KUKULI Y SUS SUEÑOS DE COLORES
Alguna vez les
conté a mis hijas Vida y Kukuli que en los primeros días de noviembre las
comunidades del altiplano puneño salían a buscar en los chullpares –cuevas de
los roquedales- calaveras de sus ancestros. Las doncellas las colocaban en
bandejas de junco, adornaban con flores sus cuencos vacíos y bailaban en su
recuerdo. La música siempre está presente en fechas importantes. No he visto esa danza fúnebre
pero me parece un tierno homenaje lleno de vida a los abuelísimos. Cuando Kukuli pintó a los jinetes del Apocalipsis puso a esa muerte vestida con flores como uno de ellos. Me impresionó que recordara mi historia. Muchos otros relatos se fueron grabando en las neuronas de ambas como un legado cultural de una hermosa tierra de Perú. Va aquí para las generaciones de hoy, de ayer y de mañana.
QOSQO EN LOS ANILLOS DEL TIEMPO
La
ciudad se cubrió de oro solar y su magia sutil me impulsó a caminar sobre los
hombros encorvados de la tarde, sin rumbo determinado, doblando sus veredas
como servilletas de papel. La luminosidad que la cubría invitaba a recorrer sus
calles paso a paso, saboreando recuerdos que me hacían sonreir. Su tibieza
envolvió mis hombros como un fino chal cuando comencé a pasear buscando mis
huellas como si fuera descalza por un puente de arco iris…
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-¿Qué
te pareció la declaración de amor que le hizo media clase al profesor Oscar, de
inglés? No sé por qué tiene las mejillas un poco rosadas. Es muy empeñoso y algo
se aprende. ¿Le pusiste tu papel?
-Me
dio pena.
-Pero si era un
juego y nada más. Como se apoyaba en cada carpeta y el bolsillo de su saco
quedaba medio abierto le deslizamos los papelitos. Si hubieras leído algunos te
hubieras muerto de risa. Algunas chicas se copiaron versos de poetas conocidos,
Amado Nervo, Juan de Dios Peza, Rubén Darío. "Pasarás por mi vida sin
saber que pasaste,/ pasarás en silencio por mi amor y al pasar/ el lejano
perfume de mi amor imposible/ rozará tus cabellos y jamás lo sabrás."
Firmado, Catalina, y ese nombre no figuraba en la lista de la clase, así como
los demás. Si nos descubría se hubiera quejado tal vez a la madre Sacro y no sé
qué hubiera pasado.
-Pienso que al
descubrir los papelitos enrollados se debe haber reído mucho.
-Giorgia fue muy
audaz.
-¿Qué le puso?
"-Soy virgen.
Quisiera que fueras mi primer amor".
-Eso de "soy
virgen" está cursi. El salón era virgen por obligación.
-A su novia no
debió gustarle.
-Sabía que no
había peligro y deben haberse reído los dos. Ya lo veo rompiendo los papelitos
y diciendo: -¡Ah, esas chicas! Para ellas la vida no sería completa sin hacer
travesuras.
-¿Imaginaste cómo
se verá el profesor calato y sólo con medias y zapatos?
-No. Es muy flaco,
ha de verse como un adefesio. Creo que frente a él todas preferimos ser
vírgenes.
Foto: Martín Chambi |
Miré a Adita y me
reí. Todas éramos vírgenes o tal vez Ida no, una compañera con un apellido
extraño. Se le había crecido mucho el pecho, que no era nada del otro mundo.
Hay chicas muy pechugonas. Pero sus nalgas también grandotas se movían como
batanes al caminar. Se decía por ahí que se acostaba con el administrador de la
hacienda de su padre. A mí me daba pena porque tenía muy pocas amigas. En su
boca de labios gruesos había un rictus de desencanto.
-¿Es importante
ser virgen? -les pregunté mientras mordía un alfajor con manjar blanco.
-Claro que sí. Me
contaron que años atrás Martín, el hermano mayor de Lourdes, repudió a su
esposa porque no la encontró virgen. El escándalo que se armó conmovió al Cusco
y fue la comidilla de las familias de clase alta. Al día siguiente de la boda
la llevó a casa de sus padres y la devolvió. Ella fue recluida en su hacienda y
no se le ha vuelto a ver.
-Qué atraso, ¿no?
Es un fanatismo.
-No le faltó
razón. Nadie quiere ser segundo.
-¿Y quién te dice
que no serás la tercera, la cuarta o la quinta en la vida del novio que te
toque? Ellos son libres para correr de aquí para allá con esas mujeres a
quienes llaman "de la vida".
-A nosotras nos
toca ser doncellas hasta el matrimonio y ser desfloradas por el esposo. ¿Qué
significa perder la flor? ¿Vale la pena que te la quite alguno de esos que
están parados en las esquinas, con sus ojos de rayos "X"?
-Oí decir que
montando caballo al estilo de los hombres se puede perder también la
virginidad.
-Hay que tener
cuidado, no saltar mucho, no caerse sentada y ahora que han aparecido las
bicicletas no subir a ellas. El efecto es como trotar en un caballo.
-¿Y qué hago yo
que he montado caballo desde que tenía ocho años de edad, en la hacienda de mi
tío Feliciano?
-Bueno, no sabemos
qué pasará contigo. ¿Por qué montaste caballo?
-Porque era la
única manera de ir hasta la casa de la hacienda en Chumbivilcas. Un día entero
sobre el caballo subiendo y bajando cerros.
Aunque siendo una yegua de paso
suave a lo mejor no me rompí nada. Si hubiéramos aprendido anatomía tal vez lo
sabríamos. Pero, la madre Sacro no nos dejó.
-Esa monja nos
arruinó la vida cuando no dejó que el profesor nos hablara claro del sexo.
Hasta ahora estamos como las chiquitas.
-No tanto. Sabemos
que las cigüeñas no traen a los niños. Primero porque hacen sus nidos en las
chimeneas de las casas de Europa. Segundo porque nunca se ha visto por aquí
esas aves patilargas que en los cuentos llevan un bebé rosado colgando de un pañal.
-También que los
niños no aparecen debajo de los repollos.
-Ya sabemos que se
llevan en la barriga, pero ¿cómo se fabrica un bebé? ¿Cómo nacen?
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*Del libro “Qosqo en los Anillos del
Tiempo”.
Alfonsina
Barrionuevo
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