EL MUNDO RELIGIOSO INKA
El
sol llegando en una caricia cósmica a la tierra. La luna prodigando sonrisas
blancas desde el cespacio. Las estrellas moviéndose en la noche como
pinchinkurus, luciérnagas, celestes. El mensaje llegaba con un contenido de
ensueño.
Foto: Peruskha Chambi |
A
los elementos vistos así les corresponden las notas de cronistas que llegaron
al Cusco mucho después de que fuera despojado, inventando fantasías sobre
ídolos de oro y plata que reinaban en sus ambientes. Fábulas que llegaron a ser
incluídas en la historia oficial. Aún se cree que el sol del Qorikancha tenía
su rostro llameante impreso en una plancha de oro en redondo, el cual ocupaba el testero de su capilla, el que le
tocó, jugó y perdió Mancio Serra de
Leguízamo antes de que mneciera. Se
afirma también que la luna y las estrellas ocupaban otras capillas donde estaban los cuerpos embalsamados de las
reinas difuntas. O que fue un bulto de oro, con el tamaño y rostro de un niño
de doce años, que era llevado al ushnu de la plaza delWaqaypata para ser
adorado.
Nada
menos cierto cuando se sigue a los khipukamayoq que brindaron una valiosa
información en el mismo siglo XVI antes de desaparecer. No hay uno que llegara
con nombre propio a las crónicas aunque si se consigna la existencia de trescientas
cincuenta wakas que tuvo, más o menos, el Qosqo.
Gracias
a sus versiones, analizadas y comparadas, pude ubicar dieciste wakas, sitios o
templos sagrados en el santuario de Machupiqchu.
Los
Inkas y, sobre todo Pachakuteq, el gran
gobernante que organizó el Imperio del Tawantinsuyu, conocían la forma actuante
de los elementos de la tierra y el cosmos, y cuanto podían ser generosos como
destructores.
TIROLESES, RENANOS Y BAVAROS EN PERU
La gota de miel soñó que le nacían alas y se iba
volando. El sol la vio y logró evaporarla en el aire probando su dulzura con
deleite.
“La miel toma el sabor de las flores donde están las
abejas”, dice Juliana de la Rosa Rubio. “La
miel de Oxapampa es muy especial por la diversidad de flores que ellas tienen a su alcance. Su
fragancia es divina.”
Desde el cielo el sol hace un gesto afirmativo y lo
sabe porque es una ambrosía de
exportación. Un endulzante natural que alimenta y es producto de la química
entre las abejas y las flores de “la pampa de paja.”
En 1881 austroalemanes: tiroleses, renanos y bávaros, vencieron dos océanos en busca de una nueva
tierra. En 1853 el Presidente Ramón Castilla la ofreció al Barón Damián Feibern
Schutzholzhousen, firmando un contrato que no se concretó para que se
instalaran 13,000 colonos alemanes a la zona del Bajo Amazonas.
Mucho más un gran grupo de inmigrantes europeos se
estableció en el Pozuzo después de una increíble odisea. Nadie ya los esperaba.
Las penurias que pasaron para llegar al lugar fueron sin cuento porque no les
dieron facilidades para trasladarse y
colonizar una comarca en la rupa rupa.
Allá fueron con sus valses vieneses y sus mazurcas. Al
principio la actividad principal fueron los aserraderos. Los patriarcas
vegetales cayeron unos tras otros. Ahora, sus descendientes, hablan de
reforestar los cerros erosionados con pinos, lo que es muy bueno.
Sus extensas hectáreas están registradas en papeles
muy antiguos que guardan como certificado de un sueño. Para ellos fue
sorprendente encontrar otra geografía, otra ecología, otro clima, distintos a
las que habían dejado. Sin carretera que los uniera al resto del país los
pioneros que llegaron al Pozuzo fundaron un pueblo añorando los que dejaron en
el Viejo Mundo. Una parte de sus descendientes
fueron blancos, rubios, de ojos azules que aprendieron a hablar el
español como segunda lengua. Los
hombres mantuvieron un larguísimo tiempo
sus trajes de corte antiguo, pantalones
con tirantes y boina; las mujeres, sus blancos
pañuelos en la cabeza, blusas con encajes hechos a mano, anchas faldas con enaguas, y delantales.
En 1890 el Barón Ernesto von Mullenbruck convenció a
pobladores del Pozuzo para extenderse a
tierras oxapampapinas en Pasco, más accesibles a otros pueblos.
Juliana de la Rosa Rubio, nacida en Villa Rica, uno de
los distritos de Oxapampa, ya de la
cuarta generación, disfruta sus primicias
y trabaja con su esposo, mientras cría a su primer hijo. Ellos no
quieren vender sólo en el Perú sino también exportar. Su intención es poner sus
productos algún día en el mercado de sus tatarabuelos de Austria y Alemania,
para restablecer sus vínculos, así como
otros países.
Su empresa, asentada entre Chaupimonte
y Las Perlas se nutre en una tierra pródiga. Un paraíso de varias hectáreas con
árboles muy altos que soportan la coquetería de las orquídeas, -especialmente
el zapatito de reina y el boca de león, que cuelgan de cualquier rama-,
manantiales que alborotan a una avifauna abundante con agua transparente además de cantora, campos
sembrados de café, cultivos de llakhun o
yacón como lo pronuncian y lo escriben en la chala. donde la “ll” es una letra
que se les muere en la punta de la lengua.
Al natural la raíz del llakhun es jugosa,
transparente, con un sabor grato que no atosiga. Ellos, como otras familias
oxapampinas lo convierten en una mermelada deliciosa, ligeramente
ácida que es su mayor atractivo, y que también tiene marca de exportación. Lo
mismo sucede con el té filtrante, las cápsulas de llakhun y el jarabe
concentrado que es muy bueno siendo mejor que los edulcorantes
artificiales. Después de los largos años
de reclusión, un siglo y pico, quieren dejarse sentir y conocer además el país
que los antiguos colonos adoptaron y que hoy es suyo, aunque sea comenzando por
Lima que es la más cosmopolita de sus provincias.
En el camino a Oxapampa es frecuente encontrar al
gallito de las rocas, que es su ave emblemática, de cresta roja muy colorida y
plumaje oscuro, mientras en Pozuzo los papagayos lucen ufanos colores
brillantes. Al fondo eleva sus picos la Cordillera Negra y una frondosa
vegetación donde suele albergarse el otorongo o jaguar, entre otros
animales.
Antes no podían salir. Ahora tienen una buena línea,
Nuestra Señora de La Merced, con camabús
y servicio de terramozas para las diez u once horas de recorrido. Si a alguien
se le antojara ir hay hoteles en las haciendas y también pequeños albergues con
bungalows como D’Palma Lodge que cuesta de 20 a 25 dólares la noche.
Los atractivos son ecológicos. Lagunas artificiales,
recreos donde se siente la magia de la rupa rupa, cataratas que parecen velos
de novia, paseos en caballos de paso, gallos de pelea, e ingenios de caña con
trapiches a impulso hidraúlico.
A
la hora de comer pueden ofrecer a sus huéspedes platos exóticos con
carne de monte frita y apanada. Los
hombres suelen cazar con perros gallinetas y
un roedor gigante, el paka,
que pesa unos 12 kilos y es buen
nadador. Entre los dedos tiene unas membranas como las palmípedas, También sirven
el típico strudel, caldo de pelotas de carnes con arroz y harina de yuka, y la
pachamanka donde se dora el pollo en cilindros con piedras calientes al vapor.
En sus huertos crecen generosamente pakaes, paltas, higos, lúkumas, mangos, plátanos, piñas, kamu kamu,
aguaymanto y naranjilla o kito kito, un citrico con vitaminas. Por allí los panales de abejas suman cientos.
Sus licores son muy buenos, elaborados
con frutas. Como recuerdo vale la pena traerse unos quesos de su planta
lechera.
Juliana sonríe cuando afirma que la iglesia de
Oxapampa tiene el diablo adentro. Lo dice por
una madera que se llama diablo fuerte de color marrón rojizo. Las
fiestas principales se celebran en Semana Santa, el 30 de agosto que es el día
de Santa Rosa de Lima, su patrona, y el aniversario de la fundación de
Oxapampa. En esos días tienen lugar las peleas de gallos, en que lanzan al
ruedo a los mejores ejemplares de sus 400 cordeles.
¡Nuevos
atractivos en el Perú profundo!
Alfonsina
Barrionuevo
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