¿PODRIA
IRSE EL QOSQO INKA?
No estoy pensando que el Qosqo se calce
ojotas de oro y se vaya de una ciudad que no lo aprecia. Iría con él si hubiera
posibilidad de un acto así de rebeldía. Sucede que los muros no se moverán por
sí mismos. El problema está en que los muevan. En los últimos años sufre
ultrajes de extraños y propios. Ya no se trata de pintar sobre ellos con
pintura blanca o negra. Se llega a usar ácidos contra las hermosas piedras como
si ellas ofendieran con su presencia.
Ahora que estoy trabajando para mi próxima
Exposición Fotográfica en el Museo Histórico Regional “Casa Inca Garcilaso” el
próximo 15 de junio advierto que son pocos los muros que quedan. Los españoles
desmontaron prácticamente el Qosqo Inka para asentarse. Esa tarea destructiva llega al siglo XXI.
El propietario de una galería que da a la
calle Maruri retiró una parte del mismo para una construcción moderna y creyó
que podía volver a ponerlo como estaba. El resultado fue desastroso. Lo hizo a
vista y paciencia de las autoridades de la ciudad, -de la Municipalidad que
podría haberle puesto una enorme multa y evitar la barbaridad cuando comenzaba
a cometerla, del Instituto de Cultura que debió haber puesto el grito en el
cielo, de las instituciones culturales que podían haber hecho alguna denuncia,
los corresponsales de los diarios de Lima como la noticia de una atrocidad, los
periodistas de la misma ciudad y aún los vecinos. Pareciera que hay más amor
por las edificaciones virreinales, que también deben cuidarse.
En 1983 el Cusco fue declarado
Patrimonio de la Humanidad y se recurrió a la prohibición de la UNESCO para
impedir que se colocara la escultura de un Inka en la pileta central,
argumentando que atentaba contra la majestad de las grandes iglesias que están
allí –la Basílica Catedral y la Compañía- así como el entorno arquitectónico de
las arquerías ibéricas. El pueblo, aquella vez, veló por defender la decisión
municipal. Demostró que ya existió allí la escultura de un mexicano –Cuatemoc- y mal habría que oponerse a la de un Inka en
una Plaza Inka.
Hay que poner más énfasis en los pocos
vestigios inkas que quedan de los Inkas en el Qosqo. Deben estar mejor
iluminados en la noches y si posible encriptarlos como han hecho los frailes
dominicos con la piedra de 22 ángeulos que existe en uno de los recintos del
Qorikancha, en el primer patio del convento. El salvajismo y la indiferencia
van de la mano. Hay que proteger el Qosqo Inka. Lo que queda en la ciudad y que debe mirarse con orgullo y con
cariño. No es mucho y esas piedras sagradas lo merecen. Llevan más de quinientos
años en casas y calles. Son nuestras joyas, el recuerdo perenne de los
ancestros que debe respetarse.
PUMAS CELESTIALES
Los pumas celestiales del Perú,
identificados con la lluvia en la época prehispánica, se encuentran en
diferentes regiones. Puede ser a nivel del mar como a más de 3,600 metros de
altura. En los últimos meses hemos tenido noticias de dos templos dedicados a estos felinos con
relación a esa fuerza de la naturaleza.
Un primer viaje me llevó a Chimbote,
Ancash, donde me esperó el arqueólogo Lorenzo Samaniego para mostrarme el
resultado de trabajos que está realizando en Punkuri, de Moro, un pueblo de
Nepeña, Ancash, gracias a un convenio de
la Universidad Nacional del Santa, donde es profesor, con la empresa azucarera
Agro Industrias San Jacinto. No esperaba que hubiera avanzado tanto en limpiar
un cerrillo y rescatar un antiguo templo con más o menos 2,000 a.C.
Su información fue completa. El sabio
Julio C. Tello en un recorrido realizado en 1933 advirtió en el lugar una
primera escalinata y al hacer una excavación inicial encontró una mujer decapitada, Tal vez una sacerdotisa dice Samaniego, envuelta en
tela de algodón recamada con turquesas. Tello nunca volvió, pero ese comienzo
dio lugar a que fuera continuado 71años después.
Samaniego refiere que las plataformas del
templo se construyeron en tres etapas. En la primera apareció el relieve de un
personaje recostado en el piso, en una especie de nicho subterráneo, con atributos felínicos en la cabeza, así
como otros relieves de animales. En la
segunda se encontró una escalinata pintada de rojo, una cámara sagrada con
esquinas curvas pintada de rosa y
pórticos con columnas cilíndricas también pintadas.
La última terraza fue pintada de azul
por los antiguos constructores, explica el arqueólogo, para representar el
cielo y en su escalinata central se incrustó "en bulto la noble cabeza y las garras amenazantes de un
felino, empotrado al estilo de las cabezas clavas de Chavin.
Al mencionar que la pintura azul tiene relación con el espacio
infinito el animal adquiere de inmediato la jerarquía de un puma celestial o cósmico, semejante a los
hallados en las lajas pintadas de Tiknay, Arequipa. La diferencia es que se
encuentra esculpido, determinando con su presencia que nadie podía subir su
escalinata, pues, estaba en el cosmos
representado en la tierra.
Samaniego indica que la gran cabeza,
de más o menos unos ochenta centímetros, fue destrozada en parte por los huaqueros
y era negra, con pupilas de color blanco, fauces rosadas, patas verdes pintadas
de rojo y las uñas de blanco. Debajo de la barbilla en una laja también pintada
se llevaba la cuenta de los solsticios y los equinoccios. Para una comprensión
de los visitantes ha hecho una reproducción tal como fue en el museo de sitio
que se ha edificado con un cerco vivo que rodea a todo el conjunto de árboles
nativos, algarrobos, molles, pakaes, choloqes, guayabos, guanábanas, lúkumos,
chirimoyas y muchos más.