lunes, 25 de enero de 2021

 

LOS AYAR LEGENDARIOS

En 1995 la Pachamama Waqaypata Qosqo dijo algo nuevo sobre el Qosqo en una sesión con el altumisayuq Mario Cama, sacerdote andino natural de Q’atqa, Quispicanchi.

‘Mucho antes de que llegaran los Inkas había en este sitio una qocha o laguna. Hasta que un día sus aguas se fueron y el lugar se convirtió en un pantanal. Yo estaba sentada en el centro de una piedra y  por eso  me dieron el nombre de Pachamama Qosqowanka, ‘mujer sentada en el ombligo de la piedra’. Sus primeros pobladores, mis hijos, fueron wallas y willus, quienes vinieron de muy lejos. Los inkas rellenaron los pantanos con tierra que trasladaron de varias partes y edificaron sus viviendas. Eso era poder.’

En 1911 el geólogo Herbert Gregori y el osteólogo George Eaton de la Universidad de Yale, USA, acompañantes de la expedición de Hiram Bingham, encontraron en el valle de Qosqo restos fósiles. Su estudio determinó la existencia de un lago,  en el Periodo Pleistoceno de la Era Cuaternaria, al que llamaron Morkill en reconocimiento de un empresario que les habría prestado  apoyo con provisiones y acémilas. La Pachamama mencionó la qocha en la sesión de Cama.

El cronista Juan Diez de Betanzos se adelantó a otros recolectores de datos cuando descubrió aspectos tempranos del Qosqo que son como una campanada. Según dijo, cuando aún no estaban en el lugar los orejones inkas había un pequeño pueblo de casas ruines cuyo jefe era Alkavika.  Aquel señor los recibió con mucho contento, les ofreció su amistad y se mudó junto a las ciénagas. No se conoció como se había acomodado en el lecho irregular y cuánto sufrieron en un ambiente tan inhóspito.

Betanzos, esposo de la noble palla Kusirimay Oqllo, debió sentirse en sorprendido al enterarse de como fue el origen de los Inkas. ´La tierra se abrió en Paqareqtanpu, ‘la Posada del Amanecer’, Paruro,  y sus antecesores salieron a gatas de una cueva. Algo sin precedentes porque, aunque se arrastrar hacia el exterior entendió que eran gentes muy poderosas. ‘Ayarcache y su mujer Mamaguaco, Ayaroche y su mujer  Mamacura, Ayarauca y su mujer Raguaocllo y Ayar Mango y su mujer Mama Oqllo’

Al enterarse de sus cuantiosas riquezas el oscuro soldado debió quedarse obnubilado. Su informante le contó de su prestancia, de cómo se aparecieron relumbrantes con sus vestiduras y bolsas de oro, armados con alabardas de oro. Las mujeres igualmente, ataviadas ricamente, con prendedores de oro muy finos, llevando ollas, cántaros, escudillas y vasos también de oro.

En la caminata, que duró jornadas innumerables  que llevaron a cabo  por algún designio secreto, Ayar Kachi, el primer hermano, hizo tales demostraciones de fuerza, asustando a la gente de las comarcas por donde pasaban,  que preocupados lo devolvieron a la cueva. Inventaron una estratagema y se cuidaron de que nunca pudiera escapar. En Wanakaure Ayar Uchu se trepó a una waka y ésta indignada lo petrificó. Ayar Awka, a quien le crecieron alas recibió una orden solar de que a reconocer el valle telúrico. Obedeció y al descansar en Qolqanpata, indica el cronista, se convirtió también en piedra. Al cuarto hermano, Ayar Manko,  le tocó fundar el Qosqo. Estaba dispuesto que sería el primer inka con el nombre de Manko Qhapaq, señor todopoderoso.  

La importancia de los Ayar, quienes fueron extraídos de la crónica de Betanzos, está dada por la posible evocación de sus recorridos en  en Machupiqchu de Paqareqtanpu y Wanakaure. Hay otros pasajes históricos coincidentes.

Acerca de los fundadores del Qosqo se consignan varias leyendas. La clásica de Manko Qhapaq y Mama Oqllo que habrían salido del lago Titiqaqa; a la que se suman Inkari y Qollari, que fueron creados por Ruwal en la región Q’ero; y, la de Mama Lloqlla, que llegó a Chinchero, cuando la tierra estaba en tinieblas. Ella dio a luz en el poblado a su hijo Malqo quien, más tarde,  se casó con la doncella Pitusilla y tomó el nombre de Manko Qhapaq. 

Aparentemente Pachakuti Inka Yupanki consideró que los Ayar o Ayara fueron sus antepasados y como tales dio categoría de wakas a los dos cerros que recordaban su salida y su paso. Estos sucesos fueron memorables para él. En el Warachiku los jóvenes de la nobleza que habían llegado a cierta mayoría de edad y aspiraban a ser guerreros tomaban parte en una serie de pruebas. Al término de ellas iban a Wanakaure para hacer sus ofrendas.

En ‘Suma y Narración de los Inkas’ el americanista Tom Zuidema escribió que Alkavika o o Alkawisa, jefe de los primeros habitantes del Qosqo, recibió con simpatía al último de los Ayar y su comitiva. Al verles les concedió supremacía por el brillo del oro que rutilaba en sus trajes, en sus armas y otros aderezos, e igualmente ´porque Ayar Manko dijo que eran ‘hijos del Sol’. Dio a su hija en matrimonio  a su heredero.   

Ambos pasaron buenos momentos hasta que Alkawisa murió y la sobrevivencia de su pueblo se fue haciendo difícil. El deterioro de sus vínculos de amistad creó una distancia insalvable. Andando el tiempo los Inkas se entregaron a realizar mejoras para extender su posesión.

Se ha hecho una tradición señalar Qolqanpata, residencia inka que levanta su original arquitectura en la plaza de San Cristóbal, como el palacio de Manko Qhapaq. Los siglos llueven sobre las puertas ciegas de doble jamba alineadas en su andén, donde montaban guardia sus los guerreros.

Juan Polo de Ondegardo menciona que ‘la cuarta guaca del cuarto ceque del Chinchaysuyu se llamaba Colcanpata y era la casa de Paullu Inca, donde estaba una piedra por ídolo, que adoraba el ayllo de Andasaya; y el origen que huvo fue haberla mandado adorar Pachacutic Inca, porque dijo que cierto señor se había convertido en dicha piedra.’

Dio a conocer también que, ‘en el sexto ceque del Qollasuyu la primera (guaca) era un buhío llamado Tanpocancha’ que estaba en el sitio de Manso Sierra de Leguisamo’, que fue morada de Manko Qhapaq. . …’No sería extraño que el markayoq, o fundador del Qosqo, hubiera vivido en ambos sitios, primero en uno y después en el otro. 

A Manko Qhapaq le sucedió su hijo Sinchi Roqa y siguieron sucesivamente sus descendientes hasta Kusi Yupanki, quien nació en Kusikancha. Este señor emprendió varias campañas sojuzgando a los Ayarmaka Ayllu y otros señoríos del Valle del Willkamayu o Vilcanota, surcado por un río que nace de una lágrima solar desprendida del nevado Khunurana, en Santa Rosa, Puno.

Alfonsina Barrionuevo

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