domingo, 17 de mayo de 2015

MESA INKA EN QOSQO

El dieciseis de junio armaré una mesa inka de ofrenda en el Museo Histórico Regional “Inca Garcilaso” de Cusco. Al revisar distintas versiones de los khipukamayoq y declaraciones de taitas de las comunidades andinas del Valle Sagrado encontré los componentes que usaban hace más de quinientos años. Qué emoción componer nuevamente una de estas mesas en la capital imperial.  Solamente la pondré sobre una lliklla o manta. Nunca me atrevería a trabajar en ella porque si bien lo siguen haciendo ha cambiado mucho con el sincretismo y dista de las que se organizaban en el mismo corazón de un imperio, el Tawantinsuyu.

Un solo detalle con un solo elemento de la mesa puede dar idea de la connotación que debió tener. Hay un huesito del oído del kuye, kuwi o qoe, al que llaman popularmente “zorrito”. En las reuniones, cuando se sirve un kuye, se busca ese “zorrito” que da lugar a apuestas sobre quién lo encuentra y lo pone en su vaso, generalmente de cerveza, y logra ingerirlo de una sola vez.  Es muy difícil pasarlo, hay que tener suerte, porque el huesito se pega al cristal.
 En el mundo andino no se da ese uso al “zorrito”. En las fiestas donde se come kuyes se buscan los “zorritos”, pero no para competencias de bebida. Los “zorritos” son muy importantes para la siembra. Si es posible se coloca un “zorrito” en cada surco o wachu para que defienda a las plantas de papa, maíz u otras, de la agresión de plagas, del viento o de los excesos de agua. El atoq, como se le llama en qechwa, vela por los cultivos y al acto de buscarlos se llama atoqchay. La forma como se deposita en la tierra es un ritual que viene de lejos.
 En la mesa que armaré colocaré los atoq que estoy reuniendo para que vaya con buen viento la Exposición Fotográfica que haré de las wakas del casco histórico de Qosqo.  Los “zorritos” se encargarán de proteger su ambiente  y darle su fuerza,  su energía.
No dejen de ir si están en Cusco o si lo visitan en la segunda quincena de junio, en su Mes Jubilar. Les esperamos  con Ana María Gálvez, la gentil Directora del Museo,  y los  amigos con quienes comparto mis investigaciones.      

PUMAKAWA: PODER Y HEROISMO

Cuando Oscar Paredes me pregunto qué pensaba acerca de Mateo Pumakawa le expresé mi total rechazo. Había ayudado con saña, como otro español encarnizado, a la captura y ejecución de Tupaq Amaru. Su arrepentimiento tardío si lo hubo no fue válido. Si quiso morir como un héroe no lo logró. Siempre habrán dudas. Un lobo siempre es un lobo. Oscar Paredes, que es docente de la Universidad Nacional “San Antonio Abad” me alcanzó un trabajo interesante de su autoría sobre este personaje tan contradictorio. De hecho, siguió los pasos del gran revolucionario de linaje inka que luchó por la libertad del Perú y América. Veamos qué pasó para que renunciara a los honores que recibió hasta los setenta años para abrazar la causa independentista. Lo conversamos.

-Oscar, no hace mucho, cuando eras Decano de Ciencias Sociales,  reeditaste el estudio de Jorge Cornejo Bouroncle sobre Tupaq Amaru. ¿Por qué diriges ahora  tu atención a Pumakawa?
-Porque sus actitudes son complejas y da la impresión de que la perspectiva historiográfica llegó a su límite en su caso. No existen mayores investigaciones sobre aquellos hechos en los que participó, menos sobre su personalidad durante los últimos años de su vida, de manera que nos apoyaremos en la teoría política y el psicoanálisis, para dar algunos alcances de aquel hombre que, a pesar de su noble estirpe, también  inka, fue leal a un régimen opresor de su cultura y sociedad. Mateo Pumakawa Chiwantito, fue el resultado de todo un constructo social de más de dos siglos, posiblemente de compleja estructura psicológica y características psíquicas muy suigéneris, las mismas que determinaron sus formas de actuar ante las diversas circunstancias que enfrentó en las siete décadas de su vida. La andinidad de Pumakawa estaba enmarcada por el estatus de ser kuraka y Alférez Real de los Indios Nobles; mientras que su  “hispanidad”, se daba por la alta jerarquía lograda dentro de la estructura política colonial. De esa manera, entre nobles e indios de a pie, la lealtad estaba asegurada, así mismo la subordinación de la  persona, donde sus actitudes, pensamientos, sentimientos y repertorio conductual se desenvolvían  en un mundo de constantes contradicciones, inestabilidades, crisis identitarias, afirmaciones, reafirmaciones, negaciones de sí y consigo mismo, hasta  el momento que le cortaron la cabeza.

-Su caso es muy particular. ¿Cómo consiguió ingresar a un círculo cerrado de poder virreinal siendo un cacique o kuraka? ¿Cómo pudo moverse y ascender en esa élite?
- Mateo Pumakawa fue kuraka por herencia de su padre de las localidades de Chinchero, Maras, Guayllabamba, Umasbamba y Sequecancha. Estuvo en un colegio para nobles indios que luego serían caciques, ocupando sucesivamente cargos en la estructura política colonial. Fue internado, bajo la tutoría de los curas  para aprender la religión cristiana negando todo lo andino, aprendió la historia de los monarcas europeos, la gramática y retórica de un idioma ajeno, aritmética para desplazar el sistema de los khipus, latín para acceder a la teología, desde luego literatura, también occidental; así mismo modales, conducta y posturas de la nobleza española. O sea, fue despersonalizado y alienado, a fin de que tomara distancia de su mundo de origen.

-Por esos colegios pasaron otros hijos de “indios”nobles, pero no hicieron como Pumakawa una meteórica carrera de poder entre los españoles. Habría que preguntarse cómo hizo méritos para agradar a los enemigos de su raza.
- Por sus servicios recibió reconocimientos y privilegios. Nombrado Capitán de la Compañía de Indios Nobles de Chinchero, su fidelidad a la religión católica y lealtad a la corona invasora se haría irreversible. Fue en aquellos tiempos que  estalló la rebelión de José Gabriel Thopa Amaru y el militar Mateo Pumakawa, de ascendencia real cusqueña y kuraka o cacique, tomó parte por la causa monárquica.

-En una carta dirigida a España en 1800 declara cómo participó en su captura por su propia voluntad.
- En ese año Pumakawa era Coronel de Milicias y Capitán de Ejército y reclama la devolución de los documentos y certificaciones que hacen notorios sus servicios y su adhesión al Rey. Es curioso como en su interior sembraba semillas fértiles que  con el tiempo tuvieron resultados muy complejos y aun adversos contra el mismo sistema que lo cobijaba, siendo el caso más emblemático el conflicto José Gabriel Thopa Amaro-Mateo Pumakawa Chiwantito, que fue una seria advertencia al régimen. La respuesta monárquica, fue radical, por lo que antes, en 1787, ya se había creado la Audiencia y Cancillería Real del Cusco, dejando de ser Lima el único centro de decisiones políticas. Al producirse el movimiento de resistencia anticolonial de José Manuel Ubalde y Gabriel Aguilar, hace pública su posición de protesta contra esa conspiración y reafirma como Presidente de la Audiencia del Cusco su absoluta lealtad con el régimen. Aguilar y Ubalde fueron condenados por  la Real Audiencia y la pena capital se cumplió el 5 de diciembre de 1805.

-¿Qué pasa después con el kuraka de Chinchero para que cambie de actitud. Como si pasara del día a la noche insólitamente?
- Pumakawa llega a gozar del rango militar de Coronel de Infantería Española, jerarquía otorgada el 25 de julio de 1811 por el Virrey Abascal; luego vendría la alta jerarquía de Brigadier, concedido por el mismo monarca Fernando VII, con un sueldo de doscientos escudos de vellón. En setiembre de 1812 ocupó por segunda vez el cargo de Presidente de la Real Audiencia de Cusco.

-Cuando renuncia a las mercedes que reclamaba por sus servicios y demostraciones de amor al Rey ya era un hombre viejo para su época. ¿Prefirió dejar ese barco porque intuyó que se hundiría? Eso desmerece, deslustra al antihéroe.
- Las tendencias a los cambios políticos eran evidentes. La Constitución de Cádiz, promulgada por las Cortes Generales de España en marzo de 1812 fue la más  liberal de su tiempo. Establecía la soberanía en la Nación, la monarquía constitucional, la separación de poderes, sufragio universal masculino indirecto, la libertad de imprenta, de industria, el derecho de propiedad, abolición de los señoríos. Conocida la existencia de la nueva Constitución de Cádiz, Mateo  Pumakawa, como Presidente de la Audiencia debía cumplir con ciertos protocolos, que en fondo constituyen “ritos de paso” en el ejercicio del poder político, pero los fue posponiendo. Así demostró las contradicciones internas entre su lealtad a la monarquía y su apego a la nobleza india. En aquella lealtad se encuentran las pautas interiorizadas o que se autoimpuso desde cuando heredó de su padre el cacicazgo, no como obligación, sino como parte de lo bueno; mientras tanto, como parte de la estructura del gobierno colonial, estaba totalmente sujeto a las diversas normas emanadas desde el Estado virreinal, las mismas que venían a constituir una prescripción, o sea, la imposición de la voluntad de la autoridad institucional sobre el sujeto. Mateo Pumakawa, Presidente de la Audiencia del Cusco, es la negación de Mateo Pumakawa representante de los Indios Nobles del Cusco a través de la figura del Alférez.

-Dos extremos, ¿no?
- Los conflictos internos expresados en indecisiones fueron debilitando su   autoridad, situación favorable para un cuestionamiento que vino de algunos criollos y a través de memoriales. Su respuesta fue jurar lealtad a la Constitución de Cádiz. Al mismo tiempo reforzó el Regimiento de los Nobles Indígenas, actitud que fue censurada por el Cabildo de Cusco.

-O sea que entendieron su maniobra.
- Su situación políticamente se hizo insoportable. El  26 de abril de 1813, renunció a su cargo y se retiró a sus heredades de Urquillos. El Cabildo constitucional lo acusó de abandonar su puesto. En esas condiciones el 3 de agosto de 1814 estalla la revolución del Cusco y a la cabeza de tal movimiento se puso el Dr. José Angulo. Luego del apresamiento de los miembros de la Audiencia se constituye el Gobierno Interino encabezado por José Angulo, su hermano Vicente y extrañamente el Brigadier Mateo Pumakawa, a los 72 años de edad, deja la opción monárquica y se pone al servicio de la revolución y de la independencia.  En su nueva posición alcanza un triunfo en la batalla de Apacheta el 9 de noviembre y es derrotado meses después en la batalla de Umachiri, el 11 de marzo de 1815;  capturado en Sicuani, es encarcelado,  enjuiciado y ejecutado.

-Realmente incomprensible su actitud de dar un vuelco a sus convicciones para plegarse a la causa patriota. Qué reconocimientos o favores  esperaba obtener de sus nuevos partidarios. A su edad no tenía futuro. Por sus acciones anteriores pareciera más bien que fue traidor a la causa española y por eso murió.
-La reflexión debe continuar. Si rectificó lo hecho su heroísmo no debe ser olvidado.  El 17 de marzo, fue el bicentenario de su ejecución. Eso tampoco se puede negar. 

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