domingo, 6 de mayo de 2018


KUKULI Y SUS SUEÑOS DE COLORES
Ilustración de Kukuli Velarde
Lima es una de las provincias increíbles de Perú. Tiene grupos arqueológicos como Caral, con más de 5,000 años, khipus con la adición sugerente de una dama del siglo XVIII  y un soldado de la Guerra del Pacífico, piezas de teatro italiano y francés para llamar a la lluvia, dos santuarios, del Señor de los Milagros en Lima ciudad y de otro Cristo venerado en Huamantanga, una mística Santa Rosa y un lego que está en los altares, San Martín de Porres, cuarenta trajes de diario y danza tradicional, una sopa prehispánica que se sirve con piedras calientes y mucho más. 



A Kukuli le encantó trabajar a un personajito mágico que ‘vive’ en las alturas de la carretera central. El Uchuchullko, tal es su nombre, que es el pequeño guardián de la vida silvestre. Suele  jugar con los niños de la puna y marca a los animalitos recién nacidos el día del Espíritu Santo. La mirada de sus amigos es de una inocencia arrobadora como pueden ver en el dibujo. El cuento a base de la tradición oral se enriquece con sus láminas. ¡Un lujo conmovedor para un personaje fabuloso!

PIRÚA
Una interrogante con profundidad de abismos crece en torno a la palabra Perú. Así se llama nuestro hermoso país sin que haya sido posible descifrar su enigma. ¿Por qué se escondió éste nombre cuando estaba en los alfabetos de las culturas asentadas en sus pisos ecológicos? No era un vocablo cualquiera. Tampoco  provenía del Darién, Caribe o Tierra Firme, es decir Centro América. Habría que ver de qué lugar ignoto pudo ser arrastrado por los conquistadores, como el vocablo ‘cacique’, utilizado para los jefes o dignatarios, cuando teníamos los propios, kuraka, apu, si ek, ala ek, malqo  y otros. Perú, tal como se escribe, debía tener un origen con rango. Era preciso indagar con paciencia de qué árbol lingüístico se desprendió el nombre como una hoja viva, y en qué momento se incorporó a nuestra historia. 
Hasta que me sorprendió apareciendo en mi teclado con un encanto inefable. Perú vendría de Pirúa y la palabra se suaviza, ondula, adquiere un timbre poético. Pirúa, un hombre amado por la naturaleza cuyo nominativo emerge con el arribo de los españoles al norte y es cambiado porque éstos tenían pereza de pronunciar bien ciertas sonidos vocales. La palabra Pirúa se astillaba en sus labios y la corrompieron. Más accesible fue Pirú y así figuró en sus escritos hasta devenir en Perú.

Sucedió en un tiempo sin edad, ñaupa pacha, pasando de padres a hijos y nietos. El viento decía en sus susurros Pirúa. El agua en sus murmullos cantaba Pirúa. Las flores y las enredaderas musitaban Pirúa. Las aves en sus trinos modulaban su nombre Pirúa. El trueno al resonar en las tardes canturreaba  Pirúa. El rayo escribía en el aire Pirúa. El arco iris dibujaba en los arcanos Pirúa.

Resultado de imagen para 8 regiones naturales del peruCuando la gente barbuda, llegada de ultramar, preguntaba quién era el dueño de esta tierra, le respondían Pirúa, Pirúa Paqareq Manko Inka como el fundador de Qosqo. Ese era el nombre que recibió de Illa Teqse, el Hacedor, cuando le encargó cuidar las trojes donde se guardaba la flor de las cosechas: saramama, el maíz de grano como perlas; mama akso, la papa harinosa que humilla al hambre, mama kihura o panoja de kinoa cargada de potencias minerales; los tanpus que eran depósitos donde se almacenaba la ropa mejor tejida; la vajilla más preciada y las armas de guerra. Así estuvo ayudando a sus gentes hasta que su tiempo pasó y  le tocó irse a un planeta azul.

Gracias a su autor, nada es mío, la historia responde a la vieja pregunta sobre el nombre de Perú. Hasta ahora no he hallado otro cronista que la considere.
Quien inventó a Pirúa hizo volar la imaginación en aras de la necesidad de contar con un héroe fundador. El relato es novedoso entre nuestros mitos y leyendas.
La confidencia de los suyos, descendientes de los inkas y khipukamayuq, fluía en forma natural porque se sentía inspirado.  Aprendió con la gente del Ande que el cielo se remecía de alegría al recibir los rayos y los besos de oro de Apu Inti, su hijo bien amado y temido. Un día de estos publicaré toda la mágica historia con nombres, pelos y señales. Ya tengo todo registrado.
Alfonsina Barrionuevo

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