LA CIVILIZACIÓN DEL MAÍZ
Al
acceder al valle del Morkill para fundar el Qosqo los Hermanos Ayar cambiaron
su emblema. No se sabe por qué fenómeno pasaron de la civilización de la Kinua
o Kihura a la civilización del Maíz. A su santuario, el templo de oro, solo
entró la hermosa planta con cañas de oro y mazorcas de plata o a la inversa con
frutos de oro. Es posible que la Kihura prefiriese las tierras altas donde
absorbía la fuerza de los minerales. En cambio la Saramama daba generosamente
en los valles tibios donde era dueña y señora.
En
la actualidad se conservan en el Qosqo ciertas ceremonias en su homenaje. Al
comenzar la cosecha, que tiene lugar en estos meses, el qollana o ‘capitán de
la faena’, hace la t’inka o brindis rociando las primeras plantas con chicha. Al
mismo tiempo promete al maíz, con la generosidad propia del campo, que llegará
a todas las manos, diciendo entre otras palabras:
Saramama, qorihina, qolqehina, llapan
waychakuna hamuntin haywarinanchispa. ‘Madre maíz que eres como oro, como
plata, te alcanzaremos a todos los pobres cuando vengan.’
Las
mujeres separan los t´eqes que son los maíces mellizos, trillizos, cuatrillizos
y hasta quintillizos para guardar la cosecha. El gran número de t’eqes, sobre
todo pares, es señal de buena suerte. El t’eqe es el maíz reproductor.

Es
de lamentar que se pierda el maíz blanco de gran tamaño, orgullo del Qosqo. No
vayamos a quedarnos sólo con su historia. Otras variedades se diversifican como
el maíz reventón que se ha multiplicado, según los estudiosos, de acuerdo a las
regiones y los pisos ecológicos.
El
maíz, hervido como mote apenas cosechado, debió agradar a los paladares de épocas
pasadas, tostado como kancha fue grato para niños y adultos, molido se
convirtió en el primer pan que se amasó en nuestro continente.
Algunas
crónicas de siglo XVI recogieron datos sobre su preparación en el Qosqo. El
Inka Garcilaso cita su carácter ritual. ‘Para los sacrificios solemnes, dice, hacían
pan de maíz, se llamaba sanqhu y para su comer, no de ordinario, sino de cuando
en cuando por vía de regalo, hacían el mismo pan que llaman humint’a;
diferenciábase en los nombres no porque el pan fuera diferente, para los
sacrificios ceremoniales y el comer simple.”
El
padre Bernabé Cobo observa que ‘este cereal se comía ya en forma de bollo o de
t’anta (pan), de maíz reventado o pisankalla y de huminta o bollicos a la olla
o el mote patasqa que era cocido o reventado’.
Las mujeres molían los granos en unas lozas
anchas, ‘sería el maran, menciona el amauta Javier Pulgar Vidal, donde los echaban
y encima le daban con otra loza, ´el tunan’, a manera de media luna, no redonda
sino algo prolongada de tres dedos de ancho). En los cornejales de la media
luna ponían las manos y así la traían de canto de una parte a otra sobre el
maíz.’

La
humint’a, conocida ahora como humita, es pues, la vianda de la cual procede el
tamal, la máxima creación de las ‘chef’ cusqueñas hace cientos de años. La
humint’a no ha desaparecido porque se sigue haciendo, ya sea dulce o salada.
Las diferencias están dadas por los ingredientes comenzando por el maíz, tierno
para la humita y seco para el tamal. Con queso si la humita es salada, y con
pasas, canela y anís si es dulce.
El
tamal, entre tanto, lleva principalmente carne de puerco, ají seco tostado,
cebolla aderezada, aceituna y maní tostado. La masa de la humita no necesita
ser batida mientras que en el caso del tamal, sobre todo el cusqueño, requiere
varias horas de ´frotado’ para estar a punto. La masa está lista cuando queda
porosa, oxigenada, con aire flotando entre sus moléculas. Para cocinarla al
vapor se coloca una cuchara grande en una panka, envoltura de la mazorca, como
un perfumado pañal que se quita con cuidado porque puede romperse. Al centro se
colocan los ingredientes anotados y luego
se envuelve como un delicado bebé.
MAESTRA VIDA
El
jueves ocho un lindo grupo de profesionales recibió un grado de maestría en la
Universidad Tecnológica del Perú. Entre ellos estuvo mi hija Vida, arquitecta y
profesora de la Universidad Privada del
Norte y del Instituto Toulouse Lautrec. El acto fue simpático y
significó para todos largas horas de volver a
aulas para seguir aprendiendo, con el deseo de dar más y mejores
conocimientos a sus alumnos en muchos centros de estudios superiores.
Para mí, un motivo de Vida
para alegrarme la vida.
Alfonsina Barrionuevo
Felicitaciones por el grado académico obtenido por su hija .. Familia Velarde - Barrionuevo un orgullo para el Perú.
ResponderBorrarFelicitaciones por el grado académico obtenido por su hija .. Familia Velarde - Barrionuevo un orgullo para el Perú.
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