domingo, 4 de mayo de 2014

ALTAR SOLAR

En el Qosqo el altar solar estaba en la Aukaypata, Waqaypata o Plaza mayor. Un solo  cronista, de los que he revisado hasta ahora, lo nombra. Una gran piedra toda forrada de oro con una “teta”, que en las mañanas o tardes de lluvia era cubierta con toldos de paja, entretejida de tal forma que no pasaba el agua.

La teta me intrigaba. A qué llamaba “teta” el soldado testigo, Investigando  di con el clavo. La piedra era un intiwatana y la tal protuberancia el gnomo donde se apoyaba la figura del sol, una esfera de oro colocada sobre una especie de asiento-soporte de tres patas. Intiwatana o ushnu que da lo mismo.
El mismo soldado curioso adviritió que tal asiento estaba cubierto de diminutas plumas tornasoladas, de esos pajaritos que llaman pájaros tomines o picaflores, diminutos, plumas que le daban un efecto tornasolado y que se usaban sólo para la bola o bolo del sol.
Un descubrimiento que me llenó de regocijo al escribir mi libro “Templos Sagrados de Machupiqchu” y que comparto con Uds.



USHNU JUNTO AL CIELO  

Las auroras siguen pasando sus finas  manos de aire sobre la piedra tallada con primor, en los mediodías el sol siembra sus semillas de oro para hacerlas florecer y el arco iris hace flamear como antes sus banderas de colores. Los Inkas se alejaron un día por el camino del tiempo pero quedó el ushnu grandioso como huella de su presencia, comunicándose por escalinatas con una enorme plaza, como en Vilkaswaman, Ayacucho.

Fernando Moscoso admiró el altar pétreo en un espacio sagrado. El incansable periodista descubrió el lugar en uno de sus recorridos. La minería es su mundo y su pasión. Así encontró Kuranba, en la comunidad de los Kallaspuqyu, distrito de Huancarama, provincia de Andahuaylas,  Apurímac.
Hemos quedado en visitar alguna vez  uno de esos centros donde hace unos 10,000 años los antepasados prehistóricos extraían minerales no metálicos como cuarzo, riolita, toba, cuarcita y calcedonia entre otros para fabricar puntas de lanza destinada a la caza, pesca y recolección. En su época demasiado temprana la minería no era ni el atisbo de un sueño. Se dio cuando aprendieron a manejar la flor de fuego unos 6,000 años después.
Los Chankas, que según la leyenda salieron de la laguna de Choklloqocha con Wank’as y Wank’awillkas,  queriendo conquistar a los Inkas cuando tomaron fuerza, destruyeron los asentamientos de la cultura local de Kuranba sin entender su avance en tecnología metalúrgica y avanzaron por uno y otro lado en desatados huracanes de muerte. Ellos jamás renunciaron a su salvaje libertad y cuando fueron sojuzgados prefirieron desaparecer atravesando el territorio hasta sus ignotas cabeceras.
Moscoso, comunicador y fotógrafo, experto investigador de rastros mineros, encontró una tradición importante en Kuranba, donde quedan todavía cantidad de escorias y otros residuos de metal. Descubrió también que usaron cuernos de animales para extraer los minerales, “quimbaletes” para la molienda y wayras, “hornos que atizaba el viento con la fuerza de sus pulmones en la altura de los cerros”, para la fundición.

Los Inkas que tomaron el lugar, escribe, lo implementaron con una serie de construcciones. En los alrededores se ubican más de 69 recintos, con calles y escalinatas, además de una fachada principal hacia la plaza central de planta cuadrangular.  Así mismo en la pampa adyacente quedan restos de un conjunto de habitaciones, construídas posiblemente para los trabajadores con piedras calizas de diferentes tamaños -algunas en forma de cuñas- unidas con mortero de barro
Una densa vegetación cubre en parte  el grupo arqueológico que ha sufrido depredación por pobladores actuales que han usado piedras de sus muros para sus viviendas. La escasa enseñanza de nuestra historia, tan rica y vasta, minimiza la urgencia de resguardar estas obras del pasado que se están convirtiendo lentamente en una atracción turística que puede rendir dividendos a los pobladores. La sola vista del ushnu es impresionante y no se sabe aún si en  Cusco existen otros.       

Los Inkas usaron mucho oro en sus templos y mansiones sin que se conozca hasta dónde llegaron en sus técnicas, pues, los españoles se llevaron todo lo que encontraron y el resto fue ocultado por los cusqueños cuando advirtieron que eran objeto de su codicia. Lo más notorio es el empleo de la piedra como  principal material y en eso sus talladores y arquitectos fueron eximios maestros. Su esfuerzo por articular las regiones no les dio tiempo para dedicarse a la orfebrería como los moche, por ejemplo, cuyos orfebres dominaron el arte de fundir el oro y la plata, martillar, laminar, recortar, calar, embutir, repujar,  cincelar, engastar y hasta soldar las piezas entre otras exquisiteces. Cuando quisieron adornar sus espacios sagrados se llevaron a orfebres norteños para ese trabajo, aunque fue en sus últimas décadas. El arribo de Francisco Pizarro no les dio tiempo para embellecer la ciudad que “fue yema y corazón de un Imperio”.
Sin embargo, lugares como Kuranba, indican un quehacer de la minería dedicada a los metales -oro, plata, cobre y otras aleaciones- con una infraestructura de más o menos 500 hornos con fines religiosos y suntuarios de los señores del Tawantinsuyu.
Los hornos metalúrgicos, explica Fernando Moscoso, tienen una ubicación extraordinaria, orientados hacia las fuertes corrientes de vientos procedentes de los valles interandinos. Su vista en las noches debió ser magnífica por el fuego al rojo vivo derritiendo el contenido de los crisoles. Los mineros  disponían de un buen abastecimiento de leña en los bosques cercanos donde abunda mucho la chillka, apreciada por su alto contenido de resina, elemento indispensable para atizar los hornos.

Agrega que los terrenos de las comunidades de Panpamarka e Iskawaka (Aimaraes) fueron yacimientos mineros donde había vetas de oro, plata, zinc y cobre. Años más tarde, en 1560, durante el mandato del Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, se descubrieron minas de azogue en Huancavelica, que pertenecía por entonces a lo que hoy es Apurímac. El interés delos españoles dio lugar a que se establecieran en Andahuaylas 6 Corregimientos y en Abancay un Corregimiento con 23 Repartimientos a fin de proveer mitayos a los explotadores del mercurio.  El resto es historia virreinal y los fines completamente diferentes. Una nueva etapa  que fue trágica en la minería peruana.


Alfonsina Barrionuevo

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