sábado, 27 de abril de 2013

El agua dejará de cantar


En el antiguo Perú el agua bajaba del cielo, de los nevados y los manantiales cantando dulcemente. Ella bajaba desde las alturas cantando por los cerros, para dar felicidad a los seres humanos, animales y plantas. La humanidad que  no ha sabido respetarla está arrancando lágrimas de pesar a Mama Yaku o Madre Agua, cuyo carácter sagrado  se pierde.
¿Nos dejará el más frágil y más importante de los elementos de la Madre Naturaleza? ¿Podríamos vivir veinticuatro horas sin agua? La situación es  grave.
Es que, para la cultura andina,  el agua está viva como el resto de la naturaleza y, por lo mismo, ahora sufre. No puede ser de otro modo, porque su contaminación va creciendo en ciertas cuencas, mientras en otras los  ríos ya están muertos, convertidos en  oscuros sudarios interminables.
El agua es bella cuando salta cristalina en las cascadas y corre traviesamente  volteando los cantos rodados o piedras menudas en los pequeños riachuelos!
El agua es “oro azul” cuando está limpia, translúcida.
Este mundo “civilizado” recién parece enterarse de su valor. Los diamantes  palidecen a su lado,  pues, ella es invaluable. Los antiguos peruanos llamaban Mama Qocha -“Madre Mar”- al Océano Pacífico, porque alberga vida en sus entrañas. Alguna relación tiene. ¿No dicen que las estrellas de la Vía Láctea entran al mar y flotan por canales ocultos para volver a la tierra y aflorar para la ceremonia del yarqa aspiy o “limpieza de las acequias”?
El agua nos ha preocupado siempre. Ha sido compañera en los viajes por lugares distantes, donde calmaba nuestra sed sin temor a la contaminación generada por la ciudad. La hemos admirado en las cataratas que descienden de los nevados y la hemos sentido correr por nuestras arterias. ¿Qué haríamos si ella nos falta, siendo parte  del cuerpo de todos los seres vivientes?
Proyecciones a mediados de la segunda mitad del siglo anterior indicaban catástrofes climáticas si las grandes empresas —principalmente— descuidaban un buen manejo del medio ambiente. Diversos especialistas lanzaron advertencias que caían en saco roto. Recuerdo al brasileño Josué de Castro, autor de  la famosa obra “La Geografía del Hambre”, cuando me dijo en una entrevista en torno a la explosión demográfica: “No se preocupe. La gente no se morirá de hambre, primero morirá de sed”. Parecía que su comentario  se haría realidad en un larguísimo plazo, pero estamos en las vísperas, viendo las consecuencias.
En el Perú nos sentíamos orgullosos de nuestras cadenas de nevados, majestuosos, impolutos. Mas, su eternidad ha sido rota. La agonía del glaciar “Pastoruri”, en Ancash, cuya belleza queda impresa para el recuerdo en postales y  páginas de diarios y revistas, estremece. En las comunidades de Quispicanchis, Cusco, la gente se pregunta por qué está cambiando el nevado “Qolqe Punku”, la “Puerta de Plata”,  entrada de las energías cósmicas. Una noche la Qoyllur no encontrará glaciares que irradiar y ya no será Qoyllur Rit’i, nieve que sacralizada una estrella. Aquella que era recibida por los peregrinos con unción para “limpiar” su espíritu.       
En la última reunión de expertos en  Valencia,  España, dieciocho ganadores del premio Nobel instaron a la comunidad internacional a tomar medidas para afrontar la inminente falta de agua en el mundo. Consideran que el agua dulce –sólo un 0.35 % en el planeta, el resto es agua salada y hielo (*) -es un bien precioso- y al mismo tiempo un recurso escaso y mal distribuído entre una población que crece  con un ritmo de 100 millones de nuevos habitantes por año. Miles consiguen dificultosamente unos cuantos litros fangosos para sus familias,  haciendo diariamente penosas caminatas en su busca.
El problema  se percibe en los cinco continentes por el deshielo creciente, el aumento de las inundaciones y la gravedad de las sequías. El tema ha conmovido Europa con motivo de la Expo Zaragoza 2008,  que llevó como lema: “El Agua y el Desarrollo Sostenible”.  La revista alemana “Deutschland” la llama con acierto “El Oro Azul” y menciona que más de 50 países -un tercio de los 6,600 millones de personas que pueblan el planeta- ya sufren de aguda escasez hídrica.   
“El consumo es alto en regiones industrializadas  y con mucha población. Donde crece la industria aumenta el consumo de agua”, escribe Oliver Sefrim. La Organización de  Naciones Unidas ha proclamado cada 22 de marzo como “Día Mundial del Agua” y al período 2005-2015 como Década del Agua, con el nombre de  “Agua para la Vida”.
“Según datos del Instituto de Investigaciones de los Impactos del Clima,  de Potsdam  -dice el articulista alemán- la escasez de agua dulce se agudiza con el cambio climático, que afecta su ciclo y particularmente a una de sus fuentes: las lluvias. De acuerdo con los modelos de los investigadores del clima, mucho parece indicar que el volumen de lluvias disminuye. Allí donde ya llueve poco, en el futuro lloverá menos. Por el contrario, donde ahora llueve mucho, lloverá más. El peligro de sequías extremas, inundaciones y tempestades aumenta. Otras causas de la escasez de agua son el crecimiento de la población, la urbanización y la industria. En los últimos cien años el consumo mundial de agua casi se ha multiplicado por diez.”
Pero no sólo se necesita agua potable para los seres humanos. También el agro y la industria dependen de este crucial recurso. Sólo la agricultura  consume más de dos tercios del agua y en el Perú se desperdicia en los cultivos de arroz y caña de azúcar, que requieren mucho líquido y tienden a desertificar la costa;  mientras que en otras regiones los bosques de eucalipto beben agua de más, introduciendo sus raíces hasta llegar a las napas freáticas.
Los llakuases que habitaron la parte alta de Canta, Lima, querían mucho al agua y -según una hermosa leyenda- cuando se fueron, sus guerreros se transformaron en estelas líticas, para cuidar la laguna y los canales de riego que beneficiaban  los campos de cultivo. 
En la Expo  Zaragoza 2008, adelantándose a lo que estaba previsto para dentro de unos 50 años, lapso que fatalmente se acorta, se exhibieron diversas técnicas para racionalizar el manejo del agua. Por ejemplo, emplear los  rayos ultravioleta para purificarla. El agua  fluye por un recipiente con una fuente de luz ultravioleta en su interior y su energía  destruye  la estructura celular de las bacterias. El agua de lluvia que corre por las calles o por terrenos industriales contiene partículas contaminantes, pero puede ser interceptada y filtrada en el momento de caer. En casos de emergencia, como catástrofes, hay equipos que  filtran el agua y la  purifican para los damnificados.
 

jueves, 25 de abril de 2013

MAMA RAIWANA


Sabían que, en los Andes de Perú…  

Mama Raiwana tenìa que entregar los alimentos a los hombres?

Ella lo olvidò porque estaba ocupada, criando a su hijo Konopa. Entonces Yuk Yuk, un chiwako o zorzal, ideó una estratagema.

Pidiò al papamoscas, saqracha o cucarachero, un puñado de puglas y las echò a los ojos de la madre.

              Mama Raiwana, desesperada, soltó al niño para alejarlas. El águila aprovechó su descuido para llevarse a Konopa. Lo devolvió cuando Mama Raiwana prometió dar a los hombres las semillas de los alimentos.

              A los de la sierra les dio papas, ocas, ollucos, maswa y kinua. A los de la costa, sara o maíz, frejoles, yuka y kumaras, es decir camotes.

              Los Inkas, agradecidos, solían coger al Yuk yuk, una avecita de pico y patas amarillas. Lo vestían con mantas pequeñitas y lo llevaban a pasear, en andas adornadas, en recuerdo  de la ayuda recibida de su antepasado Yuk yuk.