domingo, 22 de noviembre de 2020

 

MEMORIAS DEL TRUENO

En el mundo andino tenemos a K’aqya, ‘el del labio partido’ porque su grito es sibilante, Illapa o Chuki illa, que son lo mismo en el Qosqo, es decir el trueno, el rayo y el relámpago, se aprecia como ´el resplandor del sol´. En otras partes se llama Libiak y Katekill. Su rango es grande, porque son fenómenos naturales que sobresaltan por el ruido y sus reflejos en el horizonte en días oscuros, cuando las nubes parecen preñadas de hollín.

Brian Bauer encuentra que existieron hasta dos templos del trueno en el Qosqo imperial. Si examinamos los que se mencionan más abajo pueden ser hasta cuatro. El anunciador de la lluvia era tan importante que estuvo en el Qorikancha. Debe ser porque a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar su estruendo se presenta con frecuencia en tiempo de lluvias. Su sonido estremecedor, sus resplandores y las brillantes desgarraduras de los rayos siempre cautivaron la atención de los habitantes que viven en lugares muy altos.

Inti illapa quiere decir ‘el trueno del sol’, el cual estaba puesto en unas ricas andas de oro. Pachakuti Inka Yupanki manifestaba que era su Guauque, es hermano y lo tenía en su casa o palacio de Tococache, donde queda el barrio de San Blas ‘y hacíanle gran veneración… en la misma casa o templo… (donde) estuvo el cuerpo del dicho Inca Yupanqui…’

Aasaypata habría sido otro templo del trueno por lo que escribe Polo de Ondegardo. La tercera waka del octavo seqe del Chinchaysuyu ‘era una fuente llamada Aasaypata, que estaba junto a donde es ahora la casa de Cabildo, en la cual decían los sacerdotes de Chuncuilla ´que se bañaba el Trueno… y fingían otros mil disparates´ (Allí hay una modificación de Cobo que le pone Aacaypata, pensando seguramente en la plaza. Aasaypata habría estado en una residencia imperial, pues el licenciado, dos veces corregidor de Qosqo, indica en párrafo aparte que la quinta waka ‘…era un buhio llamado Coracora (herbazal, dice Jorge A. Lira)…en que dormía a vecex Inca-Yupanqui que ahora están las casas del Cabildo……´

En la gran plaza principal, Hauqaypata, estaba Q’asana, la residencia de Wayna Qhapaq, tan grande, que tenía un manantial en el cual también se bañaba el trueno. Polo de Ondegardo lo reseña. ‘La quinta guaca del sexto seqe del Chinchaysuyu ‘era el palacio de Guayna Capac llamado Cajana, dentro del cual había una laguna nombrada Ticcicocha, que era adoratorio principal…’

‘Alcancé mucha parte de las paredes, que eran de cantería ricamente labrada…, que mostravan haver sido aposentos reales y un hermosísimo galpón, que en tiempo de los Incas, en días lluviosos, servía de plaç(z)a para sus fiestas y bailes…’’’dice el Inka Garcilaso. ‘Era tan grande que muy holgadamente pudieran sesenta de a cavallo jugar cañas dentro en él.’

Doña Marcelina Loayza decía que, ‘en una comunidad del Valle Sagrado, donde hay un manantial, la gente aseguraba que se bañaba el trueno.´ Sucedía cuando, después de retumbar en el cielo, caía el rayo junto a sus aguas y las iluminaba.  Es la mentalidad andina, plena de poesía.

En las alturas se puede ver diferentes fenómenos naturales en un espacio extendido entre cerros y abras. La perspectiva es magnífica. En un extremo, lloviendo. Un poco más allá sol, abriendo su linterna. Siguiendo en el mismo sentido truenos y rayos. Al centro, viento fuerte y, más allá, cielo nublado. Este triple o cuádruple espectáculo no se puede ver en las grandes ciudades que están a menor altura y con el espacio tugurizado.

Continuando con el trueno. A mediados de junio de 2011, Rina Vargas Uscamayta, guía oficial de turismo, visitó a mi pedido Huch’uy Qosqo, en las alturas de Calca. Al conversar con Mauricio Quispe Inquiltupa, de la comunidad que cultiva las áreas circundantes, le manifestó que el verdadero nombre del grupo arqueológico es K’aqyakawana Ayllu, ‘el mirador del trueno”. Víctor Angles, en su libro ‘Historia del Cusco Inca’, cita el mismo nombre cuando se refiere a Huch’uy Qosqo. Así debe ser.

Cuando Betanzos alude al peñol adonde se retiró el Inka Wiraqocha con su hijo Urko lo llama exactamente: ‘Caquea Xaqui xaguana’ como creyó escuchar y, si bien su qechwa no era excelente, le sirvió para comunicarse.

El nombre se debe a que, en tiempo de lluvias, se contempla desde allí una cantidad de truenos y rayos que revientan al frente, en la otra banda del río.

Sabiendo que el rayo rompe rocas al caer se puede conjeturar que el templo del trueno de Machupiqchu, una gran piedra o wanka, fue partida en dos por un rayo. Se puede ver en un pasadizo en el mismo espacio donde está el del cóndor.

Al abrirse la roca quedaron dos puntas majestuosas hacia arriba, como un grito y el trueno, según el habla popular, es k’aqya, porque tiene el labio partido. Los arquitectos inkas las aseguraron con cercos de piedra pulida, para que no se deteriorasen o destruyeran, con el tiempo.

Alfonsina Barrionuevo

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