Sabían que, en los Andes de Perú…
Ella lo olvidò porque estaba ocupada, criando a su hijo Konopa. Entonces Yuk
Yuk, un chiwako o zorzal, ideó una estratagema.
Pidiò al papamoscas, saqracha o cucarachero, un puñado de puglas y las echò a los ojos de la madre.
Mama Raiwana, desesperada, soltó al niño para alejarlas. El águila aprovechó su
descuido para llevarse a Konopa. Lo devolvió cuando Mama Raiwana prometió
dar a los hombres las semillas de los alimentos.
A los de la sierra les dio papas, ocas, ollucos, maswa y kinua. A los de
la costa, sara o maíz, frejoles, yuka y kumaras, es decir camotes.
Los Inkas, agradecidos, solían coger al Yuk yuk, una avecita de pico y
patas amarillas. Lo vestían con mantas pequeñitas y lo llevaban a pasear,
en andas adornadas, en recuerdo de la ayuda recibida de su
antepasado Yuk yuk.
Estimada Dra.
ResponderBorrarGracias por anadirme a su blog.
Como siempre, admiro sus escritos, su sencillez y pureza, tan remimicentes de nuestra gran cultura Incaica.
Desde Las Vegas
alfonso irribarren