domingo, 16 de septiembre de 2018

RECORDANDO A FELIPE LETTERSTEN  


Me pregunto qué será de las esculturas de los pueblos amazónicos que Felipe Lettersten trabajó con unción entre 1987 y 1990. Tras su partida solo queda el recuerdo. Se podría pensar que habrían mejorado, pero algunos caminan a la extinción. El maestro Juan Manuel Ugarte Eléspuru dijo que “en el yeso fascinado estaban sus imágenes palpitantes, reales, elocuentes, modeladas por una mano inspirada.”
A través de sus obras el artista nos comunicó con gentes que sobreviven en el corazón hermético de la manigua,  a las que aprendió a querer. Para copiarlos en vivo Felipe navegó en su nave, la “Inka Pachakuteq”, internándose por trochas, entre una vegetación densa cruzada por ríos caudalosos. “El olvido en que viven, me dijo para este artículo en una exhibición, podría justificarse por la distancia, valla que los separa y también los protege. Más no cuando ese olvido arranca de la indiferencia por su suerte y cuando su contacto con los grupos ‘civilizados’ representa su destrucción.”

Imagen relacionadaLa pasión que puso en esa gran tarea, acrecentada por lo que significaba para él su proyecto ”Los Hijos de la  Tierra,” llevó en alto su grito de protesta que debió pasar del yeso al bronce para ser eterno. No se pudo y a Lettersten le dolió convertirse en un gonfalero solitario.
Su entrega fue total y conmovedora, porque no se rindió a la apatía que prostituye o deja morir a quienes son auténticos conservadores de la sabiduría en la foresta. Estuvo en la lid con su brazo armado de coraje llamando la atención hacia estos pueblos milenarios que ante tanto amor y tanto esfuerzo se integraron a su ancestro  nórdico y a su vida.
En la entrevista declaró que su sonrisa y su hospitalidad fueron un puente que cruzó para encontrarse con gentes maravillosas que lo cautivaron con su sencillez, su bondad y su confianza, comprometiéndolo -porque no hablaban el mismo idioma- a su defensa frente a la intrusión de los bárbaros del siglo XX y ahora el XXI que no dejan huella de sueños por donde pasan.
Su sinceridad conquistó a sus habitantes para permitirle que les sacar moldes directamente de sus cuerpos. Uso la mímica como medio de comunicación pero lo que más le sirvió fue el respeto que percibieron en su actitud. Todos comprendieron su deseo de rendir homenaje a las culturas amazónicas después de ver fotografías de sus esculturas.

La colección de Felipe, el emocionado luchador de la rupa rupa y la omagua, fue impresionante. Buscó un mecenas para seguir adelante pero no lo encontró. “En un momento, señaló, los miraña del río Amazonas, en el Brasil, eran sólo diez. Ahora, sin duda, no queda ninguno. Yo nunca permitiría que se abran carreteras al  Brasil, porque sus gobernantes creen que progreso es prender fuego a la selva para poner pastos, criar vacas y exportar su carne a los Estados Unidos para preparar hamburguesas.” 

Resultado de imagen para felipe lettersten“Esta mujer, agregó señalando una de sus obras, es dominicana, de un pueblo que fue el primero en ser masacrado en 1492. Su gente salió al alcance de Colón llevando en sus canoas fruta y otros regalos. En agradecimiento, después de tomar posesión de sus tierras en nombre de España, fueron pasados por las armas cuando defendieron a sus mujeres del ataque de los tripulantes de la “Santa María”.
Uno de sus niños reproducido en el yeso era un ikito. Según explicó “las gentes que poblaron antes el área de la actual Iquitos fueron desplazados por los caucheros. Ellos les contagiaron su lepra, se apoderaron de sus tierras y los echaron. Al cabo se fueron hasta la desembocadura del Alto Nanay. Sólo quedaban veinticuatro cuando Felipe los conoció. El abuelo, con mucha gentileza, accedió a reconstruir su antiguo atuendo para que él copiara a su nieto.          
La rubia cabellera en rizos al viento, brillantes los ojos azules, en cuyo fondo pasaban lejanísimas embarcaciones vikingas, entre una bruma de siglos, transmitía la energía y la pasión de lo que fue, un hombre de dos mundos. A veces, juez, cuando hablaba; a veces parte, con un fuego que salía de sus arterias de una manera impresionante.
Ahora es una leyenda. Ojalá hubiera vaciado sobre su cabeza  y su cuerpo el yeso preservador para quedar allí. Su vigorosa protesta siempre estará vigente.  “A raíz del descubrimiento de América y la invasión de sus tierras murieron alrededor de setenta millones, denunció. Es el saldo del quinto centenario. En cinco siglos las antiguas tradiciones de estos pueblos fueron ignoradas, su imagen alterada y su realidad, desfigurada. Sus aportes al arte, la ciencia y la cultura, menospreciadas. La civilización frente a ellos no tiene de qué vanagloriarse. Es responsable del deterioro ecológico de nuestro planeta, mientras ellos aprovechaban sabiamente sus recursos, sin depredarlos”.
 Alfonsina Barrionuevo 


3 comentarios:

  1. Fui gran AMIGO de Felipe y siempre esta conmigo tanto talento y lo que siempre quiso dar a conocer al mundo nuestra realidad, es tiempo de sacar sus obras del olvido y compartirlas con la Humanidad.

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  2. Soy la persona que trabajo 25 años con Felipe Lettersren, me desempeñaba como jefe en el área de producción de todas esculturas en fibra de vidrio. Mi número es el 991 281 437.

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