domingo, 11 de marzo de 2018

KUKULI Y SUS SUEÑOS DE COLORES

Kukuli siempre me sorprende con sus obras. En 1991 vi en su estudio a Santa Chingada. El comentario de esta pieza en el catálogo de “Patrimonio”, su exposición en Lima el 2012, es conciso y directo. Dice textualmente: “Santa Chingada es una respuesta personal a la hipocresía social de elevar a la mujer a un pedestal si se sacrifica y somete, cualificando sus bondades en la medida que acepta su sufrimiento. Su iconografía comprende un bozal, un cinturón de castidad, clavos en el pecho y el vientre embarazado.”

Cuán atroz ocultar debajo de la máscara plácida, de ojos claros y tez rosada, un rostro congestionado por el dolor y aparecer como la “sacrificada madre, fiel mujer,  devota, serena, obediente, domesticada, venerada,  bendecida con la maldición de ser una santa.”


Kukuli Velarde
Aquella vez lamenté en mi fuero interno la  situación de las “santas arruinadas” o  “fregadas”, que eso quiere decir el vocablo mexicano. Acaba de pasar el “Día Internacional de la Mujer” y si bien el cinturón de castidad evocaba la obligación de fidelidad en tiempo de las Cruzadas en Tierra Santa, tal parece que si las mujeres hemos conquistado casi todo  no nos libramos de la barbarie.
En 1991 Santa Chingada fue un adelanto de la protesta. Ya se puede denunciar y gritar en público, decir ¡no! al atropello, a la burka física y psicológica que cubre ojos morados y otras heridas que no se cierran. Tengo la suerte de ser una periodista que salió a la calle buscando la noticia y que viajó sin temor por todos los confines del Perú, blindada por el cariño de mi padre y el afecto de los pueblos a los cuales llegaba tratando de canalizar sus inquietudes. Los años pasan pero hay que seguir luchando, aunque ahora sea más difícil porque el enemigo puede estar en la misma casa y se han multiplicado los retos, y  las necesidades se enfilan a más abismos y hay vientos de locura que reinan en todas partes.
No sé por qué el miedo tiene que estar como una sombra tras la mujer.

Busquemos el amor y la sonrisa en las niñas y en los niños. ¡Por favor!



UNA CASONA CON HISTORIA
Hay chispitas de oro en la mañana que invitan a recorrer la Casona de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, en el Parque Universitario, que ahora es su Centro Cultural, donde todos los días hay muchas actividades.
En la fuente, el agua gorjea con su eterna voz de soprano mientras el sol pasa los dedos sobre la dócil melena de los árboles.
El silencio crece ahora como una enredadera. 
Se fueron definitivamente los miles de alumnos que poblaban sus aulas y da la impresión de que podrían reaparecer en cualquier momento los novicios de San Ignacio de Loyola. Es que la casona fue convento jesuita, en un silencio santificado por Dios, antes que funcionara allí la primera Real y Pontificia Universidad de Lima, creada por cédula del rey Carlos V y confirmada por bula de Roma.
¡Vamos caminando!
En los patios la vida se desliza perezosamente, sin prisas. En el descansillo de la escalera que lleva al segundo piso se encuentra el retrato al óleo de fray Tomás de San Martín, fundador de la universidad, y también los nombres de los rectores que la gobernaron sufriendo los altibajos de su época. Las juventudes siempre han sido rebeldes y más de una vez la universidad y más tarde las universidades fueron sus focos de protesta. No olviden que San Marcos ha tenido algo que ver con las luchas de la Independencia. Y no es cuestión de que los viejos ya no pueden entender a los jóvenes, sino que la juventud, hermosa etapa, desborda siempre en efervescencia; mientras que la serenidad y la cordura de los años se van adquiriendo con el tiempo.

Resultado de imagen para casona de san marcosPero, volvamos a San Marcos.   
Es  la Universidad más antigua de América.
En 1551, fray Tomás de San Martín logró que el rey autorizara el funcionamiento de un centro de estudios generales, con la misma organización y las mismas prerrogativas de la Universidad de Salamanca. Sus gestiones, que llegaron a feliz término, obedecieron a la solicitud del Cabildo de Lima interesado en tener una entidad de tanta jerarquía.
En 1574 se le buscó un santo patrono lo que dio lugar a que la opinión pública dividiera sus preferencias entre San Bernardo, San Cipriano, Santo Tomás, San Juan, San Lucas, San Marcos y San Agustín. Se dice que se convocó hasta a tres claustros (votaciones) y a la tercera salió ganador San Marcos, quedando dueño del campo. Su proclamación, con asistencia del virrey y autoridades, se llevó a cabo solemnemente el 22 de diciembre de ese año.
La universidad funcionó primero en el convento de Santo Domingo. Posteriormente bajo el gobierno del Virrey Toledo fue trasladada a San Marcelo. Luego pasó a un local propio en la Plazuela del Santo Oficio. Finalmente fue llevada al noviciado de la Compañía de Jesús, construido en 1606 en un lugar rústico conocido como la Chacarilla, donde había grandes huertos y una capilla dedicada a San Antonio Abad.
Hoy es el Parque Universitario.
El conjunto es abierto, luminoso, con amplios corredores y hermosos patios. La Capilla de Nuestra Señora de Loreto que ha sido salón de grados durante muchísimos años conserva la magnificencia de su bóveda deliciosamente decorada con santos, santas y doctores en teología, pintados pulcramente en paneles de madera. Al centro está, dominando todo el conjunto, la Virgen de Loreto entre ángeles y nubes.
Actualmente funcionan allí tres museos que pertenecen a la primera casa de estudios superiores del Perú. El Museo de Arqueología y Etnología, el Museo de Arte e Historia y el Museo de Reproducciones Históricas. Si quieren conocer sus secretos además de su historia hay visitas guiadas de lunes a sábado. La dirección es Avenida Nicolás de Piérola 1222. Parque Universitaria.

Alfonsina Barrionuevo



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