domingo, 18 de febrero de 2018

KUKULI Y SUS SUEÑOS DE COLORES

En nuestra América corrieron ríos de sangre después del descubrimiento. Había unos perros expertos en matar gente. Se cuenta de un español que quiso deshacerse de una vieja india y la mandó llevar una carta a un lugar distante  Calculando que estaba por la mitad del camino soltó a su temible lebrel. Ella iba lentamente y cuando escuchó sus ladridos se detuvo. Al verle con sus feroces colmillos desenvainados se arrodilló y le dijo: “Señor perro, debo entregar esta carta, déjame ir.” Al quedarse inmóvil el perro la olisqueó, orinó y se fue. Lebreles como éste ‘aperreaban’ hasta setenta indios por día según figura en una publicación del sesquicentenario de la barbarie. Alguna vez se lo comenté a Kukuli en un 12 de octubre que absurdamente celebrábamos en una América rota.
Ella hizo sentir su protesta en una exposición de sus piezas en el Central Park de Nueva York, en 1992, que tituló “Nosotros los colonizados”.
La pieza que ilustra esta nota representa a un ser sufriente, con clavos en el pecho. Su foto ilustró mi libro “Habla Micaela”.


CAMINO QUE SE HACE EL ANDAR…
Oswaldo Gonzáles afirma que nació en Andahuaylillas, Cusco, y lo confirma su obra. En sus pupilas, desde que era un erk'e*, se imprimieron los colores que inundan profusamente la iglesia y a las cuales se agregó la suma prodigiosa de su cielo esplendoroso, sus cerros protectores, sus maizales amigos, de su río caminante, de la lluvia compañera, del rayo luminoso, del arco iris que se despedazaba en los charcos. Un artista predestinado que tuvo un padre escultor, filósofo, que convertía en piezas únicas los osteoblastos que podía conseguir.

La Escuela  de Bellas Artes le enseñó mucho de academismo y lo preparó para hacer sus propias batallas. Le dio las bases y después la naturaleza se encargó de abrir a sus pinceles nuevos caminos telúricos. En cada uno de sus lienzos hay herencias ancestrales que deben llenarle de orgullo porque hablan de Cusco, de Perú y de América.
Conozco a Oswaldo Gonzáles a través de la innumerable procesión de vida impresa en sus lienzos. Estoy de acuerdo con sus hormigas humanas ante la grandeza de sus columnas de piedra, sus crepúsculos incendiados, sus remolinos de viento, sus caídas de agua, sus astros prendidos o rodando sobre sus telas. No sé cómo hace para combinar la pintura con los versos y dejar testimonio de su ciudadanía andina.

Andrés Gonzáles Castro
Inevitable evocar al autor de sus días y sus noches, Andrés Gonzáles Castro, a quien conocí en su casa estudio de Kishkapata, en Santiago. En una tarde que resbalaba por las paredes declaró entonces que volvería a hacer a Dios si pudiera mientras terminaba un Cristo que se descolgaba de su cruz, cansado de tantos siglos sembrados de dolor. Aquella vez  le pregunté qué quería con sus esculturas alucinantes hechas con polvo óseo. ¿Trabajar para otra eternidad o viviendo en otra vida tener el lujo de volver a la nuestra para recordarnos que existe? Su respuesta fue realista. "No puede ser de otro modo porque estoy de lado de la protesta" y claro, con razón.
Oswaldo Gonzáles lleva mucho del espíritu de su padre. Cuando hablé con aquel me dijo que el Cusco era demasiado hermoso para decir que venía de él. "Digamos que salí de la noche, que recogí mi alma de las lozas, que escapé de los muertos para gritar que existo." Su hijo ha heredado la luz de sus sombras, la poesía escondida en  sus reclamos, la alegría convertida más que en esperanza en la realización que aquel deseaba y que conquistó con pura perseverancia.
El artista es un crisol de oros cusqueños que nos anima con cada creación a esperar la que vendrá. Tiene aún un largo camino por andar. Es un producto hecho en el Cusco, en el Perú, en América, porque en  su sangre crepita la vitalidad de las culturas. Esperamos que sus pinceles, que arrancan de sus poderosas raíces, sigan en floración. Su mensaje está por venir.
(Lima, febrero de 2005) 


*Erk’e. Niño pequeño.


Alfonsina Barrionuevo

1 comentario:

  1. Estimada Alfonsina,
    El autor del libro "Journey to the Mythological Inferno" envió mensaje en tu FACEBOOK, con enlace sobre CHAVÌN DE HUANTAR y su mención en la TEOGONIA DE HESIODO, escrita en el siglo 8° a.C.

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