RECORDANDO A FELIPE LETTERSTEN
Me pregunto qué será de las esculturas
de los pueblos amazónicos que Felipe Lettersten trabajó con unción entre 1987 y
1990. Tras su partida solo queda el recuerdo. Se podría pensar que habrían
mejorado, pero algunos caminan a la extinción. El maestro Juan Manuel Ugarte Eléspuru dijo que “en el
yeso fascinado estaban sus imágenes palpitantes, reales, elocuentes, modeladas por
una mano inspirada.”
A través de sus obras el artista nos
comunicó con gentes que sobreviven en el corazón hermético de la manigua, a las que aprendió a querer. Para copiarlos
en vivo Felipe navegó en su nave, la “Inka Pachakuteq”, internándose por
trochas, entre una vegetación densa cruzada por ríos caudalosos. “El olvido en
que viven, me dijo para este artículo en una exhibición, podría justificarse
por la distancia, valla que los separa y también los protege. Más no cuando ese
olvido arranca de la indiferencia por su suerte y cuando su contacto con los
grupos ‘civilizados’ representa su destrucción.”

Su entrega fue total y conmovedora,
porque no se rindió a la apatía que prostituye o deja morir a quienes son auténticos
conservadores de la sabiduría en la foresta. Estuvo en la lid con su brazo
armado de coraje llamando la atención hacia estos pueblos milenarios que ante tanto
amor y tanto esfuerzo se integraron a su ancestro nórdico y a su vida.
En la entrevista declaró que su
sonrisa y su hospitalidad fueron un puente que cruzó para encontrarse con
gentes maravillosas que lo cautivaron con su sencillez, su bondad y su
confianza, comprometiéndolo -porque no hablaban el mismo idioma- a su defensa
frente a la intrusión de los bárbaros del siglo XX y ahora el XXI que no dejan huella
de sueños por donde pasan.
Su sinceridad conquistó a sus
habitantes para permitirle que les sacar moldes directamente de sus cuerpos.
Uso la mímica como medio de comunicación pero lo que más le sirvió fue el
respeto que percibieron en su actitud. Todos comprendieron su deseo de rendir
homenaje a las culturas amazónicas después de ver fotografías de sus
esculturas.
La colección de Felipe, el emocionado
luchador de la rupa rupa y la omagua, fue impresionante. Buscó un mecenas para seguir
adelante pero no lo encontró. “En un momento, señaló, los miraña del río
Amazonas, en el Brasil, eran sólo diez. Ahora, sin duda, no queda ninguno. Yo
nunca permitiría que se abran carreteras al
Brasil, porque sus gobernantes creen que progreso es prender fuego a la
selva para poner pastos, criar vacas y exportar su carne a los Estados Unidos
para preparar hamburguesas.”
Uno de sus niños reproducido en el yeso
era un ikito. Según explicó “las gentes que poblaron antes el área de la actual
Iquitos fueron desplazados por los caucheros. Ellos les contagiaron su lepra, se
apoderaron de sus tierras y los echaron. Al cabo se fueron hasta la
desembocadura del Alto Nanay. Sólo quedaban veinticuatro cuando Felipe los
conoció. El abuelo, con mucha gentileza, accedió a reconstruir su antiguo
atuendo para que él copiara a su nieto.
La rubia cabellera en rizos al viento,
brillantes los ojos azules, en cuyo fondo pasaban lejanísimas embarcaciones
vikingas, entre una bruma de siglos, transmitía la energía y la pasión de lo
que fue, un hombre de dos mundos. A veces, juez, cuando hablaba; a veces parte,
con un fuego que salía de sus arterias de una manera impresionante.
Ahora es una leyenda. Ojalá hubiera
vaciado sobre su cabeza y su cuerpo el
yeso preservador para quedar allí. Su vigorosa protesta siempre estará vigente. “A raíz del descubrimiento de América y la
invasión de sus tierras murieron alrededor de setenta millones, denunció. Es el
saldo del quinto centenario. En cinco siglos las antiguas tradiciones de estos
pueblos fueron ignoradas, su imagen alterada y su realidad, desfigurada. Sus
aportes al arte, la ciencia y la cultura, menospreciadas. La civilización
frente a ellos no tiene de qué vanagloriarse. Es responsable del deterioro
ecológico de nuestro planeta, mientras ellos aprovechaban sabiamente sus
recursos, sin depredarlos”.
Fui gran AMIGO de Felipe y siempre esta conmigo tanto talento y lo que siempre quiso dar a conocer al mundo nuestra realidad, es tiempo de sacar sus obras del olvido y compartirlas con la Humanidad.
ResponderBorrarDe acuerdo
ResponderBorrarSoy la persona que trabajo 25 años con Felipe Lettersren, me desempeñaba como jefe en el área de producción de todas esculturas en fibra de vidrio. Mi número es el 991 281 437.
ResponderBorrarhola puede pasarme su nuevo contacto?
BorrarBuenas tardes, soy Gerald Gomez actualmente estoy realizando una investigación sobre las esculturas de Felipe, que se encuentran en el Museo Amazónico, porfavor si tuvieran inforacion gráfica como foto y catálogos les agradecería mucho, a su vez, esto permitirá dar visibilidad al trabajo que realizó en Iquitos. mi cintacto: +51 938901042 - Correo: ggerald2248@gmail.com
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