domingo, 13 de diciembre de 2020

 

EN LA MIRA DE OXAPANPA

La gota de miel soñó que le nacían alas y se iba volando. El sol la vio y logró evaporarla en el aire probando su dulzura con deleite.

La miel toma el alcance. Su fragancia  es divina, desde el cielo el astro hace un gesto afirmativo porque siente que es una ambrosía  de exportación. Un endulzante natural que alimenta y es producto de la química entre las abejas y las flores de ´la pampa de paja.´En 1881 austroalemanes: tiroleses, renanos y bávaros, vencieron dos océanos en busca de una nueva tierra. En 1853 el Presidente Ramón Castilla la ofreció al Barón Damián Feibern Schutzholzhousen, firmando un contrato que no se concretó para que se instalaran 13,000 colonos alemanes a la zona del Bajo Amazonas.

Un gran grupo de inmigrantes europeos se estableció en el Pozuzo después de una increíble odisea. Nadie ya los esperaba. Las penurias que pasaron para llegar al lugar fueron sin cuento porque no les dieron facilidades para trasladarse y colonizar una comarca en la rupa rupa.

Allá fueron con sus valses vieneses y sus mazurcas. Al principio la actividad principal fueron los aserraderos. Los patriarcas vegetales cayeron unos tras otros. Ahora, sus descendientes, hablan de reforestar los cerros erosionados con pinos, lo que es muy bueno. 

Sus extensas hectáreas están registradas en papeles muy antiguos que guardan como certificado de un sueño. Para ellos fue sorprendente encontrar otra geografía, otra ecología, otro clima, distintos a las que habían dejado. Sin carretera que los uniera al resto del país los pioneros que llegaron al Pozuzo fundaron un pueblo añorando los que dejaron en el Viejo Mundo. Una parte de sus descendientes  fueron blancos, rubios, de ojos azules que aprendieron a hablar el español como segunda lengua. Los hombres mantuvieron un larguísimo tiempo sus trajes de corte antiguo, pantalones con tirantes y boina; las mujeres, sus blancos pañuelos en la cabeza, blusas con encajes hechos a mano, anchas faldas con enaguas, y delantales.

En 1890 el Barón Ernesto von Mullenbruck convenció a pobladores del Pozuzo para extenderse  a tierras oxapanpinas en Pasco, más accesibles a otros pueblos. 

Juliana de la Rosa Rubio, nacida en Villa Rica, uno de los distritos de Oxapampa,  ya de la cuarta generación, disfruta sus primicias y trabaja con su esposo, mientras cría a su primer hijo. Ellos no quieren vender sólo en el Perú sino también exportar. Su intención es poner sus productos algún día en el mercado de sus tatarabuelos de Austria y Alemania, para restablecer  sus vínculos, así como otros países.

Su empresa, asentada entre Chaupimonte y Las Perlas se nutre en una tierra pródiga. Un paraíso de varias hectáreas con árboles muy altos que soportan la coquetería de las orquídeas, -especialmente el zapatito de reina y el boca de león, que cuelgan de cualquier rama-, manantiales que alborotan a una avifauna abundante con agua transparente además de cantora, campos sembrados de café, cultivos de  llakhun o yacón como lo pronuncian y lo escriben en la chala. donde la “ll” es una letra que se les muere en la punta de la lengua.

Al natural la raíz del llakhun es jugosa, transparente, con un sabor grato que no atosiga. Ellos, como otras familias oxapanpinas  lo convierten en una mermelada deliciosa, ligeramente ácida que es su mayor atractivo, y que también tiene marca de exportación. Lo mismo sucede con el té filtrante, las cápsulas de llakhun y el jarabe concentrado que es muy bueno siendo mejor que los edulcorantes artificiales. Después de los largos años de reclusión, un siglo y pico, quieren dejarse sentir y conocer además el país que los antiguos colonos adoptaron y que hoy es suyo, aunque sea comenzando por Lima que es la más cosmopolita de sus provincias.

En el camino a Oxapanpa es frecuente encontrar al gallito de las rocas, que es su ave emblemática, de cresta roja muy colorida y plumaje oscuro, mientras en Pozuzo los papagayos lucen ufanos colores brillantes. Al fondo eleva sus picos la Cordillera Negra y una frondosa vegetación donde suele albergarse el otorongo o jaguar, entre otros animales. 

Los atractivos son ecológicos. Lagunas artificiales, recreos donde se siente la magia de la rupa rupa, cataratas que parecen velos de novia, paseos en caballos de paso, gallos de pelea, e ingenios de caña con trapiches a impulso hidraúlico.

A  la hora de comer pueden ofrecer a sus huéspedes platos exóticos con carne  de monte frita y apanada. Los hombres suelen cazar con perros gallinetas y un roedor gigante, el  paka, que  pesa unos 12 kilos y es buen nadador. Entre los dedos tiene unas membranas como las palmípedas, También sirven el típico strudel, el caldo de pelotas de carnes con arroz y harina de yuka, y la pachamanka donde se dora el pollo en cilindros con piedras calientes al vapor.

En sus huertos crecen generosamente  pakaes, paltas, higos, lúkumas,  mangos, plátanos, piñas, kamu kamu, aguaymanto y naranjilla o kito kito, un citrico con vitaminas.  Por allí los panales de abejas suman cientos. Sus  licores son muy buenos, elaborados con frutas. Como recuerdo vale la pena traerse unos quesos de su planta lechera.   

Juliana sonríe cuando afirma que la iglesia de Oxapampa tiene el diablo adentro. Lo dice por  una madera que se llama diablo fuerte de color marrón rojizo. Las fiestas principales se celebran en Semana Santa, el 30 de agosto que es el día de Santa Rosa de Lima, su patrona, y el aniversario de la fundación de Oxapampa. En esos días tienen lugar las peleas de gallos, en que lanzan al ruedo a los mejores ejemplares de sus 400 cordeles.

¡Nuevos atractivos en el Perú profundo!

Alfonsina Barrionuevo

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