domingo, 11 de octubre de 2020

 

EL JUANE BÍBLICO                                                                                        

Polvo de polvo. El viento hace volar en el desierto el polvo de Herodes Antipas, tetrarca de Judea. Polvo hollado o sin hollar que siempre es polvo y nada más. Por una paradoja su víctima, Juan el Bautista, llegó a nuestra época por una máquina de tiempo,  ‘la fe’, y nos mira con su piel de oveja desde un altar lleno de velas y flores. El culto al santo que bautizó a Jesús en el Jordán arranca en el Perú entre los siglos XVI y XVII para contribuir a la extirpación de la gran fiesta inka del Inti Raymi. 

Su historia es muy antigua. El tetrarca simpatizaba con ‘la voz que clamaba en el desierto anunciando la llegada del Mesías’, pero una noche, su hijastra Salomé bailó para él. ‘Te daré lo que quieras’, le había dicho entusiasmado sin saber lo que ofrecía. Ella, a instancias de su madre, que lo amaba y se sentía despechada por su rechazo le pidió insólitamente la cabeza de Juan en una bandeja.

Herodes, que lo apreciaba, no logró que cambiara de opinión y tuvo que entregarla en la fuente. Curiosamente, mientras él, su esposa y Salomé son polvo de polvo, en América y específicamente en el Perú y Colombia, la cabeza de Juan renace una y otra vez como un fruto en sus mesas. El juane o fane de esas provincias amazónicas reproduce su forma en un potaje tradicional.


No se sabe cómo ocurrió este singular tipo de sincretismo. San Juan Bautista entró redivivo a la Nueva Castilla por obra de los doctrineros. Sin embargo, la separación de su cabeza por el capricho de una niña y el odio de una mujer se plasmó en Maynas, Amazonas y San Martín en un potaje ahora ya clásico, el fane o juane popular, al alcance de los bolsillos y el exquisito nina juane de lujo.

Ambos son una especie de bollo que se parece a una cabeza. Mucho arroz y pollo sobre todo en el primero que es una especie de bollo de arroz con carne de pollo. El nina juane, “juan de fuego” con yemas de huevo, carne de paiche y yuka rallada, envuelto en hojas de bijao, que recuerda al santo varón y a Judea.

En la víspera nocturna de su día que figura en el calendario gregoriano se encienden fogatas o shungas y parejas de jóvenes saltan sobre ellas sufriendo a veces una lamida del fuego, según me contó el arquitecto Raúl Morey Menacho. En el filo de la madrugada, siempre en su homenaje, hay quienes se bañan en los ríos o en las qochas, “pequeñas lagunas”, para limpiar su alma. En ese momento se considera que sus aguas están más limpias, más claras, benditas como si hubiera entrado a ellas el Cristo para recibir el sacramento del bautizo.

Al día siguiente se lleva a cabo una fiesta campestre en los alrededores de las ciudades, en los caseríos cercanos o en las chacras. Se trata de una yunsa que en otras partes del país se llama cortamonte o tumbamonte que consiste en plantar un árbol muy adornado con cadenetas, banderines, quitasueños y hasta espejitos, colmado de regalos y una prenda de gran valor para quien logre cortarlo.

En la tarde, al son de un conjunto típico o bombo baile, conformado por bombo, tambor y qena, y a veces saxo y clarinete para darle más alegría o de un conjunto tropical, las parejas salen para tomar parte en las pandillas bailando el changanakuy, especie de cuadrilla selvática, alternando con la pícara y movida danza del sitarakuy, en la cual los bailarines imitan la picadura de la hormiga que lleva tal nombre con los pellizcos que intercambian.

Entre pandilla y pandilla los varones prueban su fuerza y habilidad con el hacha que va pasando de mano hasta que cae la umsha o sea el árbol. Quien lo logra está obligado a poner el árbol con todo su adorno el año que viene. La umsha es propia de la fiesta de San Juan pero también se acostumbra llevarla a cabo en los carnavales y en algunas festividades para darle más lustre.

El plato típico de este día es el juane o fane que se prepara tanto en Loreto como en San Martín, Amazonas y Madre de Dios. Su relación con el Bautista es estrecha porque adopta la forma de su cabeza y se sirve en un plato evocando el trágico momento bíblico cuando por orden del tetrarca Herodes Antipas, fue llevada en una fuente para complacer un perverso capricho de Salomé, su joven hijastra y su madre.

Talma Hernández agrega que el almuerzo se completa con un buen caldo de gallina, plátanos maduros sancochados y ensalada de chonta.

Para beber hay una serie de bebidas exóticas desde el conocido masato que se prepara ahora sin tener que masticar la yuka, la chicha de jora y el guarapo, ventisho o jugo de caña fermentada, hasta el abejachado o colmenachado con miel de abeja, el indanachado con las fruta del indano,y  el uvachado o el licor de siete raíces.

Recuerdo haber saboreado una gratísima sopa en el Club Loreto con mi distinguida amiga Talma, la esposa de Arturo Hernández, el autor de ‘Selva Trágica’ y ‘Sangama’. Me contó que él no le habló un mes porque quería un  varón y nació una niña. Creyó que ella tenía culpa de su frustración. Cosas de cromosomas. ¡Qué tiempos aquellos!

Alfonsina Barrionuevo

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