domingo, 31 de mayo de 2020


UN GUERRERO DE ALTURA
Para luchar contra el Covid19

Definitivamente tenemos que convivir con el enemigo, el corona virus. Han pasado sólo meses desde que se presentó en China. La gente está abrumada, es poco tiempo el vencido para pedir que se acostumbre a la gravedad del problema. El gobierno está haciendo lo posible pero cada vez los recursos a los cuales puede acceder, siguen disminuyendo. Falta en las últimas semanas oxígeno para los pacientes de las UCI, los contagiados no dejan de aumentan, mientras sube la desesperación por ir a trabajar.
He estado pensando en que los resultados de la cuenta de contagiados y fallecidos nos da otro camino que puede sumarse a las medidas sanitarias en Lima. Pareciera que la misma naturaleza interviniera con un serio contendor, un recio guerrero,  en el cual no nos hemos fijado, el factor altura.
El Perú tiene el privilegio de contar con la presencia de los Andes que reúnen en su territorio todos los climas de la tierra. En el caso del Covid19 la altura puede ser un recurso inesperado. De algún modo somos testigos de que afecta a la expansión del virus. Entonces, para qué luchar con él solo en el terreno llano de la chala, la costa. Vamos a llevar a los contagiados a un nivel entre 3,500 y 5,000 msm. En Lima capital, ya estamos llegando a un punto de saturación temible. Veamos un espacio que se verá como nuevo,  Lima provincia. Para mencionar algunos sitios a corta distancia, apenas horas, tenemos distritos como Cajatambo, Oyón, Huarochirí, San Cristobal de Rapaz, Santiago de Tuna, y otras localidades con alturas cercanas incluso a una cadena de nevados. Por qué no adaptar hospitales de campaña en esos lugares donde el corona virus perdería fuerza y menguaría sus letales efectos tras unos días de permanencia.  

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Este movimiento demandaría a no dudarlo inversiones importantes, pero además de los hospitales de campaña habría la probabilidad de que muchas empresas dejen de asentarse solamente en Lima ciudad y amplíen sus centros de trabajo fuera de ella. Si nos preguntamos por qué la capital es punto de atracción para miles de gentes que buscan cada día un futuro mejor. Esa preferencia obedece al hecho de disponer toda clase de servicios a los que puede aspirar cualquier peruano, centros teológicos, universidades, lugares de trabajo, etcetera. Si se desplazara la mira de sus aspiraciones a los puntos señalados modernizando lo antiguo al prodigarle lo nuevo se podría disminuir inclusive la enorme población que se incorpora a Lima para sufrir.

Esta es una opción pensada ayer, ante la pesadilla de los días que corren de encierro. Creo que es una de las tantas que se deben estar formulando frente a los esfuerzos que están haciendo en el mundo. No sé trata de sustentar una hipótesis sobre la cura de  la enfermedad, sino de impedir que siga prosperando en ambientes que son su caldo de cultivo. Sigo esperando como todos que tengamos la suerte de que se produzca el hallazgo de un específico para erradicarlo. Quién sabe sea el momento de poner los ojos en los centros poblados de altura que hay en el Perú donde su tratamiento se lleve a cabo bien. La puna, en cualquier parte del Perú ha sido hasta ahora una reserva para la minería, tal vez mañana esta región pueda ser una reserva para la vida de sus habitantes.

Distrito de Cajatambo - Wikipedia, la enciclopedia libre
Hay otra opción, estamos en una época en que la tecnología ha avanzado enormemente en innumerables aspectos. Hace tiempo que el hombre se ha lanzado a la conquista del espacio. Por qué no pensar en crear en Lima un centro donde se pueda recrear el clima de altura. Puede ser muy costoso. Sin embargo, si se presentan empresas nacionales y transnacionales,  a las cuales les inquiete participar en algo que a simple vista le parece imposible, se podría construir en Lima un hospital donde los pacientes respiren el aire casi sin oxígeno de la altura, que expanda sus pulmones y desaloje al virus en su última etapa, la neumonía.
Todo es factible por parte de la ciencia. Sin opciones por el momento las que estoy poniendo en circulación podrían servir para reflexionar. A principios del siglo pasado la tuberculosis tuvo su dramático asiento en Lima, las personas que padecían su ataque eran enviadas por los médicos a un posible lugar de salvación, la ciudad de Jauja en los Andes centrales.  Qué tenía de especial, pues aire puro de altura, a la vez que una alimentación sana.
Finalmente tengo en mente que el oxígeno pueda ser quizá un factor negativo, un caldo de cultivo, para el corona virus.  Si se le quitara el oxígeno a lo mejor no tendría donde alimentarse como en tiempos pasados la tuberculosis. Después se descubrieron una serie de antibióticos. La altura tiene un oxígeno ralo y la gente que nace y vive en ese nivel tiene un corazón grande por el esfuerzo de funcionar con la pequeña ración que puede capturar y seguramente también los pulmones. Son experiencias conocidas.  
No puedo dejar de pensar, como provinciana, en la necesidad de evitar transformaciones indeseadas en las extraordinarias regiones que tenemos. Se conservan paisajes, tradiciones, costumbres, grupos arqueológicos, monumentos históricos, etcetera en todo el Perú. En cualquier caso debe haber respeto por las poblaciones existentes. No debe pasar lo que ha estado ocurriendo en Chinchero, Qosqo, con el anunciado proyecto de  un aeropuerto internacional. Se han perdido grandes extensiones de cultivos alimenticios, se ha modificado su paisaje, se han puesto en peligro las ciudades a la vera del Valle Sagrado de los Inkas hasta el famoso santuario. En las alturas, si bien hay pobreza, se mantiene como único sustento para la gente que se queda la belleza de su entorno.  Sería muy grave arrasarla para el bien de los que lleguen como atilas.
Alfonsina Barrionuevo

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