LOS PERUANOS TENIAN
UNA
UNIVERSIDAD DE
MILENIOS
El título de amauta calzaba exactamente en Javier Pulgar Vidal, el gran
geógrafo de Perú. Su actitud fue siempre de un maestro. "Mi casa está siempre
abierta en Javier Prado Este, donde hacen guardia muy erguidos unos árboles que
planté", solía decir, dando una grata referencia a quienes lo buscaban. Su
rostro apacible ocultaba al guerrero. Su batalla por desterrar el concepto
equivocado de dividir al Perú a la manera occidental en tres regiones, costa,
sierra y selva, fue tenaz y continúa después de su partida porque la seguimos
quienes tuvimos la suerte de reconocer ese legado.
Salió
de Huánuco para hacer sus estudios superiores, letras, derecho, historia. Atrás
dejó Panao, el único lugar donde las mujeres llevan pañales como tocado desde que
aprenden a caminar. En algún momento se encontró con el sabio Julio C. Tello y
comenzó la búsqueda de nuestras raíces. No sé si viajaron juntos, pero igual,
el Perú entró por sus ojos con sus ríos, sus montañas, sus bosques, sus
arenales, sus playas y su mar ilimitado, vasto.
Ese entorno
natural tan diverso y milagroso lo inspiró para investigar los nombres de las
regiones que no debían considerarse en sentido horizontal sino vertical. El
doctor Pulgar Vidal decía que recogió sus verdaderas denominaciones de "la
gente que nunca fue a la escuela porque tenía una universidad de milenios".
Con eso quería aludir a la tradición oral que nos viene de muy lejos y que
tiene un gran valor porque conserva una serie de conocimientos. Historia,
tradiciones, mitos, leyendas, costumbres, canciones y otros. La escuela de los
antiguos peruanos era de milenios y recibida en la sangre de los antepasados.
Pañakita Foto: Alfonsina B. |
Nuestras
regiones que corresponden a una variedad de pisos ecológicos son la chala,
yunga, qechwa, suni, puna, janka, rupa rupa y omagua. Ocho regiones y ochenta y
cuatro pisos ecológicos registrados. "En nuestro bendito país, agregaba,
tenemos todos los climas del planeta, desde el tórrido de las tierras norteñas
semejante al desierto del Sahara, el gélido de las nieves eternas comparable
con las polares hasta el tibio, amigable, de las mediterráneas del Viejo Mundo
que invitan a la vida plácida." En solamente horas se puede pasar de una a
otra sin salir de nuestro territorio.
Maestro
de conciencia, fue un sembrador de conocimientos, que salió del aula para
fundar universidades. Su mayor deseo fue que los peruanos amaran el regalo que
habían recibido al nacer. Una variedad de paisajes y de posibilidades para una
alta calidad de vida que no debía ser desperdiciada. El mundo sigue
aprovechando cientos de especies alimenticias y medicinales que fueron
domesticadas así como la primicia de
animales como la vikuña, de una fibra que es oro viviente de los Andes; la alpaka
de vellones suaves y el kuy o qowe de exquisitas carnes, muy solicitado en los
últimos tiempos.
En
su fructífera vida fundó varias universidades. Era un sembrador del saber de
los nuestros lanzado al futuro, a las estrellas. La última vez estuve con él en
su casa de Javier Prado admirando su entusiasmo por la karqa, un raro árbol que
crece en las aguas del nevado Pariaqaqa en Vilca, una de las tierras magicas de
Perú.
Alfonsina
Barrionuevo
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