lunes, 8 de febrero de 2021

 

LUNA Y ESTRELLAS

(Fragmento)

Alguna vez el destacado lingüista Rodolfo Cerrón Palomino dijo que en el antiguo Perú existieron unas sesenta y nueve lenguas. ¡Cuánta riqueza! En mi programa ‘Huellas del Tiempo’ de PaxTV presenté a principios del siglo a unos singulares bailarines de tijeras. Dijeron ser de Huancavelica y afirmaron con orgullo que eran chopkas y que hablaban hopka. No tuvimos tiempo de conversar y desaparecieron. Su indumentaria era vistosa, muy diferente de los clásicos bailarines de tijeras de Ayacucho.

En un viaje a las serranías de Lima llegué caminando desde Pacaraos a Tupe, esquivando a los ciempiés que llovían en su estrecha senda, eran pequeños pero muy venenosos según me advirtió el guía. En el poblado. asentado en un área muy quebrada, las mujeres aún vestían un traje muy elegante que databa de una época muy antigua, todo negro con ribetes rojos y pañoleta roja en la cabeza. La gente recordaba a un viejo poblador, taita Conce, quien sabía hablar con el viento y le hacía ofrendas para que no tocara a las plantitas de sus surcos y se retirase a descargar su furia a unos desfiladeros que existen en su área.

En Tupe se habla todavía una lengua muy antigua, el kauke o Jakaru, originaria del pukina que se hablaba en el altiplano del sur, Puno. Sus habitantes observan el cielo con minuciosidad cuando la noche es clara, limpia, entre mayo y octubre, y se llena de estrellas.

Al Sol que se ve de día le llaman Pat sá. A la Luna, Man tsá, y conocen sus cuatro fases. La reconocen como Pá-se, cuando está apareciendo o naciendo; il’a, cuando es luna nueva; pà-se-kiwa, cuando cambia a cuarto menguante. Wa-xára es el nombre de las estrellas. Cada grupo o constelación tiene su nombre, escribe Alejandro Matos Avalos. Káx-ra, la escalera; usukia, la perdiz; Mayu el río de estrellas, la Vía Láctea. 

El granero del cielo está formado por nueve o diez estrellas y se ve entre setiembre y octubre. Si se muestra brillante anuncia que tendrán lluvias y entonces adelantan la siembra. Si las estrellas arrojan una luz tenue, débil, su señal indica  la presencia de lluvias tardías y los surcos deben esperar el arribo de diciembre. Las fases de la Luna tienen también influencia en el campo para determinar el trabajo de todo lo que se produce debajo o encima de la tierra.

Cada ser que viene al mundo nace con su estrella. De su conducta depende que tenga menor o mayor fulgor. Si enferma redobla sus bríos. Si no se cuida cabe el peligro que se debilite. Abdón Yaranga, investigador peruano que se fue a la Sorbona  de París, me dejó notas sobre la Luna en el Valle Sagrado del Qosqo. Mama Killa, la reina nocturna del cielo, se identifica con la mujer, señala su periodo de fertilidad, marca los hitos de los meses y está asociada con las Pléyades. Por eso se relaciona con Saramama; la madre maíz; con Aqsumama, la madre papa y Kokamama, la madre koka. Ellas son sustento de la humanidad,  alimento de los seres vivientes, mitigadoras del cansancio y generadoras de su fuerza vital.

En el Qosqo dicen que Choqe Chinchay, representado por un felino de dos cabezas, anuncia o determina la ciclicidad de Pacha, el tiempo-espacio. Mama Yaku o madre agua, origina los ciclos históricos. Inicia y regresa al fin del ciclo. Es germinativa. En el ritual del agua nueva, cuando se limpian las acequias, el agua es un ser bisexuado y acumula las energías de la creación. Es semen viril, residencia de la vida, vigor, eternidad y también esperma, concepción.

En montes llenos de arbustos se encuentra una abeja sin aguijón llamada wankayruy, que instala sus panales de miel en el suelo o en los troncos de los árboles.

Alfonsina Barrionuevo

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