KUKULI Y SUS SUEÑOS DE COLORES
A Kukuli no le fue difícil pasar de
las vikuñas a las mariposas y a los ciervos. Cuando hicimos una exposición de
sus dibujos en el IPCNA los asistentes comentaban que sus padres los habíamos
hecho. Elvira Gálvez, jefe de culturales, tuvo una gran idea. Hizo llevar un
practicable, encima pusieron un pupitre y Kukuli allí comenzó a dibujar. Era
tan rápida que llenó innumerables tarjetas de invitación que todos se llevaron
a sus casas. Lo que más le gustó de esa tarde memorable fue un ramo de rosas
que le regalaron además de chocolatines.
QOSQO EN LOS ANILLOSDELTIEMPO
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La ciudad era pura
claridad, iluminada con ese oro solar del primer día que creaba una sensación
de encantamiento. Me fui caminando por el centro y encontré a mis amigas en la
Plaza del Cabildo, sumamente desorientadas. Las dos estaban contemplando la
Casa del Inka Garcilaso como si hubiera aparecido por arte de magia.
-¿Y,
ahora, qué les pasa?
-Estamos
buscando el almacén de don Jesús. Mi mamá quiere hacer ponche de almendras y
encargó que compráramos nuez moscada pero no está-, dice Luisa con la sensación
de estar perdida en cualquier parte -. En su lugar vemos esta casa con arcos y
en la esquina un balcón azul.
-Sucede que las
tiendas se abren y a veces no les va bien y cierran. En Matará hay una tienda
donde venden la nuez moscada y otras cosas como guindas y guindones, huesillos,
conservas, café, té.
-Don Jesús no
puede haber quebrado-, insiste preocupada-. Tenía su almacén bien surtido y le
gustaba atender. Conocía bien a sus clientes. ¿Recuerdas que a veces nos
regalaba un toffy?
-Tenía dulces
finos y un bacalao muy bueno para la Semana Santa. No se puede haber ido de la
noche a la mañana, -la apoyó Adita.
-¿Recuerdas que su
hijo Pepe ha estado muy enfermo? A lo mejor ha viajado con él a Lima-, traté de
terminar con el asunto.
-En la tienda
tendría que haber dejado a alguien. Podría haber quedado Michino, su
ayudante.
-Sé que llevaba
muchos años trabajando con él. Sin embargo una cosa es que fuera bueno en
atender y otra en hacerse cargo del almacén. La casa registradora la abría sólo
don Jesús y recuerdo que llevaba la llave colgada de su cintura.
Para mí era
difícil dorarles la píldora y ellas me ponían en apuros.
Bodega de Lámbarri |
-Luego, esa casa
con arquerías no puede haber aparecido así no más. En un pizarrín dice,
"Actividades culturales del INC.” ¿Qué es eso?
-¿Quién les dice que
puede ser obra de don Jesús? Ustedes saben que toda esta parte del inmueble le
pertenece. ¿Por qué se hacen problemas? Somos chicas y no conocemos sus
proyectos. En esa casa vivió el Inka
Garcilaso, hijo de la princesa Chinpu Oqllo desde que era un bebé, hasta que se
fue a España.
-¿Cómo sabes?
-La señorita
Wilma, nuestra profesora de historia decía que por aquí estaba y lo está.
-No nos gustan las
cosas sin explicación. Ya tenemos muchas que se quedan en el aire. Extrañamos a
don Jesús.
-A lo mejor se ha
trasladado. Lo que no me agrada es que me están tomando de punto. No sé por qué
tengo que resolver sus misterios. Me cogieron en la calle y tengo que saltar
como un grillo tratando de que ustedes queden conformes.
-Tienes razón.
Vamos a tomar un té en el Hotel Cuadro. Te invitamos -sugirió simpáticamente
Adita. -Después nos acompañas donde la costurera. Quiero hacerme un traje para
el cumpleaños de Norma.
Museo Casa Inca Garcilaso |
-Y yo que estaba
pensando en kancha, un tostado de maíz chullpi, dulce.
-Eso se come en
los pueblos, Eliza, donde a veces no hay pan. ¿A quién se le ocurre kancha aquí?
-Tienes razón. Le
contaré a mi mamá que estuvimos juntas.
-¡Aguarda! Calma.
No te muevas. No des un paso. Vamos por partes. ¿Me quieres decir dónde está
Pachakuteq?
-¿Pachakuteq?
Mira, Adita, ahora se te ocurre preguntar por Pachakuteq? Que yo sepa los
españoles se llevaron su momia a Lima y la enterraron en el monasterio de San
Andrés. Allí se perdió su rastro junto con la momia de Wayna Qhapaq que no
tenía cara de haber muerto de viruelas, sino de cualquier otra cosa, porque su
faz era tersa según escribió más de un cronista.
-¡Aguanta, Eliza!
No te pases de sabihonda. Me refiero a la estatua de Pachakuteq que estaba en
el centro de esta Plaza del Regocijo. En
su lugar hay otra fuente lanzando agua hacia arriba.
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Libro
“Cusco en los Anillos del Tiempo” 2007
Alfonsina
Barrionuevo
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