domingo, 12 de marzo de 2017

EL PICHINKUCHA SILVA 
Una voz y una guitarra

En los Andes el canto del pichinko o gorrión llega al corazón y lo deshace en dulzuras. Será por comparación con la belleza de sus trinos que Manuel Silva, de Qaraypanpa, Aymaraes, Apurímac, fue bautizado a corta edad como “pichinkucha.” Desde pequeño su voz arrancaba como una invitación a la vida en la cocina donde crepitaban los leños, a la orilla de los hornos donde el pan se bañaba en su música, al lado de los waqrap’ukus sonoros o cornetas de cuerno.

La imagen puede contener: una persona, tocando un instrumento musical y guitarra
Así fue creciendo el “pichinkucha Silva” que, en las fiestas octubrinas de Mamacha Rosario, prendía manojos de notas en sus manos de paloma. Hasta que un día se vino a Lima con su guitarra en los brazos y todos los cantos de amor recogidos de los caminos en su alma. Al verlo el público se deshace en aplausos porque escuchándole evoca con nostalgia a su pueblo, regresando a sus raíces. Esperamos que el gorrión que lleva en su garganta nunca deje de cantar ni se suelte de las cuerdas de su guitarra.
                                                            


LINDAS PLAYAS EN HUACHO


A pocos les importa que la tempertura al elevarse esté matando ranas si pueden tostarse como un camarón. Cada fin de semana los veraneantes vuelan a las playas del Sur. El mar rompe sus olas y los recibe con un abrazo fresco. La arena puede quemar lo que quiera porque allí les aguardan las generosas aguas de nuestro océano.
Peronalmente me encantaría desviar la mitad de ese río humano hacia las playas del Norte Chico. Hay ciudades esperando a los visitantes con el regalo de un merecido descanso adormilados al borde del mar. Huacho es un buen destino a ciento cincuenta kilómetros de Lima, con hoteles y restaurantes acogedores.

La idea es salir el sábado en la tarde, tomar un alojamiento al llegar, darse un buen duchazo y gozar desde el parque el espectáculo del sol incendiando el horizonte. La plaza con una amplia rotonda, la catedral dedicada a San Bartolomé que sufrió martirio en el siglo I, la fachada que es el último vestigio de la casona de Sebastián Salinas Cosío, las casas de estilo alemán de Abel Mato y la afrancesada de Pitaluga. En el camino es una anécdota del pasado la Estación del tren que iba y volvía de Lima. Su jirón principal de luces de colores ofrece una última mirada al bulevar con sus enormes farolas que le dan un toque de distinción. 

Resultado de imagen para CALLE PRINCIPAL DE HUACHO PERUEn la mañana del domingo, después de un sabroso desayuno huachano con las famosas salchichas que gozan un renombre de siglos, chicharrones, tamales y camote frito, una caminata al puerto y luego encaminarse a la playa donde las sombrillas comienzan a abrirse como hongos. Para almorzar hay muy buenos sitios donde se lucen los platos marinos, las yucas harinosas y otros potajes que son orgullo de su cocina. A media tarde es hora de regresar relajados y felices de haber encontrado nuevos atractivos,  con el deseo de volver. 

Si se quiere sólo arena y mar están las playas Herradura y Paraíso; para los tablistas armarse de adrenalina con las gigantescas olas de la Centinela. Para jugar con el Pacífico y dorarse están Hornillos, Colorado, Tilca, Cerco Verde, Cocoy y Tartacay, entre otros lugares lindos como La Ventana, Quitacalzón y Lampay.
Para los amantes de la naturaleza hay una especie de zoológico en medio mar. Huacho tiene islas con lobos y aves marinas. Se recomienda proveerse de sombreros o viseras hechos con telas de algas que protegen de los rayos UVA. Los tours incluyen cuando se les pide una lonchera especial con sandwichs y gaseosas o agua para no deshidratarse.

Si hay tiempo algo más. Un paseíllo a Huaura, donde está enclavado en media placita un campanario histórico. Entre sus bronces el mayor es la "campana de la libertad" y las otras son de las iglesias de San Andrés y Santa María. La casona del duque de San Carlos, Fermín Francisco de Carbajal Vargas y Alarcón, donde se guardaban las barras de plata que llegaban de Pasco cuando fue sede de la aduana marítima, es muy mirada por el balconcito desde el cual el general José de San Martín declaró la independencia. El edificio virreinal que ahora es museo de sitio se construyó entre 1710 y 1730. Los macizos de flores que dan alegría al patio de entrada son sugestivos. Invitan a atreverse a subir por la escalerilla al segundo piso y pasando la habitación entrar al balcón. El patio interior con ancho pasadizo conserva su añejo techo de madera y las ventanas de rejas torneadas. En las antiguas habitaciones del duque se exhiben cuadros y reliquias de épocas gloriosas.

¡Vamos para el Norte Chico!

Alfonsina Barrionuevo

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