¡LOS PÍCAROS PICARONES!
¡Aquí están los pícaros calientitos!
Me llaman picaronera
porque vendo picarones
y no me llaman ratera
aunque robo corazones.
¡Redondos y tostaditos
en su miel bien bañaditos,
van provocando los pillos
a vejetes y chiquillos!’
Coquetería reposteril, en pirámide, con un ojo risueño al centro, enamorador,
rociado con miel de chancaca donde entran hojas de higo para darle sabor y
aroma, el picarón nos traslada a épocas inolvidables, cuando las picaroneras lo
preparaban en las esquinas de las calles limeñas. A veces precedidos por el
anticucho solazándose en su salsa para hacer el contraste. Otros tiempos, otras
costumbres, otro regalo para el paladar que llega hasta ahora.
Entre el buñuelo y el picarón hay un cierto parentesco que se remonta más
allá de la choznería; agregando que el buñuelo hispano puede tener una abuela
árabe. Llegó de la península y entró en Lima a la sartén en una mezcla casi
angelical, liviana, aristocrática y donosa de huevo, harina, leche y polvo de
hornear. El picarón, partiendo del mismo tronco genealógico de ingredientes principales,
asumió distintas características para alegría de los comensales.
Un tono áureo que aumentaba en
kilates con el zapallo príncipe y el
camote con señorío de la tierra y dulzuras antioxidantes. Su sabor solía ser más
insinuante, aunque no tuviera campanillas de nobleza importadas y por lo mismo
fuera más popular. ¿Quién puede atreverse a
compararlos?. El buñuelo tenía la gracia de ser considerado en los villancicos navideños como preferido
del infante divino:
‘Niño Manuelito,
¿qué querís comer?’
dizque le preguntaban los cantores
y éste respondía:
‘Buñuelitos fritos
envueltos en miel.’
‘El buñuelo se prepara también en otras partes del Perú como Arequipa,
donde antaño se vendía con miel de caña a ‘los bañistas, en la puerta de los
pozos o piscinas de Tingo’, menciona Manuel J. Bustamante de la Fuente, sin que
le cediera campo el picarón, inflado
como un salvavidas, que sale con su abertura al centro y redondo cual una
rueda, como si las manos de la picaronera tuvieran un molde. Cada uno con su
propia personalidad aunque ambos se envuelven en la misma miel; pero sin
desconocer que si el primero no hubiera existido, el picarón tal vez no se
hubiera inventado; y este es el lazo de inspiración que los une aunque lo demás
los separe.
Es de presumir que no fue la limeña de salón, ‘de talle de avispa, que
arrastraba miradas de los flecos de su manto, sabiendo que la miraban, boca de
risa, hoyuelos en las mejillas, de manos mórbidas y con pies de reina, chiquitos y muy monos’, como describe Pablo
Patrón, la creadora del alabado dulce.
‘La preocupación de la limeña que era un ángel, sea que luciera en los salones el agradable metal de su voz, que se le viera hacer con primor toda clase de labores femeninas, que se la contemplara recogida en oración en el templo, ejercitando las obras de misericordia en los hospitales o alegre y engalanada con los arreos propios de su sexo en los paseos y en los teatros, que era muy dispuesta para la música y el baile, no fue muy aficionada a preparar ni siquiera dulces,’ según observa Max Radiguet.
Fue la morena que la engreía haciendo malabares en la cocina, ya
familiarizada con las especies alimenticias nativas la que definitivamente introdujo
en la mesa europea el camote prehispánico, oriundo de los tibios valles de la
chala, la yunga y la qechwa, llamado allí kumara, acompañado por el zapallo.
Cucurbitácea cuya presencia en la culinaria nativa tiene milenios.
La distancia depende del momento en que aparece el picarón con entusiasmo
en el panorama de la repostería nacional. Las crónicas que he leído lo sitúan
en el siglo diecinueve y quizá antes compartiendo tres épocas, el virreinato en
vías de fenecer y viviendo rabiosamente sus últimos años porque entendían que
se iban, la independencia y luego la república con herencia de dos mundos.
Que las morenas, inspiradas en el arte de la culinaria y la repostería,
lo inventaran antes de su liberación o después no tiene importancia. Pero en el
humanísimo decreto de don Ramón Castilla, dado en Huancayo, les permitió
desarrollar su talento a otro nivel, porque fueron al principio las picaroneras
más profesionales que tuvo Lima.
Ellas incorporaron al yantar citadino de la aldea grande, como la llama
Sebastián Salazar Bondy, los apetitosos anticuchos, chunchulíes, mollejitas,
pancitas y mondongos, servidos con choclos, yucas, papas o camotes, y los
picarones como un postre al vuelo. Para ponerlos a punto se modeló el brasero
de carbón con abanico de totora y el perol de manteca humeante llevando ya la
miel hervida con clavos de olor, hojas de higo, cáscara seca de naranja y tapas
de chancaca cajamarquina o piurana.
Javier Luna Elías aprendió el pregón de la picaronera de la tradicionista
Rosa Mercedes Ayarza de Morales, que lo recogió de la calle para darle abrigo.
Ella encargó al ‘Grupo Jueves’ ponerlo en circulación en sus reuniones
culturales y así lo conservó en su memoria el arquitecto Luna Elías que lo
concluye con una acotación ingeniosa también de las sabihondas, que tenían el
placer de ofrecerlo en la fiesta y la procesión de la Virgen del Carmen en los
Barrios Altos. .’...y si lo dejas un día/ y el picarón se enfría, un hervorcito
le das y volverá su frescura. Tiene que estar borrachito, remojado en su propia
ambrosía, para volver a renacer.
No podemos afirmar con seguridad que la famosa hojarasca que se come con gusto en la fiesta de la Virgen de
Cocharcas, sobre todo en Orcotuna, Junín, sea una hermana andina del buñuelo.
¡Se le parece mucho! Pero, por qué dudar en el posible parentesco. Después de
todo las fiestas religiosas fueron traídas de España y algo más tuvieron que
aportar además de los rezos, las misas y los maitines en el interior, para
alegría de los niños.
Alfonsina
Barrionuevo
Buenos días, querida amiga. Dra. Alfonsina Barrionuevo. Siento felicidad cada que leo un artículo suyo, pero este, me enloquece de orgullo de ser peruano, de ser su paisano.
ResponderBorrarDra. Barrionuevo, le envié un mensaje por Facebook, la invito a una entrevista por mi camal de You Tube: GerardoRehuelTV desde Miami.
Gracias y que Dios la bendiga.