S.O.S. A LA NATURALEZA
Estamos
en un momento grave en que el barro estruja y ahoga el corazón en nuestro
propio pecho. Tenemos un río de barro amenazando correr por nuestras venas.
Escucho los gritos de las mujeres en el barro. El llanto de los niños con el
barro como una garra apelmazada sobre sus carnes. A los hombres intentando
resistir el abrazo hosco del barro.
Como somos Perú estamos en esa trinchera barrosa que en estos días nos invade.
No quiero pensar si merecemos estas llokllas que se han desatado con furia.
Este dolor que se niega en añadir su lágrima de espanto al barro. Todos sabemos
que las heridas de barro que se han abierto han sido provocadas por el silencio
nuestro. Lo sabíamos y nadie puede negar que arremetimos contra la naturaleza
hasta que ella se rebeló de esta manea desesperante que tarda en terminarse.
Estoy
pensando en una persona que pronosticó, no el barro que nos hace temblar, sino
algo peor como es la muerte. Recuerdo haber entrevistado, en las últimas
décadas del siglo pasado, al insigne sociólogo brasileño Josué de Castro. Le
pregunté si la explosión demográfica daría alas al hambre, uno de los crueles jinetes
de la Apocalipsis. El, sombrío, me contestó. “No se preocupe por el hambre. Antes
la gente se morirá de sed.”
A nivel
mundial nosotros, necios, estamos destruyendo nuestro hermoso hogar, el planeta
Tierra. El cambio climático que se ha ido acentuando desde 1925 cuando los
periódicos del mundo publicaban sobre desastres como el fenómeno del Niño, seguimos provocando a la Naturaleza en todos
los niveles, desde los domésticos hasta los industrializados. La carrera es
loca porque los que debíamos hablar, llenar las plazas en mitines, somos la
mayoría, nosotros; y los que tienen la acción son una minoría que ya no se preocupa
por el planeta debido a que creen que podrán irse con sus caudales a otro.
En
el Perú porque la inercia es nuestra enemiga común. Los sometimientos crean a
los que gritaron para adentro, lo cual es tan inútil, como enmudecer ante la
opresión y el abuso.
A
esta hora en que miles de familias se han quedado no sólo sin techo, sino sin
nada para vivir sólo quisiera ir a las cumbres para llamarle a la Naturaleza y
pedirle seguramente con Dios que me compaña, que espere, que se detenga un
poco. Quisiera ir pero no puedo prometerle lo que no vamos a hacer. Esta es una
encrucijada. ¿Qué podría decirle yo, solo una voz, abrumada por la tremenda
pena que encarna a quienes están sufriendo más el despojo, el frío, el
hambre, la sed.
Si
yo pudiera hablar con ella le prometería porque estoy en Lima que reforestaría
las laderas de los cerros por donde discurre el río Rímac para contener otras
descargas, para que los aluviones no encuentren viviendas incautas sino
frescura de árboledas, cantos de pájaros, trinchera vegetal que ayude a
respirar. Le ofrecería encausar el río Mamaqmayu (alias Rimaq), limpiarlo,
evitar los desfogues mineros y otros, acabar con las aguas negras contaminantes
y que vuelva a hacerse amigo. Le insistiría en hacer que haya más vida en la
Carretera Central para que no esté en emergencia. Sería recomenzar con lo que se
debe hacer en el resto del país que
sufre la misma pesadilla. No nos hemos preocupado por ella que nos brinda
dulzuras que agotamos, quemamos y pisoteamos. Que vuelvan a ser los ríos de
Lambayeque a Ica el albergue claro de criaturas dulces como los camarones de heroicas
pinzas que nadan de ida y vuelta hasta las lagunas de los deshielos. Es bueno
saber por Salvador del Solar que los grupos arqueológicos no se han dañado.
Será porque en los viejos señoríos se sabía que era más seguro construir en las
alturas. Somos millones de peruanos que no queremos que el barro mande de esa
manera en los latidos, lo queremos siempre como barro fecundo, barro fértil
para sembrar semillas de vida.
Queremos siempre anochecer y amanecer con esperanza,
ya lo dirá en runa simi inspirado Carmen Escalante Gutiérrez, quien sustentó el
jueves dieciséis de marzo su tesis doctoral en qechwa en la Universidad Pablo de Olavide de
Sevilla. Cómo se mantienen los valores de Qosqo, cómo se lucha para
defenderlos, cómo se tiene que triunfar en España, porque el idioma de las
sustentaciones de tesis tienen que ser en el Perú, en español.
Alfonsina Barrionuevo
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