KUKULI Y SUS
SUEÑOS DE COLORES
Los hombres que
trajo Cristóbal Colón a América, muchos de ellos salidos de los presidios,
cometieron atrocidades. Una de ellas era poner en fila a doce o trece mujeres
que tenían el vientre abultado. La apuesta era quiénes podían matar al mismo
tiempo con un solo disparo a la madre y al bebé en camino.
KUKULI VELARDE |
El olvido cubre el horror.
FLORES DE LA
TIERRA
La papa será siempre “la flor” de nuestros
alimentos.
En el Perú, donde los deslumbramientos
se están dando a menudo alguien descubrió un jardín de papas de colores. Se
intentó multiplicar los cultivos y fue imposible. Las condiciones de la tierra
huancavelicana, creadora de esa maravilla, no se podían repetir en otra parte.
Sus ingredientes son un secreto de la Pachamama de Aimara. La idea del Proyecto
de Innovación y Competitividad de la Papa, INCOPA, del Centro Internacional de la Papa, fue
convertir entonces esas papas en pétalos crocantes. Por primera vez los
consumidores se llevaron a la boca sus hojuelas como si fueran flores de la
tierra.
Así viajaron al exterior las Jalka
Chips y el Puré Andino en polvo de papa amarilla tunbay, ganadora de una
exposición en Crevan, Francia.
Curiosamente, en el siglo XVI, la
primera mata de papa fue enviada a un botánico del Viejo Mundo en una canastita
como bellísimas flores. Al marchitarse descubrió que tenían un fruto comestible
debajo de la tierra.
Durante siglos nuestro tubérculo de
bandera tuvo que vencer humillaciones y maltratos en Occidente. Sin embargo fue
una heroína cuando salvó del hambre a Europa. En los últimos años su cultivo se
ha extendido y la producción mundial pasa los trescientos millones de toneladas
por año.
Hay que ver los nombres sugestivos que
tiene en Huancavelica:
illa pillpintu, mariposa radiante;
pumachaki, garra de puma; paqari t’ika, flor del amanecer; kusi sonqo, corazón
alegre; inka tipana, medallón del Inka; munay tuta, pasión de medianoche.
Hay que pensar también en los mitos,
leyendas y tradiciones que le dan encanto. En Otuzco, La Libertad, los
campesinos saben de su relación con la Virgen de la Puerta, en el Qosqo Santa Bárbara
de Poroy es la Pachamama de la papa y sus mayordomos adornan sus andas con
walkas o collares de papas, En su octava las mujeres juegan con un bate inka
empujando una pelota de madera que se le parece. Las ganadoras merecen las mejores cosechas del año
siguiente, mientras los niños libran una batalla con el tanpurokoto, el fruto
castigador de la papa.
La creatividad de la madre naturaleza
produce unas 3,600 variedades, con
hermosas flores de colores y apetitosos sabores que son exclusivos y se deben a
la variedad de pisos ecológicos que tenemos y donde ella retoza, recogiendo el efluvio de
las dulzuras de cada altura y tipo de
tierra, con nombre y apellido propios.
La papa reconoce a sus domesticadores
milenarios y se siente amada por sus continuadores. Lo que siente es no ser recepcionada
como antes a nivel popular. Últimamente se está retrayendo por la indiferencia
de los consumidores. Si en 1973 se consumía per cápita 89.5 kilos al año, qué
pasó para que baje a 50 kilos en el 2000. Es preocupante que este fenómeno se
registre en el país de la papa.
La papa está viva, la papa sufre y una
tradición popular afirma que no se puede tratar mal a los alimentos porque
ellos suben al cielo, se quejan y se pueden quedar. Otra, que se ha recogido en Huancavelica, informa su aflicción si no se le festeja al terminar la
cosecha. Cuando no recibe una cariñosa ofrenda toma la forma de seres humanos y
puede emigrar dejando huérfana la tierra donde nació.
¿Se deberá la baja de su consumo a que
el arroz y el fideo se imponen en la
dieta de los peruanos? ¿Será causante la pobreza del pueblo por resultar costosa
la papa para sus ínfimos ingresos? La situación afecta a miles de productores de las zonas altoandinas, entre
los 1,500 y 4,500 metros, quienes se decepcionan por no tener demanda.
Incopa hizo el esfuerzo de poner en
los supermercados la t’ikapapa, una selección de yana imilla, putis, camotillo,
duraznillo, qaspar, qonpis, wayro, novia waqachi
-que hace llorar a la novia- y otras; además de la moraya o chuño blanco. Se le
está llamando tunta pero la gente del Sur, sobre todo de Puno y Qosqo, sabe que
son distintas. Una es de papa amarga que se cocina al vapor con queso –buena
acompañante de asados-, y la otra es una papa alargada y semiplana, especial
para chupes, sopas o revueltos con leche
y queso.
La imposibilidad de colocar en
nuestros mercados populares las diferentes variedades de papa que tenemos puede
dar lugar a que la papa logre mejores precios en los mercados del exterior.
Los consumidores de otros países deben
reconocer a la “Papa Perú”. Una infinidad de papas nativas de pulpas blancas, amarillas, rojas, azules,
naranjas y moradas, de sabor agradable, alta calidad nutricional, buena
textura, menor grado de humedad, mucha energía y proteína, alto contenido de
aminoácidos esenciales, vitamina C y minerales.
La búsqueda de alimentos sanos y
naturales, dice el economista Ordinola, es oportuna para su comercialización.
En este nuevo tipo de introducción el agricultor debe recibir más por kilo de
lo que pagan los recolectores, “veinte
centavos” el kilo en la chacra, costando más de dos soles el mismo kilo en los mercados populares.
¡Debemos comer papa y sentir el
orgullo de que es nuestra!
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