo el historial de los posibles candidatos. No serán muchos, pero bastará con cuatro para que salga el mejor.
Los Varayoq tienen que merecer por su conducta el respeto de sus electores y mantener ese prestigio para llegar a ser con los años un Llaqta varayoq o Llaqta cargo, alcalde de pueblos o  Segunda, alcalde de región. En otras partes los de mayor categoría se llaman Auki varayoq y Sulka varayoq, y encabezan la procesión de la Cruz en mayo y la Fiesta del Agua en  agosto. En el momento en que recibe la vara hace la t’inka asperjando unas gotas hacia sus cerros o Apus y también derramando otras a la Pachamama; pidiéndole al Cristo que lleva en la empuñadura de su vara, tener siempre espíritu de justicia.
Por eso, en el primer día del año, se verá  aparecer en las comunidades y también en los pueblos a los varayoq con sus trajes de gala para dejar la vara. Ya no tendrán el poder que tuvieron y que fue recortado de acuerdo a la conveniencia de corregidores y encomenderos, y más tarde de gobernadores y mandones.    
El Presidente Augusto B. Leguía suprimió en 1921 el cargo de los Varayoq y nombró a los tenientes gobernadores. La ley  que promulgó no pudo remover la institución de la vara firmemente arraigada en las comunidades. Se dice que la función hace al hombre. En este caso fue el hombre el que la honra. La vara volvió a hacer brillar sus ojos velados por las injusticias y dignificó sus manos encallecidas por el duro trabajo. Este le transmitió la grandeza de su estirpe.
Alfonsina Barrionuevo

domingo, 23 de diciembre de 2018



¡2018! 

Mañana, cuando llegue un nuevo día, todavía sin usar, hay que recibirlo como si fuera el único que tenemos. Como lo es, vivirlo desde el amanecer con alegría. Que florezcan las sonrisas hasta que sean un árbol para cobijarnos. Que las horas naveguen en aguas buenas y cayendo la tarde, que nuestro sembrador interno tenga siempre días felices que cosechar. La vida es lo más precioso y dulce que tenemos para dar. Hay que acostumbrarse.
¡Felices días en el 2019!
Alfonsina

UN NIÑO CON ROSTRO

'Esta noche es Nochebuena, 
noche de felicidad.
Esta noche es Nochebuena 
y mañana es Navidad.
En el cielo hay una estrella 
que el camino alumbrará
Quiera Dios que nunca deje 
la estrellita de brillar…'

En esta noche quiero permitirme recordar a un Niño Dios sin rostro que ha estado en cada Navidad conmigo. El Niño Dios y un misterio que me regaló mi padre. Yo estuve con una fiebre altísima y medio inconsciente para mis seis años pequeños dibujé algo parecido y lo coloqué en mi mesita de noche. Muy tarde llegó él y cuando vio el papel salió en busca de un Nacimiento verdadero. Ya todos los vendedores de arte popular que lo tenían se habían ido, pero encontró uno sin pintar. 
A ese Niño le puse rostro en los belenes que armé mucho después, luego en los documentales de Navidad que realicé en el Canal 2TV y en PAXTV, viajando a muchas ciudades y pueblos del Perú y en mis cuentos infantiles.
Hoy, con ese Niño adorable, quisiera alcanzarles la ternura de mis padres. La siento viva en el parvulito de yeso que acuné en mis manos. Quiera Dios que encuentre siempre un segundo hogar en el corazón de la gente de aquí y del mundo.
Alfonsina Barrionuevo

domingo, 16 de diciembre de 2018

LA MASCOTA DE PIZARRO   


Al horno, dorado al rojo vivo y con un irreverente rocoto en el hocico, el chancho mamón o lechón acelera el pulso y hace gua la boca con su sola vista. Los comensales lo saborean con un placer que encanta. En el Cusco el lechón curado previamente con sal y recubierto con miel de chancaca, es sin igual porque adquiere el sabor del horno calentado con la leña de chachakomo y se complementa con un tamal. Claro que siempre es un plato de lujo, casi tostado, crocante o tratado en otras formas.
No se sabe cuándo el  piernicorto animal, de cola enrulada ajustó su paso al de Francisco Pizarro recordándole su infancia extremeña. En sus viajes al Perú anduvo escaso de fondos y es de conjeturar que fue parco en las provisiones de su tropa. Pudo ser que el chancho acomodó su trote al suyo cuando fundó Lima. No estuvo, pues, en el Puerto del Hambre ni en la legendaria Isla del Gallo donde se decidió la suerte de atrevidos y descontentos.
El padre Bernabé Cobo quien arribó mucho después, leyendo cuanto fue escrito y recogiendo versiones orales, escribió que ‘lo trajeron los primeros españoles’ después de fundada Lima. Un dato tomado tal vez de Nicolás de Ribera, el Viejo, quien dijo que en 1536 la primera carne de Castilla que se pesó en una pulpería de Lima fue de puerco.

Imagen relacionadaSin duda se sintió tan a gusto que se reprodujo de prisa y el 14 de agosto del mismo año el Cabildo mandó que se matara cada día un puerco y se vendiera a veinte reales la arroba, sin que se sacrificara por algunos años la carne de otros animales procedentes de la península. Ya en su tiempo el padre historiador comentaría que ‘en esta ciudad un cebón vale de 8 a 10 pesos, pero en otras partes lo venden más barato”. 
Al cabo se afirmaba que “los mejores y en más abundancia en este reyno se crían en el valle de Jauja de esta diócesis; en la ciudad de Cusco y en la diócesis de las Charcas, en el valle de Tarija’. Se agrega que ‘suele hacerse manteca de todo el cebón y sacar carne magra de los perniles, de la que hacen longanizas y otros adobos de regalo.’ Un detalle interesante alude al consumo de varios, generalmente los cimarrones. ‘Si se quiere guardarlos algunos días sin que se dañen los asan en barbacoa, menciona una crónica. La carne así asada van consumiendo después en guisados lo cual aprendieron los españoles de los indios que no supieron hacer otro género de sabroso charki que de este modo la carne se guarda por algún tiempo.
El Inka  Garcilaso indica que ´’en el año de 1560 un buen cebón valía en el Cusco diez pesos; otros valen a seis y a siete, y valieran menos si no fuera por la manteca que la estiman los españoles. Las puercas han sido muy fecundas en el Perú. En el año de 1558 vi dos en la plaza menor de Cusco con 32 lechones que habían parido a 16 cada una. Los hijuelos serían de poco más de treinta días. Estaban tan gordos y lucios que causaba admiración como pudiesen las madres criar tantos.’
El cerdo español traído al Perú tuvo que pertenecer a alguna raza de tamaño mediano, posiblemente un poco magra en relación a las otras, pero con sus innatas virtudes. Alimentado con los desperdicios de la cocina y con  el sutuche, residuo del maíz germinado para preparar la chicha ha pasado bien horneado de un siglo a otro. Antes de llegar a adulto y por eso más codiciado; en exquisito jamón no sólo “del país” que tiene una presentación y sabor de fuera sino que es inconfundible; ahumado en los fogones de Otuzco, la Libertad, o en Huaraz, Ancash, que comparten el secreto de su fábrica.
Qué decir del chicharrón con mote y las infaltables hojas de hierba buena para que el hígado no se sienta agredido,  del charki o la cecina tan apetecibles en Caraz, Ancash, o en Huánuco, entre otros lugares donde se prepara en casa o para las picanterías o quintas. También parte principal de la salchicha huachana cuyo pregón se ha perdido en el tiempo, y del relleno que recoge su sangre dulce con cebolla picada para el chorizo.
Ingrediente especial en la qarapulkra sabrosa, en el guiso con frejoles donde ‘agarra un  gusto único con la lonja y la oreja’en el sin igual “queso de chancho” donde el rollizo amigo de Pizarro aparece en el Cusco prensado con pimienta negra como condimento, listo para ser ofrecido en hermosas rodajas acompañando al  oloroso chocolate que se servía en jícaras de plata y que las abuelas tomaban  con ceremonia, como el tokto hecho en aceite hirviendo para masticarlo con kanchita o ñut’u chicharro, más menudo para el nutritivo chuñolawa y; finalmente, en gruesa hilacha para dar el punto de gusto al tamal cusqueño que se abre como una flor y que arroba por ser delicado y gentil.

 Alfonsina Barrionuevo


domingo, 9 de diciembre de 2018


PALABRAS QUE ANIMAN
En vísperas de  publicar un nuevo libro, en esta vez sobre los khipukamayuq, quiero agradecer las hermosas palabras de aliento recibidas de ilustres intelectuales, que me honran con su amistad. Hay una fraternidad entre quienes tenemos el mismo propósito, luchar por lo nuestro. No solo por los valores culturales sino por una totalidad que abarca un sinfín de horizontes.
Mi agradecimiento al espíritu generoso con que me animaron y mis disculpas por llevarlos a mi blog, pero los necesito ahora, nuevamente, para reclamarle al tiempo sus golpes por atreverme a soñar.   
En esta página están quienes me han acompañado en mis libros. Tenía razón Hernán Velarde cuando escribió en ‘Cusco Mágico’: ’Cuando nos hundamos en el manchaypuito, este libro habrá cumplido su objetivo, hacer que el hombre ame a su tierra como a sí mismo. Ya para entonces las generaciones habrán comprendido que el Perú no pudo ser salvado por los mercenarios de la lucha, por los hombres universales, por los ciudadanos del mundo. Había que hacer primero lo que tú hiciste: Amarlo hasta la tortura y para amarlo, conocerlo, divulgarlo y para divulgarlo, sentirlo. Sólo en el fondo de ese amor, podrá ser hallada la mina de odio puro, con que se unieran de nuevo las partes destrozadas de Inkari.’
‘A lo largo de las páginas de este libro brota un mundo cargado de afectividad y vitalidad en donde prima un sentido de unidad entre los seres humanos y la naturaleza. Lo primero que nos dice es que todo cuanto existe en la naturaleza está lleno de vida, de sentimiento, de espíritu. Son fuentes que irradian fuerza y energía a quienes saben recibirlas. Los nevados, el mar, las lagunas, los ríos y las estrellas del cielo, que guardan una interrelación increíble.’ Juan Ossio en ‘Poder en los Andes: la fuerza de los cerros’
‘La experiencia vital y sentimientos concretos de Alfonsina siguen aquí su propia llógica andina, pues recorren la profundidad del tiempo,  se trasvasan a través de la arqueología, ponen en valor la geografía andina mediante numerosos y pacientes trabajos de campo. Los temas abordados con seguridad y énfasis telúricas conforman una madeja desenvolvente en este libro de admiración y amor al Perú’. Alberto Bueno Mendoza en ‘Hablando con los Apus’
‘Hasta donde los peruanos ancestrales tenían conocimiento sobre la naturaleza de la Pachamama, los Apus, el agua, que son parte de la cosmogonía andina. Con tales temas Alfonsina vuelve a sorprendernos, como todo lo que hace indesmayablemente. Pocos periodistas bucean en la historia y más aún en la nuestra que es tan rica y casi inédita.’ Manuel Jesús Orbegoso en ‘Poder en los Andes.’

‘Abordar Machupiqchu, como santuario mayor, sitio de peregrinación que es, evidentemente demanda mucho coraje y extremo cuidado, porque se trata de un lugar reconocido en el mundo, testimonio refinado de la relación armónica hombre-naturaleza, escenario donde creo yo, al grado máximo de unión del alma humana y lo sagrado. Tenía mucha razón Emile Durkheim, cuando afirmaba: Las cosas sagradas son aquellas que las protegen y aíslan de las cosas profanas  que deben permanecer apartadas. ¿Cuáles son los templos en Machupiqchu?, ¿cómo son?, ¿por qué fueron hechos?, y cómo habrían estado en tiempo de los Inkas?, fueron las preguntas que condujeron al desarrollo de este libro. Oscar Paredes Pando en ‘Templos Sagrados de Machupiqchu’. 

‘En sus manos se escurre como arena el Cusco que ella conoció -invadido ahora por turistas-, con otra conformación, otro sonido, y sus magistrales procesiones del Corpus Christi conviven con las discotecas, los pubs y los karaokes. La modernidad y la post modernidad han modificado para siempre los sistemas de educación tradicionales pero, para aquellos que aún pueden leer el sentido trascendente de las formas artísticas y conocer el vocabulario simbólico del mito, Cusco seguirá siendo un bosque pétreo de maíz sagrado, la ciudad del mediodía  y el ombligo de un Universo de signos en combustión perpetua, que pueden disolver los anillos del tiempo’. Ramón Mujica Pinilla en ‘Cusco en los Anillos del Tiempo’
En el próximo blog otras palabras sentidas de personalidades a quienes admiro porque pertenecen a una intelectualidad importante del país.
Alfonsina Barrionuevo

domingo, 25 de noviembre de 2018


EL VUELO DE LAMPALLEK

¡Buena tierra la que tiene Chiclayo para florecer con una fuerza que anima el espíritu de sus hijos! Sigue infundiendo energía a sus pobladores desde que era una esmeralda incrustada en el anillo de sus cerros. En 1552 Pedro Cieza de León evocó con admiración sus valles de Cinto y de Collique. No aspiró el aroma de sus sembrados, no sintió el hechizo de su sol ni los ímpetus de su viento que jala estrellas al atardecer, pero le llegaron versiones que registró en sus papeles de cronista. Llegó tarde y no pudo conocer al señor de la  comarca. El si-ek Chiklaiep, emparentado quizá con los señores de Sipán, que debió observar a los primeros doctrineros que levantaron una “ramada” o capilla en el lugar.
Alguien dijo que el nombre de Chiclayo proviene de una calabaza. No se dio cuenta que los nombres no se originan de hechos sin mayor valor. Su origen debió ser otro. Quizá el nombre del régulo que fue un gobernante excepcional, de grandes dotes o también de sacerdote de alto rango. Walter Sáenz Lizarzaburu decía que era como “un gran puerto interior”, un centro de atracción donde se realizaban innumerables operaciones comerciales, trocando productos de la sierra con los de la costa. Es decir un mercado de varias regiones que generaba un movimiento inusitado. De todo su esplendor quedan vestigios importantes que esperan su momento para reaparecer. Ya llegará la escobilla de un arqueólogo que descubra  sus secretos. Sin embargo, sigue su pulso comercial casi febril.

Francisco Pizarro lo entregó como encomienda al maestre de campo Blas de Atienza en 1536. Unos cincuenta años más tarde fue nombrado corregidor Juan Bautista Nano y dio fe de la donación del terreno que recibieron los franciscanos para su iglesia y convento. La actual catedral de Chiclayo, donde fue entronizada la Virgen de la Paz, está sobre uno de los cementerios del poblado que quedó atrás. Cuando se fundó Lambayeque parece que Chiclayo ya existía. Uno de los descendientes del señor que poseyó la comarca habría sido José Leonardo Chiclayo, a quien se nombraba como de los naturales más adinerados, según refiere Augusto León Barandiarán. Se explica que éste hiciera valer los derechos de su hija Angela Chiclayo o por pertenecer a la nobleza norteña prehispánica.
Sus calles más antiguas se trazaron en una forma desordenada, anárquica y en eso reside su gracia. Están en el centro de la ciudad, desafiantes, y nadie ha pretendido enderezarlas. Para el viajero son encantadoras y con más personalidad que las amplias avenidas que parten de su plaza.

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Chiclayo tiene muchos atractivos estrella. A unos kilómetros Zaña, ´la ciudad maldita´´, con los cascarones soledosos de sus principales iglesias. Etén, que es una de las ciudades eucarísticas del mundo, donde se registró un prodigio. La aparición  del Niño Dios durante la elevación de la hostia por dos veces en el siglo XVIII. Lambayeque, se engríe con un templo magno, San Pedro, que le ganó el calificativo de la Perla del Perú. Monsefú, centro de artesanías de paja, hilo y bambú. Mórrope, donde el lunes se convierte en “domingo chiquito”para visitar a los muertos. Túkume, donde construyó una inmensa mansión Thor Heyerdahl que soñó con limpiar aunque fuera una sola de sus doce monumentales pirámides. Y, Mochumí, con el interior de su iglesia pintada de colores. Además de otras ramadas o capillas con vigas de algarrobo pintadas de yeso que tienen un ambiente místico. 

Es increíble que Miguel Cabello de Balboa, dueño del tristemente famoso Leoncito, el lebrel que podía despedazar setenta indios por día batiendo un indeseable record, se hiciera cura. No interesa que quisiera limpiar tanta sangre de sus manos, sino que recogiera, entre 1580 y 1586, la fabulosa historia de “un padre de campañas”, el legendario Ñan Lap o Naymlap, que llegó con un esposa y un séquito selecto de servidores en enormes balsas para establecerse en las cercanías del río Fakisllanga,  hoy Lambayeque, llevando un ídolo de piedra verde llamado Lampallek. Según la leyenda, cuando el señor Naymlap envejeció, los sacerdotes ocultaron su muerte y se difundió la leyenda de que le  nacieron alas y voló al cielo. 

Mientras Cliclayo recibía en el virreinato a los compradores de azúcar, algodón y tabaco, haciendo grandes negocios; Lambayeque gozaba de su condición de ciudad señora con una gran vida social. Allí tuvo lugar la primera declaración de Independencia en 1820. En sus mejores tiempos tuvo el prestigio de su alfajor de tres hojas con manjar blanco que se deshacía en la boca, Al comercializarse dio paso al macizo king kong, que se fabricaba allí o en Chiclayo para el mundo, pues, es de exportación; junto a otras golosinas como las rosquillas con baño de azúcar, las galletas de coco y los palillos de ajonjolí. 
Es necesario salvar las pocas casonas que le quedan, con patios abiertos y ventanas de rejas. La famosa Casa de la Logia, de buen trazo arquitectónico y un larguísimo balcón tallado, es histórica. Todas hacen honor a la legendaria tierra de los Eskuñain, Maskuy, Llankol, Kuntapallek, Allakunpi, Nofannech, Mulunsian, Lanipatkun y Fenpellek, antiguos señores de esas tierras cuyos nombres perduran.


EL OJO COMPLICE
En este caso no lo fue Kukuli pidió un gesto de solidaridad con los niños increíblemente detenidos, cuyos padres intentaron ingresar a los Estados Unidos de Norteamérica. Los asistentes a la exposición en esta galería, hombres y mujeres, tuvieron en sus brazos a una de sus esculturas de la serie ‘A mi Vida’. Fue una protesta conmovedora en la que tomó parte Kukuli en favor de los niños y niñas inmigrantes recluídos en campamentos mientras sus padres fueron expulsados. ¡Qué dice el Consejo de Derechos Humanos de la ONU!. 

Alfonsina Barrionuevo

domingo, 18 de noviembre de 2018


UN ROCOTO EMPERADOR 

En las mesas peruanas triunfa el señorío del rocoto como si los Apus le hubieran dado el color de piedras preciosas, ya rubí, esmeralda o topacio, cuyo brillo abre el apetito. En las comunidades guardan la chira, su picantísima vena que desafía a los más valientes, animando el cuerpo y el espíritu en tiempos de frío o de escasez en que se muele con hierbas olorosas.
No se sabe a ciencia cierta cuándo se preparó el primer rocoto relleno, plato que desborda picardía a la vez que sabores; y cuyo consumo revela un masoquismo propio de un paladar heroico para resistir el picante, su principal atractivo. Por uno que otro ingrediente se ubica al rocoto relleno emponchado dentro del Qosqo virreinal.

Sobre su origen hay cierto encanto. La leyenda dice que lo sacó de Paqareqtanpu, ‘la posada del amanecer’, uno de los Hermanos Ayar cuando Illa Teqse Wiraqocha los mandó fundar el Qosqo. En su relación el cronista Pedro Cieza de León nombra a y Ayar Kachi como el portador de la sal, Ayar Manko de la papa, Ayar Awka del maíz y Ayar Uchu, como su nombre lo indica, del ají; aunque su domesticación ha de ser de milenios.

Imagen relacionadaAyar Uchu no llegó al valle elegido. En Wanakaure, donde se asentaron unos años, se subió sobre una wank’a o piedra sagrada, de cuyo costado nacía un arco iris, para avizorar el camino. El joven fue castigado por su atrevimiento quedándose como parte de ella. Antes de petrificarse pidió a sus hermanos que lo recordaran en la fiesta del Warachiku en que se probaba la virilidad de los jóvenes.

La illa del uchu o rocoto madre está en el Ukhupacha, la Tierra de Abajo, cuentan los patriarcas de los pueblos de Ampay y Makay, l Valle Sagrado de los  Inkas. Se dedican a su siembra, para que nunca falte unos hombrecitos mágicos, los ukhupacharunachakuna, que cuidan también a los poronqoes o kuyes silvestres,.
´’Todo lo que come la gente andina sea guisado, cocido o asado, no lo comen sin él, al que llaman uchu y los españoles, pimiento de Indias, aunque le llamen ají que es nombre de lenguaje de las Indias de Barlovento,’ escribe el Inka Garcilaso al comentar que es grueso, algo prolongado y sin punta, agregando, ´llámanle rocoto uchu, a diferencia del que se le parece’, y comenta que es tan de su gusto que prohíben comerlo cuando hacen ayuno para que sea más riguroso.

Agrega que “hay otros pimientos largos, delgados como el dedo meñique o merguerite. ‘Estos teníanse por más hidalgos que los pasados y así se gastaba en la Casa Real y en toda la parentela’ ‘Otro pimiento hay, menudo y redondo, ni más ni menos que una guinda, con su pezón o palillo. Dícenle chinchi  uchu y quema mucho más que los otros sin comparación, críase en poca cantidad y por ende es más estimado’.
Garcilaso terminaba diciendo que oyó decir a un español venido de México que era muy bueno para la vista y así comía en las comidas ‘estos pimientos asados’. ‘Generalmente, comentó, todos los viajeros que vienen a España de Indias lo comen de ordinario y lo quieren más que las especies de la India oriental.’
En las fiestas del Imperio Inka donde se ayunaba, como el Inti Raymi, una de las reglas rigurosas era abstenerse de comer ají. Así mismo cuando se hacía consultas a los oráculos en el santuario de Pachakamaq, Lima, los peregrinos ayunaban durante un mes y se suponía que hacían un gran sacrificio al privarse de su picante sazón.

‘Más de una vez he escuchado decir, escribió, que el rocoto es una fruta cuando está niño y que  se podría hacer con él dulce. Tiene que llegar a madurar, hacerse macho para conjurar el masoquismo de quienes buscan con ansias sus cualidades guerreras al mismo tiempo que su aroma. Las matas de rocoto crecen usualmente juntas. Si alguno crece solitario le llaman machurocoto por su increíble fuerza, y es solo para osados, pues produce verdaderos incendios en el paladar.
Por la leyenda su cuna estaría en Paqareqtanpu de donde se extendió a todo el Tawantinsuyu, donde el clima fuera apto para su vigoroso desarrollo. Por lo mismo, es en el Qosqo donde adquiere un carácter sibarítico. El rocoto con un relleno de lujo, carne molida de chancho o  de res, maní tostado y molido, habas verdes, huevo duro, pasas y arrebozado con huevo batido a punto de nieve y otros ingredientes, es un emperador.
Así se le servía hasta la segunda década del siglo XX cuando llegó al Qosqo el capitán Luis Sánchez Cerro antes de la revolución que depuso al presidente Augusto B. Leguía.’ Como el joven militar era mozo de jarana y picantería, cuenta Carmen Guevara, tenía gran preferencia por los rocotos rellenos y una dama cusqueña, muy entendida en cocina, los preparó al horno en su obsequio, llamándole ‘rocoto a la  Sánchez Cerro’, con queso, leche y  huevos, como un divino sufflé.
Alfonsina Barrionuevo

domingo, 11 de noviembre de 2018


LA CIVILIZACIÓN DEL MAÍZ

Al acceder al valle del Morkill para fundar el Qosqo los Hermanos Ayar cambiaron su emblema. No se sabe por qué fenómeno pasaron de la civilización de la Kinua o Kihura a la civilización del Maíz. A su santuario, el templo de oro, solo entró la hermosa planta con cañas de oro y mazorcas de plata o a la inversa con frutos de oro. Es posible que la Kihura prefiriese las tierras altas donde absorbía la fuerza de los minerales. En cambio la Saramama daba generosamente en los valles tibios donde era dueña y señora.
En la actualidad se conservan en el Qosqo ciertas ceremonias en su homenaje. Al comenzar la cosecha, que tiene lugar en estos meses, el qollana o ‘capitán de la faena’, hace la t’inka o brindis rociando las primeras plantas con chicha. Al mismo tiempo promete al maíz, con la generosidad propia del campo, que llegará a todas las manos, diciendo entre otras palabras:
Saramama, qorihina, qolqehina, llapan waychakuna hamuntin haywarinanchispa. ‘Madre maíz que eres como oro, como plata, te alcanzaremos a todos los pobres cuando vengan.’

Las mujeres separan los t´eqes que son los maíces mellizos, trillizos, cuatrillizos y hasta quintillizos para guardar la cosecha. El gran número de t’eqes, sobre todo pares, es señal de buena suerte. El t’eqe es el maíz reproductor.

Imagen relacionadaCuando los alimentos no están satisfechos del trato que reciben escasean en las despensas. En el Valle Sagrado, muchos campos ahora han sido dedicados a establecimientos turísticos y Saramama contempla espantada que disminuye su espacio. La preocupación de los agricultores denuncia su temor y su pena. ‘¡Hay que guardarle lugar! ¡Que ella no se sienta desterrada! ¡Hay que declarar esas tierras patrimonio de la nación!’
Es de lamentar que se pierda el maíz blanco de gran tamaño, orgullo del Qosqo. No vayamos a quedarnos sólo con su historia. Otras variedades se diversifican como el maíz reventón que se ha multiplicado, según los estudiosos, de acuerdo a las regiones y los pisos ecológicos.
El maíz, hervido como mote apenas cosechado, debió agradar a los paladares de épocas pasadas, tostado como kancha fue grato para niños y adultos, molido se convirtió en el primer pan que se amasó en nuestro continente.
Algunas crónicas de siglo XVI recogieron datos sobre su preparación en el Qosqo. El Inka Garcilaso cita su carácter ritual. ‘Para los sacrificios solemnes, dice, hacían pan de maíz, se llamaba sanqhu y para su comer, no de ordinario, sino de cuando en cuando por vía de regalo, hacían el mismo pan que llaman humint’a; diferenciábase en los nombres no porque el pan fuera diferente, para los sacrificios ceremoniales y el comer simple.”
El padre Bernabé Cobo observa que ‘este cereal se comía ya en forma de bollo o de t’anta (pan), de maíz reventado o pisankalla y de huminta o bollicos a la olla o el mote patasqa que era cocido o reventado’.
 Las  mujeres molían los granos en unas lozas anchas, ‘sería el maran, menciona el amauta Javier Pulgar Vidal, donde los echaban y encima le daban con otra loza, ´el tunan’, a manera de media luna, no redonda sino algo prolongada de tres dedos de ancho). En los cornejales de la media luna ponían las manos y así la traían de canto de una parte a otra sobre el maíz.’

Resultado de imagen para tamal cusqueño saladoEn Julkán, Junín, los Andes Centrales, tierra de zapateros, encontré un panadero que cocía el pan en olla de barro al estilo prehispánico. A fuego lento las pequeñas piezas que cabían en su reducido espacio se iban dorando. Parece que antes le llamaban satanka.
La humint’a, conocida ahora como humita, es pues, la vianda de la cual procede el tamal, la máxima creación de las ‘chef’ cusqueñas hace cientos de años. La humint’a no ha desaparecido porque se sigue haciendo, ya sea dulce o salada. Las diferencias están dadas por los ingredientes comenzando por el maíz, tierno para la humita y seco para el tamal. Con queso si la humita es salada, y con pasas, canela y anís si es dulce.
El tamal, entre tanto, lleva principalmente carne de puerco, ají seco tostado, cebolla aderezada, aceituna y maní tostado. La masa de la humita no necesita ser batida mientras que en el caso del tamal, sobre todo el cusqueño, requiere varias horas de ´frotado’ para estar a punto. La masa está lista cuando queda porosa, oxigenada, con aire flotando entre sus moléculas. Para cocinarla al vapor se coloca una cuchara grande en una panka, envoltura de la mazorca, como un perfumado pañal que se quita con cuidado porque puede romperse. Al centro se colocan los ingredientes anotados y luego  se envuelve como un delicado bebé.

MAESTRA VIDA
El jueves ocho un lindo grupo de profesionales recibió un grado de maestría en la Universidad Tecnológica del Perú. Entre ellos estuvo mi hija Vida, arquitecta y profesora de la Universidad Privada del  Norte y del Instituto Toulouse Lautrec. El acto fue simpático y significó para todos largas horas de volver a  aulas para seguir aprendiendo, con el deseo de dar más y mejores conocimientos a sus alumnos en muchos centros de estudios superiores.
Para mí, un motivo de Vida para alegrarme la vida.

Alfonsina Barrionuevo


domingo, 4 de noviembre de 2018


JOYAS DE LA TIERRA 

El 6 de noviembre del 2008 se inauguró en  Lima el Museo de Minerales “Andrés del Castillo“. Algo así como abrir las formidables puertas del Ande para mostrar sus inéditos tesoros. En el tráfago de la vida citadina fue recrear un oasis de paz. Afuera la ruidosa maquinaria mecánica del siglo que vivimos, adentro una invitación a la serenidad de su mundo subterráneo.

Resultado de imagen para museo de los minerales andrés del castilloEn emotivo homenaje a la memoria de su hijo, fallecido en plena juventud al caer su helicóptero, el ingeniero Guido del Castillo decidió compartir con miles de visitantes su colección de maravillas peruanas que no serían vistas de otro modo. Si alguien quisiera apreciarlas por su cuenta tendría que vencer alturas, remover las entrañas de los Apus y ganar distancias entre ellos. Sus hermosos cristales no sólo están ocultos sino dispersos a lo largo de nuestro territorio.
Penetrar en las galerías de las minas, prácticamente inaccesibles,  supone una dura experiencia. Lo puedo aseverar por haberlo vivido personalmente cuando ingresé a la mina de Quiruvilca, La Libertad, sin saber nada de geodas que escondieran soberbias esculturas  en la oscuridad.
Tales joyas podrían ser siderales si se piensa que nuestro planeta hubiera sido en un principio, como aseguran los científicos, una bola de fuego dando vueltas en el espacio hasta que se le enfrió la superficie llenándose de agua. La megamasa que cayó después al irse moviendo y fragmentando dio como resultado cinco continentes. Mucho tuvo que ver el horno ardiente de su núcleo en la creación de las vetas que fueron transportadas de los arcanos.
En una etapa posterior irrumpieron las cadenas de montañas con su cargamento de minerales. Los volcanes terrestres y submarinos por donde desfogaba su fuerza participaron en este proceso con la marca de la madre naturaleza. Sus obras superan la imaginación más desbordante. Los humanos tenemos que reconocer sus dotes de maestra del tiempo y de la vida.

Resultado de imagen para museo de los minerales andrés del castilloEn las salas del museo y en las páginas del libro “Joyas de la Tierra”, del ingeniero del Castillo, las preciosas obras que generó impresionan por sus formas diferentes,  equilibrio, colores y brillo. Verlas físicamente representa un aprendizaje de algo muy antiguo, misterioso y muy nuevo a la vez. La información sobre su historia y sus valores es interesante y amena.  Los geólogos César Cánepa y Alberto Manrique hacen una excelente descripción de los minerales cristalizados, su clasificación que es numerosa y  su ubicación en distintos yacimientos. Hace unos 3,500 años, dicen, se habría comenzado a martillar el oro en nuestro país. El primer aurífice fue oriundo de Andahuaylas y sostenía aún en sus manos unos discos del rico metal.
Los orfebres prehispánicos que querían trabajar las pepitas de oro halladas en los ríos advirtieron que no alcanzarían la temperatura requerida e inventaron una técnica metalúrgica para que la plata o el cobre lo arrastraran aunque tuvieran un grado menor de calor. Vestigios cerámicos autentican que en los cerros del Sur, cercanos al Qosqo, existieron unas pequeñas hornillas conocidas como  qoriwayrachinas, que eran accionadas  por el viento para licuar ciertos minerales. La leyenda colabora cuando reseña que Saantía (Sandia), hija de Wiraqocha y Kullawa, lloró anto al ser raptada por el jefe de los chayos que sus lágrimas convertidas en pepitas de plata caían en el altiplano qolla.
Me encantó enterarme que una de los joyas más admiradas del museo es una rodocrosita de color rojo intenso a rosa, una reina hallada en la mina de Pasto Bueno, Ancash. Otra, un tungsteno de calcio, ejemplar único en el mundo parecido al ámbar, de la mina Turmalina de Huancabamba, Piura. Una ancantita, sulfuro de plata salió de la mina de San Genaro de Huancavelica. Un alabastro pasó de yeso a convertirse en una creación milagrosa dentro de una geoda de la mina Excelsior, Pasco. Así  otras que  convocar un mitin de miradas.
En las mesas de los altomisayoq he visto unos sorprendentes cuarzos con ángel que  transmiten energía a gente que la necesita. Cuarzo vivo si presenta una especie de algodón. Un dato para recordar mientras asistimos a la celebración del décimo aniversario de apertura del Museo de Minerales del Perú “Andrés del Castillo”.  
Su colección reunida con esfuerzo y cariño destacan el espíritu sensible de su fundador. Un importantísimo motivo que nos hace sentir orgullo por el rubro cultural de la minería peruana. La casona que lo alberga está en el Jirón de la Unión. hAY QUE IR. 

Alfonsina Barrionuevo

domingo, 28 de octubre de 2018

VAMPIROS Y PAJUROS


VAMPIROS Y PAJUROS 
     
Su aliento quemaba pero el lente de la cámara se aproximó lo más cerca que pudo y captó en primer plano la mirada malévola de sus ojuelos inyectados de rojo. Retrocedió milímetros y lo capturó cuando abría la feroz boca encolmillada para lanzar un rabioso chillido. A toda pantalla se sentía su furia. Volteó además la diminuta cabeza y mordió el dedo del médico que lo sostenía. No hubo cuidado. El guante que tenía el doctor Málaga era especial. 
Fue mi primer encuentro con un murciélago vampiro vivo cuando Manchay era un lugar agreste, en los extramuros de Lima. Me dijeron que mordían hasta niños.
Un año después lo vi en un documental del National Geographic. Estaba casi oscuro cuando se desplazó como un minúsculo hombrecillo, saltando con suma cautela entre las piedras donde descansaban los lobos marinos de Parakas.
Quiso morder en la oreja a uno, pero éste lo lanzó a muchos metros de un manotazo. Volvió a la carga cuando dormía y logró su intento. Hincó sus colmillos y se apartó. Fue suficiente. Después se puso a lamer su sangre en la herida abierta. Volvería cientos de veces y el otro nunca se percataría. Así son los vampiros tropicales.
No sabía que en nuestra Amazonía había una diversidad de murciélagos. No solo vampiros. En una tarde tormentosa fui al Zoológico del Bronx en Nueva York. Nos refugiamos en el espacio destinado a murciélagos vivos  porque arreciaba la lluvia, aunque sin esperar nada sensacional. Pero fue todo lo contrario, porque para mí fue un descubrimiento inesperado. La ambientación excelente, en penumbra, nos introdujo a un sector de selva viva, con árboles y riachuelos, donde aquellos volaban de un lado a otro tras una gruesa mampara de vidrio prácticamente invisible.

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Fue fascinante. Había murciélagos fruteros, murciélagos picaflores que absorbían la miel con su sorbete natural, murciélagos pescadores, murciélagos de un tamaño increíble,  algo más grandes que un kuye, que se pasaban raudos de una rama a otra, con una piel finísima que me hizo recordar a Atawallpa, el príncipe cusqueño. En Cajamarca, almorzando con Pedro Pizarro, se le derramó un poco de comida en el traje y salió a cambiarse. Este se asombró al verle retornar con uno que parecía de un lujoso terciopelo y cómo no, había sido armado con decenas de cueritos del pecho de unos voladores que mordían y habían sido llevados de ¡muy lejos!, Tumbes.
Apreté un botón y salió una reseña que me llenó de orgullo. Los extrañísimos murciélagos que estaba viendo eran en su mayoría del Perú,  donde había más de 500 variedades: ¡Una locura!
Los científicos que se dedican a estudiar lo que tenemos en nuestro territorio, aseguran algo muy cierto: En el Perú hay especies de flora y fauna que están desapareciendo sin que hayan sido registradas, porque lo existente es vastísimo.
Cada árbol, además de formar parte de ese pulmón que oxigena al planeta, es como un gigantesco rascacielos con pisos que albergan una infinidad de especies. Cuando se talan, los “inquilinos” son desalojados y tienen que huir aceleradamente. La tierra y el agua son el hábitat de otras tantas asombrosas  criaturas en formas, tamaños y colores. Ni la imaginación más fértil podría hacer lo que es obra de la naturaleza. En sapos he visto unos que parecen pintados como si fueran flores y flores donde el arco iris ha colocado su pintura con una gracia imposible de imaginar.
Pasando por nuestro germoplasma agroalimentario tenemos una diversidad de plantas medicinales increíble. En una feria limeña se pudo ver un extraño fruto llamado “teta de vaca” por su forma, con capacidad para limpiar uñas de los hongos más rebeldes. En Yarinaqocha, Pucallpa, una investigadora americana me mostró un pequeño arbusto que, según dijo, podía acabar con la calvicie y hacer que los varones conservasen undosas cabelleras. Me mostró su libro, un “best seller”,  y se fue rezongando de nuestra ignorancia. Lastimosamente no tuve a la mano una cámara para fotografiarla con la primicia vegetal.
En la cabecera del país los pajuros, especie de papas que crecen en  árboles coposos, son una delicia para cajamarquinos y amazonenses que no llegan a nuestros mercados. Sus frutos se mecen en una vaina grande como el pakae que parece una cuna. Los comen en el desayuno, mientras que en la ciudad es rutinario el té con pan francés, al que se ha sumado el serranito”, con  semejanza a las chaplas ayacuchanas, huancavelicanas y otras conocidas sólo en sus lugares de origen. Pan que huele a arrayán, a algarrobo, a eucalipto y a otras ramas que calientan los hornos donde se cuecen y que son su singularidad.
Hay mucho que mencionar, de vez en cuando aparece una que otra novedad como la llullucha que mencionaba Guaman Poma. El Perú, nuestra patria, es ¡un gigante! en recursos genéticos y culturas asociadas a estos bienes naturales.

domingo, 21 de octubre de 2018


TESOROS VIVOS DEL MAR

Durante muchos años pensé que nos faltaba tener corales para completar nuestras maravillas. Un día entrevisté a Yuri Hooker de la Universidad Cayetano Heredia y me mostró videos y fotos. Teníamos un mar sorprendente con una diversidad de criaturas y entre ellas … ¡corales!  En este blog repito mi escrito del 2014 porque hace poco han estado en nuestro Mar Pacífico Tropical un grupo de exploradores, científicos y fotógrafos submarinos convocados por la Follow E.G.S. ONG americana liderada por el piurano Eduardo Salcedo. Ellos difundirán su riqueza a nivel mundial. Va siendo hora de que desde Punta Sal a Isla Foca sea reconocida por el gobierno como área protegida. Los depredadores surgen por todas partes.

DESCUBRIENDO ISLA FOCA

Corceles liliputienses, estrellas esponjosas, anémonas albas, medusas urticantes, babosas lumínicas, erizos cortantes, peces vestidos de amor, tiburones masticadores de cangrejos, praderas de algas, ‘jardines’ de corales, y otras extrañas criaturas,  forman la alucinante fauna submarina, única en el mundo por habitar entre aguas frías y calientes. El biólogo Yuri Hooker y su equipo llaman la atención sobre estos hallazgos vivientes en Isla Foca, y piden su protección.
Los peruanos sabemos  que gracias a la corriente fría que corre a lo largo de la costa – Corriente Peruana o de Humboldt-  nuestro mar se convierte en una despensa provista de  cardúmenes de peces. Sin embargo,  aparece Yuri Hooker, biólogo, oceanógrafo y videasta submarino y aclara el panorama. Frente a Piura la Corriente Peruana se quiebra inesperadamente y tuerce hacia la izquierda. A su vez, en ese punto, otra gran Corriente, la Tropical Ecuatorial que baja del Norte, gira a su derecha, creándose entre ambas un triángulo con una base de ciento cincuenta kilómetros. Allí, en el interior de aguas que combinan su frialdad y su calidez se genera un verdadero paraíso donde se mueve una infinidad de criaturas acostumbradas a vivir entre dos temperaturas.
En1971 el biólogo Enrique de Solar, nacido en Ica,  a bordo del arrastrero Challwa Japic I logró sumergir en el talud continental una rastra de su invención. Una leyenda norteña cobró visos de veracidad cuando extrajo poderosos cangrejos “lithoidos.” Sus brazos gigantescos hicieron pensar que en épocas aurorales un antecesor de mayor tamaño pudo atrapar a la luna en sus tenazas eclipsándola.
A unos cuarenta años de su proeza Yuri Hooker Mantilla, de cepa trujillana, estuvo registrando en el libro abierto del Pacífico la existencia de una biodiversidad prodigiosa. Isla Foca, en la costa de Paita, a unos metros de La Islilla, caleta de pescadores, aparece emperifollada con hermosísimos corales. Ellos no tienen que aventurarse en los abismos de Mama Qocha. Las maravillas están bajo la superficie y a corta distancia del litoral.

Imagen relacionadaEl biólogo, quien tiene miles de horas buceando en los mares del mundo, encuentra su mayor inspiración en nuestro mar. En estos días, encerrado en su casa, escribe “Pacífico Extremo”, una nueva obra con innumerables fotografías, sobre el gran panorama marino que ofrece el Perú. ‘En verano los bañistas piensan que es sólo una enorme masa gris, comenta. Hay que verlo por debajo, buceando en el balneario de Mejía, en Chimbote o Cabo Blanco, para asistir a una revelación. “Una vez, refiere con admiración, me topé con una medusa fantástica que se desplazaba airosamente. Esos encuentros son emocionantes y dan una idea de cuánto se puede disfrutar bajo el agua y aprender que sus habitantes merecen ser respetados.”

 “Se debe poner énfasis en la necesidad de que el SERNANP  declare como nuevas áreas protegidas a Isla Foca, Los Organos, Cabo Blanco, Ñuro y Punta Sal”, dice Hooker. Sus videos grabados en vivo y en directo, por su productora Terra Aquatica, son  impactantes.
Las grabaciones le permiten un fichaje completo de las criaturas marinas, con apoyo del Laboratorio de Biología Marina de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y la ONG Naturaleza y Cultura Internacional ((NCI) El documental “Los Secretos de Isla Foca” fue  financiado por el CONCYTEC.
La captura de imágenes se hace de día y de noche. En cada viaje y sobre todo a Isla Foca se  anota peculiaridades de sus protagonistas. Un tramboyo  llega a cambiar de color gris a rojo rabioso cuando enamora, mientras tiburones pequeños de crestas duras se dan opíparos banquetes triturando cangrejos.

Las estrellas de mar no brillan como las que parpadean en los ámbitos celestes, pero tiene clasificadas unas treinta bellísimas. La imaginación se queda corta cuando aparecen ante el lente babosas marinas sui generis como ondulantes odaliscas. Hay unas cuarentitrés especies de peces multicolores y entre ellos los ángeles. Graciosos caballitos de mar. Erizos  galleta que despiertan admiración. Pastizales de algas y sobre todo corales  rojos y amarillos que semejan floridos jardines siendo animales.
El mar iluminado que presenta Yuri Hooker es fascinante, sin mencionar la fauna que mora encima. Lobos de mar, pingüinos,  golondrinas, pelícanos,  aves fragata, ballenas jorobadas y hasta orcas que surcan majestuosamente las olas. Los niños de La Islilla que han buceado con su equipo se sienten entusiasmados con su mar. Urge que se declare área marina reservada para proteger su medio ambiente porque está latente la amenaza de las bolicheras y las empresas grandes.
 ¡El Perú tiene que proteger sus tesoros!