LAS DIABLADAS DE PUNO Y BOLIVIA
Pongo a un “diablo” de Perú junto a un
“diablo” de Bolivia y me encantan.
¿Se parecen como una gota de agua?
Ambos son diferentes.
¿El altiplano peruano se parece al
altiplano boliviano? Dicen que todo es
una pampa sin fronteras. Sin embargo,
hay algo que se percibe. Las nubes que pasan de un lado a otro podrían
hacerse morisquetas entre ellas porque son
iguales. La lluvia, echarse a tamborilear con los pies desnudos en ambos
sitios. ¡Cómo no! El viento, puede tirarse las mechas de un lado a otro. ¡Quién
podría ponerle ataduras! Hasta el arcoiris si quiere y es una tentación podría
nacer en el lado vecino y terminar en el nuestro.
Pero,
“las diabladas”, se generaron por los curas doctrineros a su manera.
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Foto: Llamerada UNESCO |
Su afán por adoctrinar y combatir el
pecado hizo sobredimencionar al diablo. Por eso hay muchos diablos en Puno y
Oruro, pintorescos y pintados porque se integraron a la fiesta de sus vírgenes.
Conozco una preciosa leyenda sobre el origen de la diablada en Bolivia y dos en
territorio peruano. Sus fiestas sin los diablos no tendrían tanto lujo. Aunque,
si bien los diablos son obligados actores la fiesta de nuestra Candelaria o de
la Virgen de la Candela tiene el color y la belleza de las galas de las
comunidades peruanas y a eso debe referirse el pedido hecho a las Naciones
Unidas para la declaración de su fiesta como Patrimonio Inmaterial del Mundo.
En la Octava
nuestra han desaparecido muchas danzas como la Llamerada, los Kallawayos, la
Kullawada, la WaKa Waka, etc. para dar la preferencia a la saya. El fenómeno se
debe a que los jóvenes no conocen las danzas de las décadas pasadas y les gusta
la saya. Esta, por ahora, es dilecta para ellos que han dejado en el ayer la
tuntuna, también de origen boliviano. Si aparece algún otro baile lo
practicarán con entusiasmo sin duda porque así es la dinámica del tiempo. Ojalá
resurja para la Octava el entusiasmo por nuestras danzas de mucha historia y originalidad. El uso de
gafas ocuras, guantes, sombrillas y botones en ellas surgió por la imposición de los encomenderos que les vendían a
la fuerza cuanto llegaba de España y Europa.
El 2 de febrero, para la Entrada aún no hay problema. Tanto aimaras como
qechwas conservan su tradición aunque no sepamos hasta cuándo, También ellos se
están globalizando.
Sería oportuno que el próximo 2 de
febrero se graben en video las danzas nativas, como les llaman en Puno, para
complementar el pedido a la ONU. Así
será muy fidedigno.
Por supuesto no hay que confundir las
diabladas.
¡Qué linda es la diablada puneña!
¡Qué linda, la diablada orureña!
Tal vez un día en el puente del
Desaguadero sus representantes vuelvan a
darse la mano. Lo hicieron en la segunda mitad del siglo pasado cuando
llegaban con sus conjuntos musicales en homenaje a la Candelaria.
EN LA PIEL DE AMERICA
Felipe Lettersten sacó suys manos del
mar dejando huérfana su historia con peces de oro y cangrejos raptores de
estrellas; la retiró de la fronda coral de las iglesias como gorriones tenores;
abandonó las auroras limeñas con rocío de emoliente en las mejillas y se ausentó
de sus tardes buñueleras que retozan en cuencos de miel, para emigrar a la selva donde pudo tocar con sus dedos
poseídos de arte la piel cálida y tersa de una América virgen.

La
pasión se siente por sus arte que se acrecienta con lo que significan par él
“los hijos de la tierra” más su grito de protesta que pasa del yeso al bronce para
que sea eterno, más sus sueños de justicia para ellos, más su preocupación por
su destino, convierte a Lettersten en el gonfalonero de una conciencia a su
favor que un día habrá de cobrar alas.
El fuego que sale en llamaradas de sus
dedos creadores se alimenta en su sensibilidad y en su temperamento. Su entrega
es total, conmovedora, porque no se rinde a la indiferencia de la gente que prostituye
o deja morir a los auténticos forjadores de la cultura de América. Está en la
lid con su brazo armado de coraje por las milenarias naciones que, hace tanto
amor y tanto esfuerzo, han integrado su ancestro vikingo a su existencia.
En su mayoría no tiene alternativa. Ni
siquiera la esperanza frente a lo inexorable.
No ignoran que al término de su camino
les espera el fin. Su último consuelo es el rubio escultor de cabellera en
rizos que recoge el alma de sus pueblos ¡en sus bronces ellos saben que
atravesarán el tiempo y el olvido para alcanzar el futuro!
Comos siempre, muy interesante y motivador; solo una observación, la foto de la llamerada es del lado boliviano
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