CHINCHERO: ¿UN SUEÑO?
En
la segunda mitad del siglo pasado la construcción de un aeropuerto
internacional en Chinchero, Cusco, fue un sueño. Al principio se pensó en la
panpa de Anta pero tenía demasiada agua y drenarla hubiera sido muy costoso. Han
volado los años y sigue siendo un sueño difícil de concretar. Actualmente su
construcción se discute en términos económicos, pero cabe preguntar si habrán
cambiado las condiciones meteorológicas y geológicas del lugar o si pueden salvarse
con las novísimas tecnologías. Antes no se podía entrar o salir en las tardes
del Aeropuerto Velazco Astete y ahora sí.
Los
tiempos han cambiado. En ese punto de la discusión habría que ver si los
obstáculos de la naturaleza se pueden vencer o si lo sensato será buscar otro
lugar para justificar las inversiones multimillonarias que demanda. Chinchero posee
numerosos atractivos, un gran paisaje, un grupo arqueológico que está
postergado y una iglesia virreinal de altos kilates. Veamos cómo estaba el
proyecto en 1986 y un resumen del informe periodístico que hice y se publicó en
febrero de ese año en la revista “Gente”. Sirva para revisar una situación que se
debe investigar.
Aquella
vez comencé con una presentación evocadora de sus varayoq. Según ellos en Chinchero,
cuando todo estaba en tinieblas, nació el Padre Sol rompiendo la fuente de su
progenitora, Mama Lloklla, en un aluvión de luz. En el siglo pasado, siendo
Presidente de Perú, el arquitecto Fernando Belaunde Terry declaró que su
partido político, Acción Popular, se generó en una visita a Chinchero. Por esta
razón lo acogió con particular atención en su primer gobierno.
En 1976
el Consorcio CAIM, LAGESA, LLM y APS hizo estudios preliminares que no fueron
aprobados. Estos se hicieron en el sitio.
En lo principal no trató del largo de la pista, por ejemplo, sino de la elevación y temperatura que
limitaban la capacidad de vuelos. Cualquier avión a 12,300 pies, altura de
Chinchero, debía cumplir los requerimientos de ascenso si fallara un motor,
suposición que se plantea por seguridad.
En 1980 el gobierno del general Francisco Morales Bermúdez decretó
los estudios de factibilidad del aeropuerto por ser de necesidad y utilidad
pública. Esa fue una partida oficial, comentó el general FAP Alberto Thorndike Elmore,
del directorio de CORPAC, quien los comparó al “nacimiento de un muchacho
ciego, manco y cojo”. El proyecto quedó en suspenso hasta que lo relanzó el arquitecto
Belaunde en su segundo mandato.
A la convocatoria de un concurso internacional por el Plan
COPESCO entró el Consorcio Airways Engineering Corporation Novoa Ingenieros
S.A. Su labor fue veloz porque en tres meses desarrolló el trabajo de la llamada
etapa cero que comprendía varias cosas que no llegó a hacer, entre otras: un informe
meteorológico, certificación de pruebas de las fabricas sobre los aviones que
operarían, pero sí un extraño estudio del movimiento de unos nueve millones de
metros cúbicos de tierra y un cálculo a futuro de como se elevaría el mercado
turístico de pasajeros con el nuevo aeropuerto.
La entrevista con el general Thorndike tuvo lugar en la
Asociación de Pilotos de AeroPerú y versó sobre las deficiencias de Airways en el
proyecto de la obra. Estuvieron presentes
el capitán Carlos Arbulú Alva, el ingeniero de vuelo Mario Centeno y el capitán
Silvio Brigneti.
OLA
DE VIENTOS
La inquietud
por las condiciones meteorológicas de Chinchero se advierte en la solicitud que
hizo el ingeniero Roberto Santander de COPESCO en el mismo año al coronel FAP (r)
César Cútolo, director gerente general de CORPAC. Tenía cosas incompatibles que
no se podían aceptar. Si los estudios sostenían que las ráfagas de viento
duraban de cinco a diez minutos, lo real especificaba que no eran ráfagas sino fuertes
vientos de hasta 40 nudos entre las 14 y 17 horas. Si afirmaban que la duración
de las nieblas era de diez minutos la División de Meteorología de CORPAC señalaba
que eran de dos a tres horas. Los reportes sobre la temperatura también estaban
equivocados por no haberse ajustado en este parámetro a las recomendaciones de
la OACI.
Sobre
las lluvias (precipitaciones líquidas) solo se referían a éstas, sin decir nada
de otras como el granizo (precipitaciones sólidas) ligado técnicamente a la
tormenta en desplazamiento de altura y a veces nieve. Sobre las tempestades quedó
establecido que se producían normalmente a distancias mayores a los 20 kilómetros
especialmente detrás de los nevados Chikón, La Verónica y Salqantay. Sin
embargo los consultores en base a informaciones vebales sobre ausencia de
tormentas, manifestaron que ellas solo afectarían al aeropuerto si se
desarrollaran a 40 o 60 kilómetros del mismo. Afirmaciones que debilitaban sus
reportes, ignorándose caídas de hasta diecisiete precipitaciones sólidas.
PASO
SERENO
Será interesante conocer los estudios sobre las condiciones
meteorológicas de Chinchero hechas en este siglo. No se puede pensar que informes
defectuosos sigan teniendo valor cuando hay
cambios en las tecnologías y claro en la naturaleza. Todo debe estar revisado antes
de dar el paso definitivo, para no lamentar problemas. ¡Hay que medir esos tempestuosos
vientos de cola!
Alfonsina Barrionuevo
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