UN
ALTAR QUE BAILA


AGÜITA BUENA
En
los siglos prehispánicos el agua bajaba retozona desde los altos picos
andinos. En los inviernos copiaba
rostros sonrientes en sus espejos. En los mates donde la recogían para beber
sabía a cielo azul, a wayllares verdes, a sombra de árboles amigos. Los
camarones jugaban a las escondidas en los charcos que se fomaban a sus
costados. Los peces eran equilibristas que saltaban de un lado a otro o bajaban
por resbaladeros de piedra en piedra.
Los habitantes de Lima antigua llamaban a su río Mamaq
Mayu por la gran cantidad de carrizos o ‘mama’ que crecían en sus orillas como
si fueran las barbas de un abuelo complaciente. En los veranos el río era todo
risas, una revolución ciudadana en su cauce. Las lluvias le hacían crecer llenando sus riberas. Nunca fue un río
hablador y no se sabe cuando los españoles lo nombraron equivocadamente rimaq, “el
que habla”. Quizá la fama de Pachakamaq, el santuario de los oráculos, donde
los sacerdotes hablaban con las fuerzas de la naturaleza y el cosmos, influyó
en el cambio de su patronímico.
No lo entendieron bien y el Mamaqmayu pasó a llamarse
río Rímac despoblándose de caritas risueñas, peces y camarones; dejando atrás
su pasado de linfas cristalinas, su origen en la paqarina blanca de los Andes,
su orgullo de capturar en sus cristales las imágenes del sol, la luna y las
estrellas.
Imposible devolverle sus viejas dulzuras. El antiguo
Mamaq mayu surte a la capital como antes, pero enturbiado por los residuos contaminantes
y los desagues. Lo único que queda para beber puede devolverle sus sueños con
una receta peregrina y simpática, después de su paso por la Atarjea.
Receta:
Para que el agua pierda un poco el cloro que la satura:
Poner agua potable del Rímac en un vaso de cristal. Agregarle una
pizca de bicarbonato con una sonrisa y el jugo de medio limón, mejor si es jugo de tumbo para darle su aroma.
Media cucharita de azúcar o nada. Tomar de inmediato. Realizar esto 3 veces al
día + 4 veces al día sin agregar el bicarbonato (solo medio limón o tumbo) Así
mantienes el cuerpo alcalino al 100%.
Por si acaso la receta no es mía.
Alfonsina Barrionuevo
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