domingo, 31 de mayo de 2015

¿PODRIA IRSE EL QOSQO INKA?

 

No estoy pensando que el Qosqo se calce ojotas de oro y se vaya de una ciudad que no lo aprecia. Iría con él si hubiera posibilidad de un acto así de rebeldía. Sucede que los muros no se moverán por sí mismos. El problema está en que los muevan. En los últimos años sufre ultrajes de extraños y propios. Ya no se trata de pintar sobre ellos con pintura blanca o negra. Se llega a usar ácidos contra las hermosas piedras como si ellas ofendieran con su presencia.
Ahora que estoy trabajando para mi próxima Exposición Fotográfica en el Museo Histórico Regional “Casa Inca Garcilaso” el próximo 15 de junio advierto que son pocos los muros que quedan. Los españoles desmontaron prácticamente el Qosqo Inka para asentarse. Esa tarea  destructiva llega al siglo XXI.

El propietario de una galería que da a la calle Maruri retiró una parte del mismo para una construcción moderna y creyó que podía volver a ponerlo como estaba. El resultado fue desastroso. Lo hizo a vista y paciencia de las autoridades de la ciudad, -de la Municipalidad que podría haberle puesto una enorme multa y evitar la barbaridad cuando comenzaba a cometerla, del Instituto de Cultura que debió haber puesto el grito en el cielo, de las instituciones culturales que podían haber hecho alguna denuncia, los corresponsales de los diarios de Lima como la noticia de una atrocidad, los periodistas de la misma ciudad y aún los vecinos. Pareciera que hay más amor por las edificaciones virreinales, que también deben cuidarse.

 En 1983 el Cusco fue declarado Patrimonio de la Humanidad y se recurrió a la prohibición de la UNESCO para impedir que se colocara la escultura de un Inka en la pileta central, argumentando que atentaba contra la majestad de las grandes iglesias que están allí –la Basílica Catedral y la Compañía- así como el entorno arquitectónico de las arquerías ibéricas. El pueblo, aquella vez, veló por defender la decisión municipal. Demostró que ya existió allí la escultura de un mexicano –Cuatemoc-  y mal habría que oponerse a la de un Inka en una Plaza Inka.
 
Hay que poner más énfasis en los pocos vestigios inkas que quedan de los Inkas en el Qosqo. Deben estar mejor iluminados en la noches y si posible encriptarlos como han hecho los frailes dominicos con la piedra de 22 ángeulos que existe en uno de los recintos del Qorikancha, en el primer patio del convento. El salvajismo y la indiferencia van de la mano. Hay que proteger el Qosqo Inka. Lo que queda en la  ciudad y que debe mirarse con orgullo y con cariño. No es mucho y esas piedras sagradas lo merecen. Llevan más de quinientos años en casas y calles. Son nuestras joyas, el recuerdo perenne de los ancestros que debe respetarse.              


 PUMAS CELESTIALES

Los pumas celestiales del Perú, identificados con la lluvia en la época prehispánica, se encuentran en diferentes regiones. Puede ser a nivel del mar como a más de 3,600 metros de altura. En los últimos meses hemos tenido noticias de  dos templos dedicados a estos felinos con relación a esa fuerza de la naturaleza.  
Un primer viaje me llevó a Chimbote, Ancash, donde me esperó el arqueólogo Lorenzo Samaniego para mostrarme el resultado de trabajos que está realizando en Punkuri, de Moro, un pueblo de Nepeña, Ancash,  gracias a un convenio de la Universidad Nacional del Santa, donde es profesor, con la empresa azucarera Agro Industrias San Jacinto. No esperaba que hubiera avanzado tanto en limpiar un cerrillo y rescatar un antiguo templo con más o menos 2,000 a.C.

Su información fue completa. El sabio Julio C. Tello en un recorrido realizado en 1933 advirtió en el lugar una primera escalinata y al hacer una excavación inicial  encontró una mujer decapitada, Tal vez  una sacerdotisa dice Samaniego, envuelta en tela de algodón recamada con turquesas. Tello nunca volvió, pero ese comienzo dio lugar a que fuera continuado 71años después.        

Samaniego refiere que las plataformas del templo se construyeron en tres etapas. En la primera apareció el relieve de un personaje recostado en el piso, en una especie de nicho subterráneo,  con atributos felínicos en la cabeza, así como otros  relieves de animales. En la segunda se encontró una escalinata pintada de rojo, una cámara sagrada con esquinas curvas pintada de rosa y  pórticos con columnas cilíndricas también pintadas.
La última terraza fue pintada de azul por los antiguos constructores, explica el arqueólogo, para representar el cielo y en su escalinata central se incrustó "en  bulto  la noble cabeza y las garras amenazantes de un felino, empotrado al estilo de las cabezas clavas de Chavin. 
Al mencionar que  la pintura azul tiene relación con el espacio infinito el animal adquiere de inmediato la jerarquía de  un puma celestial o cósmico, semejante a los hallados en las lajas pintadas de Tiknay, Arequipa. La diferencia es que se encuentra esculpido, determinando con su presencia que nadie podía subir su escalinata, pues, estaba en  el cosmos representado en la tierra.

Samaniego indica que la gran cabeza, de más o menos unos ochenta centímetros, fue destrozada en parte por los huaqueros y era negra, con pupilas de color blanco, fauces rosadas, patas verdes pintadas de rojo y las uñas de blanco. Debajo de la barbilla en una laja también pintada se llevaba la cuenta de los solsticios y los equinoccios. Para una comprensión de los visitantes ha hecho una reproducción tal como fue en el museo de sitio que se ha edificado con un cerco vivo que rodea a todo el conjunto de árboles nativos, algarrobos, molles, pakaes, choloqes, guayabos, guanábanas, lúkumos, chirimoyas y muchos más.

Afonsina Barrionuevo

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