ALTAR SOLAR
En el Qosqo el
altar solar estaba en la Aukaypata, Waqaypata o Plaza mayor. Un solo cronista, de los que he revisado hasta ahora,
lo nombra. Una gran piedra toda forrada de oro con una “teta”, que en las
mañanas o tardes de lluvia era cubierta con toldos de paja, entretejida de tal
forma que no pasaba el agua.
La teta me
intrigaba. A qué llamaba “teta” el soldado testigo, Investigando di con el clavo. La piedra era un intiwatana y
la tal protuberancia el gnomo donde se apoyaba la figura del sol, una esfera de
oro colocada sobre una especie de asiento-soporte de tres patas. Intiwatana o
ushnu que da lo mismo.
El mismo soldado
curioso adviritió que tal asiento estaba cubierto de diminutas plumas
tornasoladas, de esos pajaritos que llaman pájaros tomines o picaflores,
diminutos, plumas que le daban un efecto tornasolado y que se usaban sólo para
la bola o bolo del sol.
Un
descubrimiento que me llenó de regocijo al escribir mi libro “Templos Sagrados
de Machupiqchu” y que comparto con Uds.
USHNU JUNTO AL
CIELO
Las auroras siguen pasando sus finas manos de aire sobre la piedra tallada con
primor, en los mediodías el sol siembra sus semillas de oro para hacerlas
florecer y el arco iris hace flamear como antes sus banderas de colores. Los Inkas
se alejaron un día por el camino del tiempo pero quedó el ushnu grandioso como
huella de su presencia, comunicándose por escalinatas con una enorme plaza,
como en Vilkaswaman, Ayacucho.
Fernando Moscoso admiró el altar pétreo en un espacio
sagrado. El incansable periodista descubrió el lugar en uno de sus recorridos.
La minería es su mundo y su pasión. Así encontró Kuranba, en la comunidad de
los Kallaspuqyu, distrito de Huancarama, provincia de Andahuaylas, Apurímac.
Hemos quedado en visitar alguna vez uno de esos centros donde hace unos 10,000
años los antepasados prehistóricos extraían minerales no metálicos como cuarzo,
riolita, toba, cuarcita y calcedonia entre otros para fabricar puntas de lanza
destinada a la caza, pesca y recolección. En su época demasiado temprana la
minería no era ni el atisbo de un sueño. Se dio cuando aprendieron a manejar la
flor de fuego unos 6,000 años después.
Los Chankas, que según la leyenda salieron de la
laguna de Choklloqocha con Wank’as y Wank’awillkas, queriendo conquistar a los Inkas cuando
tomaron fuerza, destruyeron los asentamientos de la cultura local de Kuranba
sin entender su avance en tecnología metalúrgica y avanzaron por uno y otro
lado en desatados huracanes de muerte. Ellos jamás renunciaron a su salvaje
libertad y cuando fueron sojuzgados prefirieron desaparecer atravesando el
territorio hasta sus ignotas cabeceras.
Moscoso, comunicador y fotógrafo, experto investigador
de rastros mineros, encontró una tradición importante en Kuranba, donde quedan
todavía cantidad de escorias y otros residuos de metal. Descubrió también que
usaron cuernos de animales para extraer los minerales, “quimbaletes” para la
molienda y wayras, “hornos que atizaba el viento con la fuerza de sus pulmones
en la altura de los cerros”, para la fundición.
Los Inkas que tomaron el lugar, escribe, lo
implementaron con una serie de construcciones. En los alrededores se ubican más
de 69 recintos, con calles y escalinatas, además de una fachada principal hacia
la plaza central de planta cuadrangular.
Así mismo en la pampa adyacente quedan restos de un conjunto de
habitaciones, construídas posiblemente para los trabajadores con piedras
calizas de diferentes tamaños -algunas en forma de cuñas- unidas con mortero de
barro
Una densa vegetación cubre en parte el grupo arqueológico que ha sufrido
depredación por pobladores actuales que han usado piedras de sus muros para sus
viviendas. La escasa enseñanza de nuestra historia, tan rica y vasta, minimiza
la urgencia de resguardar estas obras del pasado que se están convirtiendo
lentamente en una atracción turística que puede rendir dividendos a los
pobladores. La sola vista del ushnu es impresionante y no se sabe aún si
en Cusco existen otros.
Los Inkas usaron mucho oro en sus templos y mansiones
sin que se conozca hasta dónde llegaron en sus técnicas, pues, los españoles se
llevaron todo lo que encontraron y el resto fue ocultado por los cusqueños
cuando advirtieron que eran objeto de su codicia. Lo más notorio es el empleo
de la piedra como principal material y
en eso sus talladores y arquitectos fueron eximios maestros. Su esfuerzo por
articular las regiones no les dio tiempo para dedicarse a la orfebrería como
los moche, por ejemplo, cuyos orfebres dominaron el arte de fundir el oro y la
plata, martillar, laminar, recortar, calar, embutir, repujar, cincelar, engastar y hasta soldar las piezas
entre otras exquisiteces. Cuando quisieron adornar sus espacios sagrados se
llevaron a orfebres norteños para ese trabajo, aunque fue en sus últimas décadas.
El arribo de Francisco Pizarro no les dio tiempo para embellecer la ciudad que
“fue yema y corazón de un Imperio”.
Sin embargo, lugares como Kuranba, indican un quehacer
de la minería dedicada a los metales -oro, plata, cobre y otras aleaciones- con
una infraestructura de más o menos 500 hornos con fines religiosos y suntuarios
de los señores del Tawantinsuyu.
Los
hornos metalúrgicos, explica Fernando Moscoso, tienen una ubicación
extraordinaria, orientados hacia las fuertes corrientes de vientos procedentes
de los valles interandinos. Su vista en las noches debió ser magnífica por el
fuego al rojo vivo derritiendo el contenido de los crisoles. Los mineros disponían de un buen abastecimiento de leña
en los bosques cercanos donde abunda mucho la chillka, apreciada por su alto
contenido de resina, elemento indispensable para atizar los hornos.
Agrega
que los terrenos de las comunidades de Panpamarka e Iskawaka (Aimaraes) fueron
yacimientos mineros donde había vetas de oro, plata, zinc y cobre. Años más
tarde, en 1560, durante el mandato del Virrey Andrés Hurtado de Mendoza, se
descubrieron minas de azogue en Huancavelica, que pertenecía por entonces a lo
que hoy es Apurímac. El interés delos españoles dio lugar a que se
establecieran en Andahuaylas 6 Corregimientos y en Abancay un Corregimiento con
23 Repartimientos a fin de proveer mitayos a los explotadores del
mercurio. El resto es historia virreinal
y los fines completamente diferentes. Una nueva etapa que fue trágica en la minería peruana.
Alfonsina
Barrionuevo
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