Revisando notas que hicieron a propósito de
la presentación de “Templos Sagrados de Machupiqchu”
encontré una muy original que copio para los
lectores de “Perú Mundo de Leyendas”:

E.B.
PALMERAS DE LA AMAZONIA
Un
gusano gordo que se albergaba entre las sábanas de seda de una palmera fue
mi primer contacto con ellas. Se lo debo
al amauta Javier Pulgar Vidal quien me invitó a saborear este singular
especimen en su casa de la avenida Javier Prado. Se llama suri o wayt’anpu y
frito es un chicharrón exquisito. Llegué un poco tarde y sólo quedó su grasa
blanquecina que el doctor me ofreció muy
gentilmente en una tostada para que pudiera apreciar su sabor. Me gustó, de
veras. Me quedé con las ganas porque a él se lo enviaban de Huánuco para su
deleite.
A la
fecha he aprendido algo más de las palmeras que lo cobijan y de otras que
regalan sus frutos dulces para la gente en las ciudades de la omagua y la rupa
rupa. Palmeras que tienen además de éstos otros usos interesantes entre las
naciones que viven en su frágil ecosistema, cuidándolo para no depredarlo. Una
sabiduría que no alcanza a los gobiernos que creen que pueden hacer tabla rasa
de esta hermosa región que posee una biodiversidad impresionante y cuyo manejo
es muy delicado.
Betty
Millán, Directora del Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional
de San Marcos, magíster en botánica tropical y doctora en ciencias biológicas,
señala que la apetitosa larva se arropa en el capullo que teje en el tronco
de tres palmeras diferentes, el aguaje, el
ungurawi o la shapaja. Su madre, un coleóptero de la selva, deposita sus huevos
en las fisuras que encuentra. Los seres humanos u otras criaturas de la foresta
pueden interrumpir su ciclo cuando lo atrapan.
Ya no será un escarabajo pero sí fuente de proteínas para los afortunados comensales.
Nuestra
investigadora se preparó para la labor que realiza haciendo su maestría con el profesor Francis Kahn en Francia, entrenándose
después en Montpellier, del mismo país, y en el Smithsonian Institute de Estados
Unidos de Norteamérica, para la extracción de ADN, el manejo del herbario del
museo y particularmente la observación de palmeras.
Desde
1989 y con informes anteriores se han contabilizado hasta 1,500 palmeras que despliegan con orgullo sus hojas
ovaladas, alargadas, lanceoladas, con formas irregulares o crestas que se abren
como abanicos. En Loreto, Huánuco, San Martín, Madre de Dios y Amazonas, existen
muchas que son nuevas para la ciencia.
Teniendo
en cuenta la condición fértil de la tierra en Lima Betty Millán espera
aclimatar algunas variedades en el vivero del museo. Para un primer intento tiene
la Astrocaryum o huicungo que puede crecer hasta cuatro o cinco metros, de
hojas con agujeros que parecen caladas; la Chamaedorea fragans, sangapilla o
shicashica, cuyas flores de color blanco crema desprenden un olor parecido al
durazno y la Ceroxylon quindiuence que puede estirarse hasta llegar a veinte
metros. En su momento, cuando se multipliquen, pueden brindar un vistoso
aspecto ornamental así como perfumar con su aroma las vías de la ciudad.
Siendo
tan alto su número podrían exhibir en vitrina las dotes generosas de la
naturaleza en flores de variados colores, caprichosas espigas o racimos, frutos
comestibles muy agradables y de alto
valor nutritivo y finalmente su aptitud para la industria de la construcción.
Desde
el 2009, según dice, el Perú participa en un programa sobre palmeras con Francia, Alemania, España, Dinamarca,
Inglaterra, Colombia, Ecuador y Bolivia. El trabajo de campo se realiza en expediciones
por vía fluvial y carrozable. Los riesgos no se miden cuando se trata de una
gran tarea. Una víbora en la trocha, un margay o pequeño gato montés que pasa
por ahí, la picadura constante de nubes de mosquitos, se afrontan.
Los
jugosos frutos de varias palmeras como el aguaje, el pijuayo y el ungurawi son
aprovechados para elaborar refrescos y helados. en ciudades como Iquitos y
Pucallpa, además de pueblos circundantes,
la Euterpe Catinga es una vieja conocida en los campamentos turísticos con el
nombre de chonta.
Sus
frutos son alimento y sirven también para aplicaciones medicinales, su aceite para
fabricar cosméticos y su corteza para confeccionar artesanías. La Chamaedorea pauciflora
curiosamente tiene propiedades como desodorante. En cuanto al
aspecto de la construcción estaría la Socratea exorrhyza para pisos y la
Phytelephas tenuicaulis para el techado de las casas.
Las
palmeras forman parte de un universo que se mueve en la espesura, mariposas,
arañas, murciélagos frugívoros, monos, ardillas, picaflores y otros. La gente
de la inmensa región de los árboles y los ríos sabe cómo manejarlas para no
afectar su existencia. Para cosechar sus frutos se deslizan ágilmente por sus
troncos y no necesitan cortarlos como hacen los que llegan de otras partes,
simplemente los doblan.
En
los últimos 25 años se han hecho encuestas entre los amawaka del río
Bocapariamanu, Madre de Dios; los nawas del río Serjali, Ucayali; los shipibo conibo,
del río Ucayali; los ashaninka de San Pedro de Pichanaz, Junín; los aguaruna
del río Marañó n, Amazonas; los wanbisa del río Santiago, Loreto; y, los cocama-cocamilla
del río Pacaya Samiria, Loreto; con resultados sorprendentes.
Según
explica Betty Millán el enfoque de los trabajos taxonómico o ecológico proveen
informaciones etnobotánicas y también de botánica económica, con una posible
implicancia dentro de un marco de desarrollo sostenible. El manejo organizado
de las poblaciones naturales, el desarrollo de sistemas agroforestales o la recuperación de suelos degradados y
espacios deforestados.
En
lo que se refiere a su empleo se anotaron unos 268 diferentes en 16 categorías.
Los más frecuentes fueron construcción (pisos, puertas, muebles, postes),
comestible (frutos, refrescos, helados), artesanal (soguillas para canastas,
etc.) y medicinal (sal vegetal), perfumes y tintes.
La
producción científica fue analizada en varias categorías. Estudios de botánica
económica general, estudios etnográficos y de etnobiología, estudios en
palmeras americanas de interés económico y estudios que tratan exclusivamente
de palmeras peruanas útiles.
Hasta
ahora la agroindustria trabaja con tres palmeras, el cocotero, la palmera
aceitera africana y la palmera datilera,
que monopolizan los circuitos comerciales a nivel mundial. Casi no hay espacio
para las palmeras nativas, muy atrasadas en el proceso de mejoramiento para
convencer a los proveedores de fondos para invertir en la investigación.
Las
investigaciones etnobotánicas deben ser más activas, afirma Betty Millán, para
manejar con mayor eficiencia estos recursos. Las palmeras amazónicas pueden responder a los retos de nuestro tiempo
y asegurar su futuro.
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