domingo, 10 de febrero de 2019

LA VIRGEN MINERA 


En Quiruvilca, aunque haga sol, el frío pellizca las mejillas. Avanza el día y muerde las manos, las rodillas y se va metiendo en los huesos convertido en puntillazos que llegan a la médula. Los braseros con bolas de carbón de piedra mezcladas con una arcilla especial para que dure no son suficientes para ese fiero mastín. El forastero que llega siente sus colmillos y se pregunta si es posible vivir y soñar en esas condiciones. Sí, lo hacen. En el asiento minero, por razones de sobrevivencia, una población de dieciséis mil personas  se mimetiza con el frío  reinante y pasan los años  de su brazo.
Me dijeron que era un lugar de pesadilla. Que la gente brotaba de los agujeros de los cerros. Que los niños andaban tan sucios y pobres que parecían trasgos o duendes. Que los peones escupían los pulmones por la silicosis mientras el cementerio se iba poblando de cruces. Fui a Quiruvilca cuando estaba la Northern Perú Mining Corporation y era peor. El pueblo no es sombrío a primera vista.  Su cielo es añil a más de 4,100 metros y sin embargo es gris  para la población de extrema pobreza.
En Quiruvilca, no sé si seguirá igual, pero escribí, se lucha por el pan de cada día y nadie quiere agregar a la hostilidad del ambiente la dureza del desempleo. Los wamachukus prehispánicos descubrieron probablemente el mineral en su superficie. En runa simi Kiruwillka quiere decir "diente sagrado", la sacralidad de la plata en el mundo andino que va paralela a la del oro. Fueron los españoles hambrientos de poder quienes abrieron las primeras minas obligando a los habitantes de las cercanías a cavar las galerías y morir sin un padre nuestro entre los derrumbes y las filtraciones.

En 1920  fue la Northern que comenzó a sacar plata, encontrando también cobre, zinc, oro, plomo.  Por esos años se vivió una época de auge y ante el acicate de extraer las riquezas que guardaba el cerro en sus entrañas y hacer negocios el pequeño villorrio creció de la noche a la mañana con gente procedente de Usquil, Santiago de Chuco, Angasmarca, Otuzco, Trujillo, Huaraz, Lima, y también Alemania, Austria, Holanda, Dinamarca.          
Imagen relacionadaLa bocamina llegó a varios niveles bajo tierra hasta que la  explotación de los minerales, sobre todo el cobre,  paró una y otra vez. Sin embargo, había etapas en que se trabajaba  veinticuatro horas. Esos cambios afectaban a los mineros que trataban de ganar algo más a costa de todo.  Los accidentes arreciaron en su afán de arañar más los minerales. Entonces volvieron los ojos a la religión. Había que llevar alguna imagen. Cualquiera, una santa señora, un santo varón, para aferrarse a ella desesperadamente y obtener su protección.
Otuzco está cerca y entonces evocaron a una Virgen dulce como una paloma, cuyas manos de lirio se juntan en actitud de ruego, quien les pareció capaz de pedir piedad a Dios por ellos. Su nombre cobró fuerza en sus labios morados. Era la Porterita, que escapaba  de su precioso altar para estar  cerca de los necesitados, y ella fue elegida.
En los inicios de su culto a mediados del siglo pasado,  dice don Apolonio Aguilar Reyes, los ingenieros Wilford y Stocktom se interesaron en que escultores de Lima fueran a Otuzco e hicieran una copia de la Virgen otuzcana. Al cabo fueron dos imágenes. Una del tamaño de la original y la segunda más pequeña, la inter.  

Ambas viajaron a su destino dando lugar a una entusiasta movilización de los mineros y sus familias para  alcanzarlas  en el camino y darles la bienvenida.
Cuando llegaron la plaza grande se inundó de música y les hicieron su hogar provisional en una calle hasta que se levantara su iglesia. La primera procesión fue linda, espectacular, las llevaron en sus andas los hombres del mineral vestidos con sus trajes de labor.
La Porterita siempre es una Reina pero en Quiruvilca, donde su presencia es un motivo para que los niños coman guiso de carne y pataska durante sus festejos, es la Virgen Minera y lleva el casco de plata de los Ospina, donado en 1968. A sus pies una luna blanca se tiñe con el arco iris del lake, un mineral de colores. Sus barrios la celebran por turno con la empresa. San Pedro, Miraflores, Central, Leoncio Prado Alto y Bajo y el Bronce. Unas semanas antes la Virgen pequeña, su Inter, habrá ido de familia en familia para las novenas llevando a sus corazones un ligero soplo de esperanza.
Alfonsina Barrionuevo 

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