domingo, 26 de abril de 2020


CARTA ESCRITA EN ABRIL

Señor Jesús Bellido Mayoría:
El río Rimac está azul. Parece un sueño, ¿verdad? El Puente de Piedra le escucha cantar viejas canciones. El cielo es testigo de su alegría. Después de tantos siglos de oprobio el nevado Paca siente orgullo de su hijo, el río, y creo que sonríe. Solo falta que vuelvan a nadar en sus aguas los camarones y peces que acunaba cuando llegó Pizarro. Los árboles frondosos del valle no pueden rebrotar porque el cemento asfixió sus bosques, pero si descuentan su ausencia en las palmeras bulliciosos loritos qallas. Lima goza otra vez la magia de sus atardeceres con soles de fuego y en las noches las estrellas se desperezan en sus calles.


Le cuento que no me quedan ejemplares de los Apus. Recuerdo el libro porque inauguró para mí el siglo XXI, llamándose ‘Poder en los Andes: la Fuerza de los Cerros’. Lo llevé a su imprenta de los Zafiros, Balconcillo, pensando cómo le iría con las sesiones de los Apus y las Pachamamas en sus páginas. Mas, usted, arequipeño con raíces en la gran cepa volcánica de Qotawasi, me auguró la mejor de las suertes. Tanta que se hicieron varias ediciones. Después de la primera quise cambiar su título por otro más corto, más directo. Vimos muchos y al final  me preguntó, ¿Qué es lo más importante del libro?, y le respondí, ‘Mis conversaciones con los Apus’. ‘¿Qué le parece entonces, hablando con los Apus?’ Me pareció que le calzaba exactamente y más con la foto de un ukhuku de Qoyllur Rit’i en la carátula.


Más tarde entró en su prensa de los Zafiros, adonde iba a pie desde Enrique Villar con Victoria Cano Díaz, mi asistente, ‘Templos Sagrados de Machupiqchu’. Con este libro, señor Bellido, admiré su paciencia. El tiempo podía esperar sentado o de pie, nunca ir de prisa. Su lápiz iba tranquilo, marcando sus llamadas cuando revisaba las pruebas. Quise saber por qué no usaba un bolígrafo, que hay muy buenos, y me explicó que manchaba los textos. Algo debía ser, ¿no?. Su visión era excelente y le gustó el templo de Ñan, el camino, que captó Peruska Chambi, tan extraño, tan imponente, y que yo mirase el Qosqo por encima del hombro de Pachakuti,. que cambió la ciudad de barro a una ciudad de piedra.
Hablamos de un antropólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú. Lo mencioné por sus investigaciones y usted estuvo de acuerdo en su autoridad. Agregó que fue su profesor en sus años de estudiante universitario. Aquella tarde me enteré que usted, mi editor, era economista, graduado en la PUCP. Su preparación académica valía cuando abordaba cualquier tema. Un día encontré en su oficina al doctor Fernando Moreno Corzo. Tenía la tesis de que las cabezas clavas chavin representaban el ciclo humano de la juventud a la vejez en su gran templo del Mosna.

‘Qué dicen los Khipus’ mereció el mismo cuidado editorial de mis trabajos, -un ensayo sobre a historia de los minerales, guías turísticas del Qosqo, la reedición de ‘Pintadita: la Vikuña’-y otros.. ‘Lo que dicen los khipus’ pasó de los ramales de cuerdas y nudos de esos maestros de la palabra inka a las crónicas de los españoles. Su mayor atractivo son las fotos de Fernando Seminario, Peruska Chambi, José Alvarez Blas, Martín Chambi y Eulogio Nishiyama. Usted me dio alternativas para colocarlas, optándose por la mejor. Los primeros ejemplares los trajo a Enrique Villar para presentarlo en la Municipalidad de Miraflores. En esos días ya le fastidiaba un problema de vértebras al caminar. Hace algunos años superó la extracción de un riñón con mucho espíritu y el apoyo de sus hijos Alvaro y Pablo, y el aliento de la señora Juana, su esposa, y su hija Mónica. Esta vez me dijo que no era gran cosa, que solo debía acostumbrarse al dolor. Algo tan fácil de decir y tan difícil de cumplir.

No estoy dejando en el fondo del bolsillo los cuentos infantiles a base de la tradición oral. Las series de ‘Travesuras del Niño Dios en la Tierra de los Inkas’, ‘Personajes Mágicos del Perú’ y ‘La Fuerza de las Culturas’. Los niños han leído ‘El Divino Robapan’, ‘Las tareas de Yacha’, el ‘Uchuchullko’, entre otros. Eran la parte tierna de estos años, un enorme esfuerzo para transmitir las memorias de los abuelos andinos, mamalas y machulas. Mis recorridos por el Perú recogiendo sus sueños, su historia, sus paisajes. Gracias por preparar presupuestos variados para diferente cantidad de ejemplares, calidades de papel, tipos de encuadernación. Tenía a Kukuli con sus dibujos, a Ricardo Pachas armando las páginas de color, el apoyo de amigos de Inkaterra, la Clinica San Pablo, Southern Perú e Hiraoka. Los cuentos no se manejaban solos, señor Bellido. En esa buena causa usted me facilitaba costos que elegía según mis posibilidades. Gracias por poner los cuentos en letras de molde. En el Ande tenemos un tipo de ayuda,  la yapa, que calienta el corazón. Usted tenía la demasía, ejemplares que se habían impreso de más y que eran como un regalo.

Le cuento que el río Rímac está azul …

Alfonsina Barrionuevo

El sobre de esta carta no lleva estampillas. Se va al cielo.

domingo, 12 de abril de 2020


SANTOS CRISTOS

Hoy Domingo de Gloria el verano se ha envuelto en un chal húmedo de niebla.  En este año del Señor el nuevo corona virus ha puesto en cuarentena a la Semana Santa. Nunca creímos que se pudiera archivar. Ha ocurrido por las tribulaciones que sufre la Humanidad. Sin embargo me anima recordar a Santos Cristos y Dolorosas memorables de los pueblos que acataron su presencia.  

En los Barrios Altos de Lima, por esos años que se envejecieron en sus puertas, un Crucificado decidió quedarse en el convento de Santa Clara. Como las monjas no podían comprarlo el escultor se lo quiso llevar. Ante su asombro la cruz se agitó inesperadamente convirtiéndose en un árbol en medio de un vendaval. Sus brazos enramados se aferraron al techo del locutorio estirándose llenos de vida y del extremo de su cuerpo brotaron entre sacudones unas raíces oscuras que se hundieron en el piso de tierra.  Las clarisas y el artista asistieron al evento con lágrimas en sus rostros. El Señor quería quedarse y cuando todo volvió a la normalidad se sintió un olor a incienso. La gloriosa imagen recibe oraciones en los días santos.

La iglesia de la Merced, del jirón de la Unión, Lima, se aroma con la historia de un joven donado, menos que un lego, que ingreso al convento para servir. Pudiera haber aspirado a más pero su humildad lo impidió. Su padre, un kuraka de Cajamarca, que fue a visitarle contempló asombrado como el Cristo de la Agonía desclavaba su mano derecha y extendía su brazo proyectándole su fuerza para que entendiera los misterios de su fe. A su vez el donado explicó a su padre que la hermosa Señora de la Buena Esperanza, que estaba a la entrada de la puerta principal, se bajaba de su cuadro para que aprendiera a leer. Lo hacía porque él quería enseñar a los niños el catecismo.

¿Pueden ser escultores el viento, el agua, la nieve? En el mundo mágico del Ande hay imágenes sacras cuya obra se atribuye a las fuerzas telúricas. En ellas lo mágico participa en su hechura nimbándolas de luz. Hace una gavilla de lustros en una madrugada blanca que los vecinos de un bosque en Huaraz, Ancash, sintieron un estruendo como de una sierra poderosa. Luego un silencio total que pesaba en el aire. El extraño fenómeno hubiera sido olvidado pero se repitió hasta tres veces con intervalos de días. Al cabo un grupo decidió averiguar que pasaba y entró a lo más umbrío para ubicar al misterioso leñador. Nada había a la vista, solo una brisa suave moviendo las ramas. Avanzaron un poco y en un recodo, en lo más callado encontraron un árbol patriarca partido en dos y en el centro, emergiendo de su corteza, un santo Cristo indiscutiblemente solo. Su nombre se lo dio la propia naturaleza: Señor de la Soledad.

Resultado de imagen para señor de qoyllority | Religiosas, SeñorEn Ocongate, Quispicanchi, Qosqo, el Crucificado pasó de la tayanka, árbol triste, espinoso, donde quiso esconderse al extremo de la hoyada de Sinaqara, perseguido por los traficantes. Ellos buscaban a un niño que usaba ropa de iglesia. Al pie del nevado de Qolqepunku se quedó en un roquedal, ahora santuario. Sus guardianes son los ukhukus, mitad hombres mitad osos, que asisten por docenas a su fiesta en Qoyllur Rit’i. Su historia narra los juegos de un Niño Dios de cabellos castaños con un pastorcito de su edad en esas alturas. Un día éste pidió a su amigo que fuera al Qosqo para comprarle una túnica nueva y le dio de muestra un trozo de la que usaba ya muy gastada. Se enteró el obispo y mando a buscar a un pilluelo que usaba un traje con tela de iglesias. Sus enviados acorralaron a los dos pequeños. El pastorcito murió de la impresión del injusto chako o cacería humana tratando de coger a su compañerito con palos, zurriagos y gritos. El otro se convirtió en el Cristo de la tayanka.

En Catacaos los cargadores se reemplazan casi toda la noche porque avanzan tres pasos y retroceden dos.
Hay roscas de miel que se invita a las personas que se parecen a queridos difuntos y que puedan saborearlas en su nombre.
No quiero preguntarme si después de estas adorables expresiones de amor los devotos serán mejores. Basta con gozar la tradición y esperar que se repita. Cada Domingo de Resurrección podría levantar el espíritu y encontrar más aliento para vivir.

Alfonsina Barrionuevo

lunes, 6 de abril de 2020


PREGUNTA QUE QUEMA  

¿Qué hacer con el virus...?
En estos días millones de personas se hacen la misma pregunta.  ¿Qué hacer con el COVID 19?
La humanidad se atraganta con él. Estamos como el avestruz que mete la cabeza en un hoyo creyendo que se puede ocultar, sin percibir que su cuerpo queda expuesto. Las plazas y las calles desiertas a nivel mundial son el índice del temor. Las cifras de infectados aumentan mientras la seguridad del siglo se desmorona. ¿Cómo conjurar a un virus que mata y nos empuja a encerrarnos?

Para comenzar urge difundir la conciencia de que los chinos no vencieron al COVID19. Su  secreto fue aislarse hasta que el flagelo pasó. Para que se extinguiera el cierra puertas tenía que ser riguroso, total,  sin que quedara afuera ni media  persona. Dalila Pardo de Saric, exitosa empresaria de la alimentación,  tenía un aforismo oriental para eso. ‘Con paciencia y un poco de saliva una hormiga se comió un elefante.’ Alguien tuvo igualmente una salida muy sabia. ‘No me traigan problemas, a mi tráiganme soluciones’.

Primer plano de hombre de negocios escribiendo en la ...La humanidad debe entender la advertencia. Al virus no hay que darle la oportunidad de seguir ganando. Lo deberían saber los remisos que no acatan la orden de la reclusión obligatoria que puede salvarnos. Aunque su  actitud egoísta e  irresponsable genere  una interrogación. ¿Por qué no se contagian? ¿Será porque al resto el miedo nos vulnera y debilita ? Habría que investigarlo.

Tal vez, mañana…
El mañana no es una ilusión sino la medida de la esperanza. En este momento equipos de casi un centenar de laboratorios del mundo queman pestañas para obtener  la fórmula de una medicina para enfrentar al temible virus. En esta batalla no hay posibilidades de rendición. La mejor de las medidas es y será no salir de casa hasta que un milagro acabe con la pesadilla del COVID19. Hay que pensar que ante esa decisión la gente requerirá de ingresos para sobrevivir. Se habla ya de multiplicar las subvenciones. Un pensamiento grato pero absurdo. Ningún gobierno debería obrar como mecenas dejando su papel de director.

10 datos que demuestran la riqueza natural que tiene la Amazonía ...Por lo pronto anima que muchas empresas y personas estén volviendo a trabajar usando sus plenamente computadoras, sin salir. En varios países los niños están recibiendo clases vía internet. Hay cambios que se ven venir, que después serán abundantes en las relaciones humanas, las costumbres y la forma de aceptar las cosas. Algo más que ganará con las experiencias en conjunto, siendo protagonistas de la misma tragedia. Hallarle otro sentido a la unidad de la familia, al valor de la amistad, al espíritu solidario, sin celular de por medio. Si la humanidad quiere  vivir, que deje vivir,  que sea mejor para no dejar a las nuevas generaciones un mundo peor del mundo que recibió, en nuestro planeta, nuestro hogar.


No olvidar a la madre naturaleza. Hasta ahora la humanidad se comporta como una madrastra con sus tres reinos, esquilmando, relegando y aniquilando especies. En la Amazonía el cuarzo reemplaza a la tierra fértil, en los polos el efecto invernadero ahoga a los osos al derretir su hábitat, en los valles el cemento aplasta a los árboles. En Machupiqchu se quiere hundir al santuario con una increíble sobrecarga de visitantes. Hay que buscar el equilibrio. La piedra, los animales y los vegetales, tienen kamaqen, sentimiento. Se supone que la humanidad tiene alma.


Alfonsina Barrionuevo